Así estafaron 2.500 euros por WhatsApp a un sevillano: “Sabían la dirección de mi hija”
ESTAFAS
"Hola, Papá, este es mi número temporal. Mi teléfono está roto" es el SMS que desencadena el timo
Fue clave que los delincuentes supieran el domicilio de la hija para vencer las reticencias de la víctima
Más de 35 estafas por móvil se denuncian cada día en Sevilla
Diez consejos de la Policía Nacional para evitar estafas por internet
Un jueves cualquiera, un sevillano recibe un mensaje de texto en el que alguien, haciéndose pasar por su hija, le pide que le escriba por WhatsApp a un número provisional justificando que su móvil se ha roto y afirmando que no le funcionan las llamadas. Son las 14:30 horas y el padre, sin saberlo y bajo la presión de pensar que a su única hija le ha podido pasar algo, cae en la trampa y decide escribir al teléfono que le han facilitado.
El ciudadano no está familiarizado con un tipo de fraude cada vez más común. Además, en ese momento se encuentra de camino a una cita médica y apenas tiene tiempo para reaccionar. Mucho menos puede imaginar que está siendo víctima de un delito en el que los cibercriminales actúan con una rapidez pasmosa. Tanto en desarrollar el propio engaño, como en la desaparición posterior sin dejar rastro.
Con un simple "Hola", acompañado del emoticono de una mano saludando, comienza a producirse la trama. Los estafadores preguntan al ciudadano si está ocupado y también si pueden ayudarle con "algo". Llama la atención que la mayoría de las frases están aderezadas con iconos para que el lenguaje parezca más coloquial. Todo apunta a que los timadores, que antes se centraban principalmente en las madres y ahora se han vuelto mas inclusivos, no tardarán en hacer uso de los populares stickers.
El padre le pregunta qué necesita y, en este punto, comienza el timo de verdad. A contrarreloj. Sin dejar mucho tiempo para que la víctima reaccione. La supuesta hija le dice que tiene que adquirir un ordenador Samsung por valor de 2.500 euros. Insiste en que el precio es tan elevado, porque está comprando el aparato de urgencias y desde la firma le piden dos desembolsos, ante tal celeridad, "antes de mañana". "¿Puedo enviarte los detalles de pago para que puedas pagar por mí?", pregunta la hija.
Es cierto que el padre insiste en realizar este desembolso juntos, de forma presencial, pero la joven le dice que no puede ir y que "el pago debe hacerse antes de las 15:00 horas". Y otro emoticono de una cara con una gotita de sudor en la frente.
El sevillano duda. Le pregunta dónde está. La supuesta hija le dice que está "de camino a la tienda" para arreglar su teléfono. En este punto se produce la inflexión que verdaderamente desestabiliza al padre. La víctima ordena: "Dime tu dirección". Los ciberdelincuentes la saben. Le dan la calle y el número en el que vive su hija.
Todos estos cruces de preguntas y respuestas pasan tan rápido que al ciudadano no le da tiempo a reaccionar y realiza la transferencia al número de cuenta que le facilitan. Con cierto recelo, pero claro, ¿cómo iba a pensar que un desconocido puede tener esta información? Además, le angustia el pensar que su hija podría estar viviendo una situación de apuro o que podría estar metida en un aprieto.
Pocos minutos después de realizar la transferencia entra en acción la hija real: "Hola papá, quería llamarte antes de que entraras al dentista, porque a la hora en la que salgas ya estaré trabajando". El ciudadano le dice que ya le ha hecho la transferencia. "¿Qué transferencia?", pregunta la joven. El sevillano enmudece, le dice que ha estado hablando con ella un rato y, ante la incredulidad de la hija, ambos tardan unos segundos en darse cuenta de la estafa.
El padre no duda ni un segundo en ir a la Policía y a su sucursal bancaria para denunciar el delito de suplantación de identidad, además del propio fraude. En la comisaría señala que el hecho principal que le generó confusión es que los estafadores "sabían la dirección de mi hija". Por su parte, los agentes le comentan que este tipo de timos se han convertido en los más comunes en la capital hispalense con siete u ocho denuncias prácticamente diarias.
También le explican que los estafadores eliminan rápidamente el número de cuenta, una vez toman el dinero, para no dejar rastro. En cuanto a la entidad bancaria, comprueban que la cuenta del ciudadano está blindada y que no le han robado más efectivo. Sin embargo, al ser "una transferencia voluntaria" no pueden hacer nada más. No hay un seguro que ampare este tipo de delitos.
Se trata de una estafa aparentemente sencilla, pero que apela a los sentimientos y a la indefensión de los padres. Además, en este caso, es llamativo que sepan determinados datos personales de la persona a la que están suplantando. La Policía Nacional ha alertado en varias ocasiones de este tipo de estafas y sostienen que las cuantías pueden ser diversas, pero no suelen superar los 3.000 euros. Según los agentes, el primer punto es cerciorarse de que al otro lado del teléfono hay un familiar antes de realizar ningún pago.
Por otro lado, desde la Oficina de Seguridad del Internauta indican que, si los ciudadanos han realizado una transferencia, la solución empieza por contactar con la entidad bancaria para cancelar la operación. Posteriormente, se debe bloquear el número de teléfono desde WhatsApp para que no pueda volver a ponerse en contacto. Por último, se han de denunciar los hechos ante las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para que abran una investigación y traten de detener a los ciberdelincuentes.
También te puede interesar
Lo último
Contenido ofrecido por Cervezas Alhambra
Contenido ofrecido por Osborne
Contenido Patrocinado
Contenido ofrecido por Universidad Loyola