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El estanque de Mercurio del Real Alcázar recuperará su funcionalidad con la restauración

La Comisión de Patrimonio ya estudia el proyecto de rehabilitación del popular espacio, cuyo coste es de 200.000 euros

El estanque de Mercurio del Real Alcázar recuperará su funcionalidad con la restauración. / Belén Vargas

Solventar los problemas físicos de conservación y recuperar el funcionamiento original. El Real Alcázar ha remitido a la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico el proyecto para la rehabilitación de uno de los espacios más singulares, apreciados y fotografiados del palacio: el Estanque de Mercurio. Situado junto a la Galería del Grutesco, la interesante propuesta de intervención contempla devolver la funcionalidad a la fuente mediante los chorrillos perimetrales desde los surtidores de los pilares de la balaustrada. Además, se repararán todos los problemas de conservación más acuciantes de sus diferentes elementos. Una vez Patrimonio emita el visto bueno, se podrán licitar estos trabajos que cuentan con un presupuesto de 200.000 euros.

El juego de agua en esta fuente del siglo XVI, que ha sido escenario de algunas escenas de la serie Juego de Tronos, era mucho más complejo y sofisticado de lo que se muestra en la actualidad. Así lo refiere el historiador Alfonso Pleguezuelo en la memoria del proyecto. El surtidor central, realizado por el escultor Diego Pesquera y el fundidor Bartolomé Morel (1576), autores también de la balaustrada, incluía otras esculturas de mármol que también funcionaban como surtidores y que se perdieron en un momento desconocido. Sin embargo, sí se han conservado los chorros perimetrales, cuya recuperación se considera como esencial en el proyecto.

“Reincorporar el funcionamiento de los surtidores perimetrales plantea una problemática compleja, porque a día de hoy, no conocemos por donde circulaba su circuito de distribución, si está eliminado, o simplemente inutilizado”, expone el proyecto. Para conocerlo se plantean un serie de actuaciones previas, como el desmontaje de los pilares de mármol y el levantamiento del suelo perimetral.

Que el estanque recupere su concepción original no significa que sea devuelto a su primigenio estado, algo que las condiciones ambientales a lo largo de la historia hace imposible. “No se va a recuperar el esplendor de la imagen de un estanque con sus elementos escultóricos y decorativos dorados”.

La escultura que preside el estanque. / Belén Vargas

La imagen actual de la fuente presenta un contraste entre los barandales oscuros, con el color del hierro, y los pilares blancos de mármol. En el centro, el grupo escultórico cuenta con toda la gama de colores de las pátinas del bronce: desde el color oscuro hasta el verde blanquecino, pasando por el esmeralda. “El color que se va a plantear recuperar para el hierro es un verde cuya tonalidad es acorde con estas pátinas del bronce; pero esta coincidencia no es intencionada porque todo el bronce estaba dorado. Vamos a tener, por un lado, que a resultas de los tratamientos de conservación del bronce, se va a producir el oscurecimiento visual generalizado del conjunto escultórico, a causa de la aplicación de los materiales de protección esencialmente; por otro, que las balaustradas –que erróneamente concebíamos oscuras– destacarán por su frescura”.

El conjunto de las balaustradas presenta ciertos problemas de asentamientos, algunos verdaderamente críticos, que requieren del desmontaje y ajuste de los distintos elementos. “El desmontaje se plantea así obedeciendo a un doble requerimiento, el de la recuperación del sistema hidráulico y el de la corrección de los desajustes. También se plantea necesario el desmontaje de las piezas componentes del surtidor central para acometer los trabajos de conservación en el interior de la taza y la limpieza que requiere la recuperación de la función de los caños obstruidos”.

Estado de las esculturas perimetrales y de las balaustradas. / Belén Vargas

Entre las causas que inciden en el deterioro del estanque de Mercurio se encuentran el propio aire, la lluvia, la humedad ambiental y los cambios estacionales. A ellos hay que añadir la contaminación atmosférica y la lluvia ácida. En el caso de la piedra estos factores producen meteorización, lavado, erosión y, en último lugar, la disolución del material. Los elementos metálicos tienden, por su parte, a degradarse mediante procesos de oxidación, corrosión y mineralización. Entre los factores medioambientales se encuentra también la importante incidencia de las deyecciones de la avifauna con su aporte de ácidos añadido a los procesos químicos desencadenados en primer lugar por la presencia de agua.

La balaustrada que protege el estanque. / Belén Vargas

Además, existen otros factores de degradación que son los intrínsecos a la propia naturaleza del conjunto. Son los derivados de las propias funciones como fuente y estanque, como gran contenedor y distribuidor de agua, con la incidencia añadida de los aportes biológicos y bacterianos de una gran colonia de peces. Las intervenciones del hombre y la exposición al público también han contribuido de manera importante a la degradación de este conjunto del Real Alcázar

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