Escarlata Gutiérrez Mayo, fiscal e influencer: "Mi hilo sobre el 'stealthing' tuvo dos millones de visualizaciones"
Especializada en cibercriminalidad, fiscal ha adquirido gran popularidad en las redes sociales al comentar sentencias curiosas e interesantes
"Nadie está libre de sufrir una estafa por el móvil, yo casi pico en una", apunta
La ciberseguridad y la empresa, a debate en Dos Hermanas
Escarlata Gutiérrez Mayo es una de las caras visibles de la Fiscalía especializada en cibercriminalidad. A través de sus redes sociales analiza y comenta de forma didáctica las sentencias que le parecen más interesantes. Sin darle demasiada importancia, se ha convertido en una creadora de contenido capaz de llegar a millones de personas, como demuestra el alcance que tuvo un hilo de Twitter (ahora X) en el que explicaba una sentencia de la Audiencia Provincial de Sevilla que condenaba a un hombre por una práctica conocida como stealthing, que consiste en quitarse el preservativo sin consentimiento de su pareja en el momento del acto sexual.
"Tuvo dos millones de visualizaciones", dice, en una entrevista con este periódico que tiene lugar en la sede de la empresa de seguridad informática MetaProtec, en Dos Hermanas, donde la fiscal participó el pasado jueves en unas jornadas de ciberseguridad dirigidas a la empresa.
"Todo esto surgió con la idea de dar a conocer la labor y las funciones del Ministerio Fiscal, que eran muy desconocidas. Era a principios del año 2017 y no existía ni una cuenta oficial en Twitter de la Fiscalía. Había cuentas anónimas, sí, pero yo fui de las primeras que me puse mis fotos y mi nombre", explica.
Esa actividad en redes fue creciendo y se encontró con un "éxito tremendo" a raíz de un "minihilo" que hizo acerca de si se podían extraer imágenes obtenidas en redes sociales y utilizarlas sin consentimiento. "A raíz de ahí empecé a hacer estos hilos. El que más visualizaciones ha tenido es, como digo, el del stealthing, con dos millones de visualizaciones. Usted que trabaja para un medio de comunicación puede decirme lo que supone eso. Me di cuenta de que mis publicaciones llegaban a un montón de gente. Y luego ha habido personas que han intentado imitarlas, pero no conseguían tanta difusión, así que algo debo estar haciendo bien", presume.
Asegura que disfruta haciendo estos hilos en los que comenta las sentencias, aunque cuenta que no es una tarea sencilla. "A mí me gusta hacerlos, aunque no es fácil porque lleva su tiempo y porque tienes que someterte a un número de caracteres y a un espacio limitado. Pero tienen un efecto de acercar el derecho a los ciudadanos que me parece brutal. En esto también están muchos compañeros".
Fruto de esta labor en redes sociales obtuvo hace unos meses el premio de la Fundación Legalitas al mejor proyecto emprendedor en divulgación jurídica. "Me hizo una ilusión tremenda porque detrás de eso hay mucho tiempo. No es mi oficio crear contenidos. Es muy complicado. No es sólo poner una foto y ya está. Como mínimo hay cinco horas detrás más otro trabajo de selección de la sentencia. Me he pasado un sábado entero haciendo un hilo. Es casi otro trabajo añadido, pero me ha dado muchas satisfacciones".
Por el momento, no ha sufrido la cara negativa de las redes sociales. "Todo lo que sea tener presencia me provoca comentarios, pero no he tenido que bloquear prácticamente a nadie, a pesar de que X es una red un poco hostil. En mis seguidores siempre he visto mucho respeto. Yo tampoco me he metido nunca en cosas políticas, sino en asuntos jurídicas que me parecen interesantes".
Quizás eso sea parte de su éxito, pues no suele comentar sentencias de actualidad política sino las que ella cree que pueden interesar más a la ciudadanía. La del stealthing es un ejemplo. Consigue traducir el lenguaje jurídico a un formato mucho más entendible para cualquier adolescente o joven que no tenga conocimientos en la materia. Esto lo combina también con algunos post sobre su vida cotidiana y cualquier persona que la siga puede verla preparada para hacer deporte, para hacer la compra o disfrazada para una fiesta, algo que no es más que una manera de humanizar a una institución como la Fiscalía a ojos de los desconocidos. "Esa es la parte influencer", dice entre risas.
En cuanto a las tendencias actuales de la ciberdelincuencia, detalla que la mayor parte de los ciberdelitos que se cometen en España están relacionados con los delitos patrimoniales o económicos, entre los que predominan las estafas o el phising para apropiarse de datos. "Todos hemos recibido algún sms informándonos de que tenemos un paquete en correos y tenemos que meter una clave o picar en un enlace, hay mil ejemplos. Según los datos oficiales, los delitos económicos son más de la mitad de los que se cometen mediante las nuevas tecnologías. Y van creciendo".
También detecta un punto importante de cuestiones relacionadas con la violencia de género, con delitos como el acoso o las amenazas por vía digital. "Y hay bastantes delitos contra la intimidad, en particular el sexting. Nos preocupa el asunto de las pornovenganzas, son casos en los que ha habido consentimiento para tomar las fotos pero no para difundirlos. Suelen ser delitos cometidos por ex parejas, una vez que se ha roto ya la relación, y causan un grave daño a las víctimas".
En su opinión, hay equipos muy especializados, tanto en las Fuerzas de Seguridad del Estado como en la Fiscalía, para combatir el cibercrimen. "La deslocalización es un problema. Se hacen esfuerzos, pero ya no es que los delincuentes vayan por delante, sino que un delincuente solo que esté en un país cualquiera puede mandar dos millones de correos con un enlace y con que pique un 1% de los destinatarios ya supone algo muy rentable. Las investigaciones se complican cuando hay un elemento internacional. No son imposibles, pero se complican".
La recuperación de activos es una de las cuestiones que más preocupan. "Para combatir la delincuencia es fundamental que ésta deje de ser rentable. Y eso sólo se consigue cuando conseguimos recuperar el dinero o los efectos. Si han defraudado un millón de euros y no se consigue recuperarlo, a los delincuentes les pueden compensar las penas que se les impongan".
Sin embargo, la fiscal no cree que sea necesaria una reforma en profundidad del Código Penal y considera que las penas actuales son adecuadas. "Sin perjuicio de algún delito en concreto, en general hay unas penas disuasorias. Los mayores problemas los tenemos a la hora de investigar, de llegar al autor y de conseguir recuperar los activos. Las penas se han ido modificando y se han ido ampliando todos estos delitos, sobre todo después de una reforma que se hizo en el año 2015 que incluyó muchos de ellos. El Código Penal no estaba pensado para esta realidad, pero las reformas han ido recogiedo los casos más relevantes. No veo tanto problema de la parte legislativa como de especialización de todos los operadores jurídicos en esta materia", apunta, en referencia a la falta de especialización en cibercriminalidad de los jueces, a diferencia de fiscales y policías.
Sobre las estafas, recuerda que nadie está libre de caer en ellas. "Yo casi pico en una y no lo hice porque el banco me pidió la doble verificación. A nivel empresa o institución, hay que valerse de gente especializada en ciberseguridad. Se les da formación a los trabajadores para que no piquen, que dan empresas especializadas con mails de cebo", añade, y recuerda timos como el del Man in the Middle, o el intermediario, en el que los estafadores suplantan la identidad de una empresa adjudicataria de algún servicio para conseguir que se le transfiera dinero a sus cuentas particulares.
"Ya sospechamos de tantas cosas, que no nos creemos ni las que son de verdad. Pero es mejor ponerlo todo en cautela. Llegan sms de la DGT, de Correos... Siempre es mejor ponerlos en duda. Por desgracia, puede que no echemos cuenta a uno que sea válido, pero es mejor la cautela y sobre todo el no picar en ningún enlace".
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