Una investigadora profeta en su tierra

Con ADN sevillano: Estefanía García Guerrero

Estefanía García Guerrero es responsable del innovador programa de terapias CAR-T académico contra el cáncer en el Virgen del Rocío y Medalla de la Ciudad de Sevilla

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Con ADN sevillano: Estefanía García Guerrero / José Ángel García

El talento sevillano dedicado a la investigación frente al cáncer puede verse representado en una joven investigadora, natural de Camas, que, a sus 36 años, se ha alzado con una, tan notoria como merecedora, Medalla de la Ciudad de la Sevilla por su contribución a la ciencia.

Cuando Estafanía García Guerrero nos recibe en los laboratorios del Hospital Virgen del Rocío, donde tantas horas dedica a avanzar en el revolucionario tratamiento contra linfomas y otros tipos de cáncer, las terapias CAR-T, aún está asimilándolo. “Es un honor. Que te reconozcan tu trabajo y que desde la administración local pongan el foco en la ciencia y en la investigación es muy importante”, valora. "Como sevillana recibir la medalla de tu ciudad es algo que no se puede describir con palabras", añade.

Se mueve ágil por estas instalaciones, en un edificio anexo al Hospital General, y a escasos metros de su “otra segunda casa”, el Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBiS) donde lidera un grupo de investigación que prueba nuevas terapias contra el cáncer en el departamento de terapia celular y nuevas dianas terapéuticas en onco-hematología.

Y es que, es entre probetas y tubos de ensayo donde esta biotecnóloga pasa la mayor parte de su tiempo. No es en vano. Pese a su juventud, el empeño de su trabajo, casi sin descanso, está logrando salvar vidas. Un sueño hecho realidad para esta investigadora que lo ha apostado todo a su vida profesional. “He llegado a priorizar mi trabajo por encima de todo, pero sé que está mereciendo la pena porque el mayor logro de un científico es poder curar a alguien. Empezar en el laboratorio y acabar en la clínica directamente en los pacientes”, explica.

Unos pacientes a los que dedició ayudar en la sombra por “miedo” a su “exceso de empatía” con ellos. “Por eso me decidí a ayudar desde el laboratorio”, explica. Aún así, cuenta que ha llorado. “Muchísimo”, recalca. Y que algún caso le ha hecho replantearse seguir investigando. “Tuve un bajón porque hubo un paciente con el que no nos dio tempo ni de empezar. Me hizo rerplantearmelo todo”, relata.

Todo empezó en 2014, cuando acababa de terminar el máster de Investigación Biomédica del IBiS y acudió a un Congreso en EEUU junto a su jefe, el responsable de la Unidad de Hematología del Hospital Virgen del Rocío, el doctor José Antonio Pérez Simón.

Allí presentaron a la primera paciente que había sido tratada con la terapia CAR-T. Era una niña con leucemia llamada Emily Whitehead, que no respondía a ningún tratamiento convencional y la presentaban libre de enfermedad. Sus padres se negaron a asumir ese pronóstico y decidieron ponerse en contacto con la Universidad de Pensilvania donde se había testado la terapia CAR-T en ratones, pero nunca en humanos pediátricos, y decidieron meterla en ese ensayo clínico.

“Cuando mostraron el caso de esa niña sana, miré a mi jefe y le dije: “Yo quiero trabajar en esto”, afirma emocionada. Lo logró. Se fue a Alemania, donde estaban empezando a montar el proyecto. Empezó allí la tesis doctoral y aprendió aplicar esta nueva terapia y a diseñar nuevas versiones y, lo mejor de todo, traerlo a Sevilla.

Ahora, Estefanía es la responsable del programa de terapias CAR-T académico en el Hospital Virgen del Rocío, en el servicio de Hematología, y en el IBiS. Estas terapias a las que la joven sevillana se dedica "en cuerpo y alma", consisten en extraer la sangre del propio paciente, mejorarla y enseñarle a reconocer y a destruir las células tumorales.

En este servicio, Estefania lidera el proyecto de CAR-T académicas porque surge de la investigación en los laboratorios en un sistema de salud público. Es decir, sin necesidad de financiación millonaria. El primer paciente se trató en febrero del año pasado y ya se han convertido en centro de referencia en este tipo de terapias. Junto al Hospital de Sant Pau de Barcelona participan en un ensayo clínico para pacientes que no tienen otra alternativa en el tratamiento del linfoma.

Pero el equipo que lidera esta sevillana no tiene límites y, recientemente, la Agencia Española del Medicamento les ha aprobado ensayar con un nuevo tipo de terapia CAR-T aplicado al mieloma múltiple, un tipo de cáncer de la médula ósea. "Somos un hospital publico que tiene aprobado actualmente dos tipos de terapias CAR-T académica", se enorgullece y apunta: "No nos vamos a auedar ahí. En el IBiS ya estamos trabajando para nuevas versiones frente al lupus o el Parkinson. Esto no ha hecho más que empezar", añade convencida.

El camino no ha sido fácil. Estefanía es hija de camareros y todo lo que ha conseguido lo ha logrado gracias a mucho esfuerzo. Laboral, pero también personal. “He visto a mis padres desde siempre trabajar todo el día. He sido becaria. Cuando empecé la carrera de Biotecnología en la Universidad Pablo de Olavide, en mi casa no podrían sufragarme los gastos. Sin becas no habría podido estudiar. Pero también he tenido que trabajar. Lo hacía en verano para luego pagar mis gastos durante el curso”, relata.

Todo ha merecido la pena. "Fui la primera en mi familia en estudiar una carrera universitaria. Mi madre aún me mira y me dice que no sabe cómo, sin haber estudiado nada, ha podido tener una hija como yo. Pero lo cierto es que es por ellos que soy lo que soy. Vi en ellos cómo hay que trabajar para conseguir metas y las responsabilidades que hay que asumir", manifiesta.

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