"El Patio de los Naranjos de la Catedral no se toca, se queda como está"
Saiz Meneses | Arzobispo de Sevilla
Monseñor Saiz se enfrenta a un nuevo curso con el reto de superar la saturación de las Cáritas, ultimar un nuevo plan pastoral, lograr ayudas de la Junta para la conservación del patrimonio. Reflexiona también sobre la guerra de Ucrania, las redes sociales y las cofradías.
Sevilla/Se sabe de memoria el número de parroquias, congregaciones y hermandades que forman la Archidiócesis, un territorio inabarcable donde habría trabajo para varios obispos a la vez. Está feliz, sigue feliz. En año y medio ha tenido ya momentos de todos los sabores: la dura realidad de los barrios más pobres de España, la experiencia de la Misión del Gran Poder, el entierro de un cardenal, las elecciones andaluzas, un nuevo alcalde, la procesión extraordinaria de la Patrona, el encuentro con el papa Francisco...
–Lleva ya más de un año en Sevilla. Sus primeras visitas fueron a los barrios más pobres de la ciudad, los del Polígono Sur, que están precisamente entre los más desfavorecidos de España. Vivió la Misión del Gran Poder, que se centró en tres de esas zonas. ¿Ha notado algún efecto positivo?
–Tengo la sensación de que todo sigue más o menos igual, al menos según los datos que me llegan. Y no por falta de voluntad de las personas que han de gestionar esas mejoras, sino porque hay nudos que es preciso desatar. ¡Y no hay manera! Pero habrá que conseguirlo.
–¿Puede precisar a qué tipo de nudos se refiere?
–Hay ONG de la Iglesia como Cáritas y otras que no lo son que trabajan muy bien, que pueden llegar hasta cierto nivel. Pero hay niveles que dependen más de las Administraciones. Hay muy buena voluntad por los responsables de las Administraciones, pero hace falta deshacer esos nudos y propiciar un futuro mejor para esas personas que se encuentran en esos barrios. Cuando salen las estadísticas de esos barrios, nos hacen daño a todos los que nos sentimos corresponsables. Los cristianos lo somos de todo cuanto ocurre en estos barrios. La comunidad cristiana se siente corresponsable, toda persona de buena voluntad tiene que sentirse así. Eso duele. En Sevilla hay riqueza, no es un lugar extremadamente pobre en ningún sentido. Hay recursos, pero…
–Tendrá que llegar el momento en que se resuelva.
–¿Cuáles son las urgencias de una Archidiócesis como Sevilla?
–Es una Archidiócesis muy grande. Estamos preparando un plan pastoral nuevo, que presentaremos el primer domingo de Adviento. Lo acompañaré con una carta pastoral. Comenzamos una fase nueva pos-pandemia. El curso 2022-2023 debe ser ya el curso de la plena normalización. La carta tratará sobre cómo evangelizar la sociedad hoy, con los desafíos del momento presente y la respuesta que la Iglesia tiene que dar. Y al final me referiré a cuatro areópagos modernos de entre los muchos que se pueden distinguir entre ámbitos geográficos, sociales y de diversos tipos. Me referiré a cuatro. El mundo de la cultura, el mundo de los jóvenes, las situaciones de pobreza y los medios de comunicación y las redes sociales. Son cuatro ámbitos muy específicos y de mucha actualidad. Aunque aquí podríamos abordar también la familia la escuela, la justicia… Pero me centraré en los cuatro citados. Analizaremos los desafíos actuales, como la secularización los flujos migratorios, la pobreza…
–¿Y hará reflexiones de esas cuestiones en clave sevillana?
–Habrá concreciones. Sobre los barrios habrá habrá que hacerlas, Y sobre las hermandades...
–Usted ha vivido en poco tiempo luces y sombras. Le pongo dos ejemplos. La salida extraordinaria de la Virgen de los Reyes y la muerte del Cardenal Amigo.
–¡Y la Semana Santa plena! La muerte de don Carlos no fue una sombra. Fue un momento… triste. Perder un hermano mayor es doloroso, pero…
–Sobrecogió el relato que usted hizo de las últimas horas de vida del cardenal.
–Bueno… Así lo viví. El hermano Pablo me llamó a las seis de la mañana para advertirme de que el señor cardenal estaba mal. Yo tenía prevista la visita por la tarde, pero me fui enseguida. Llegué a tiempo, aún vivía y fue muy bonito. Muy entrañable y edificante. Muy gozoso en el sentido pascual, ver cómo culmina el periplo vital de una persona, de un hijo de la Iglesia Su entierro fue motivo de tristeza y de dolor, claro que sí, se pierde una persona querida en la Iglesia sevillana, un predecesor mío muy ilustre, con el que he coincidido un año y medio en Sevilla y muchas veces en la Conferencia Episcopal Española durante años. Para mi fue un gozo la respuesta de cariño, amor y admiración de la Iglesia de Sevilla y del pueblo de Sevilla, el reconocimiento a un hijo preclaro de la Iglesia. ¡Demos gracias a Dios en los tiempos que estamos de tantos ataques a la Iglesia! Nos gozamos de que don Carlos haya tenido una vida tan dilatada, tan intensa, fructífera y reconocida.
–¿Las Cáritas están saturadas?
–Sí. Las peticiones se multiplicaron con la pandemia. Y seguimos igual. Y no creo que la situación vaya a mejor en los próximos años. Gracias a Dios también se ha generado una respuesta solidaria por parte de mucha gente de la Iglesia, gente de buena voluntad. Se dispararon las peticiones, pero también la solidaridad. No sólo en ayudas materiales, sino también de servicios. En muchos lugares hubo jóvenes que visitaron a personas mayores durante el confinamiento. Hubo un movimiento de amor, solidaridad y caridad cristiana muy importante.
–¿Tiene la sensación de que el peso que tiene la religiosidad popular puede eclipsar otras realidades de la Iglesia de Sevilla?
–No debería. A ver… Esta primera Semana Santa que he vivido ha sido muy intensa. ¡Mucho! ¿Qué celebramos en la Semana Santa? El misterio pascual del Señor, su Pasión, Muerte y Resurrección. Y lo celebramos fundamentalmente en los oficios en los templos, y en la calle con expresiones de fervor, amor y fe. Son dimensiones complementarias, no excluyentes. Sí que es cierto que las calles están abarrotadas. Pero también se llenan los oficios. Las hermandades cuidan la formación. Ahí don Carlos y don Juan José trabajaron muy bien. Daremos continuidad a esa formación, entre otros ámbitos en la liturgia. La liturgia se cumple muy bien. Esos acólitos que están sirviendo el altar… Son adolescentes y jóvenes que lo hacen muy bien. Don Luis Rueda imparte unos cursos muy buenos. Las formas externas y la actitud son muy buenas. Siempre hay que cuidar que el peso de la manifestación popular externa, que siempre es un reclamo más directo, no eclipse la vivencia del misterio en los oficios y en otras manifestaciones. Y eso no ocurre.
–¿Tiene datos sobre la asistencia a misa de los sevillanos? ¿Se cumple el precepto dominical en esta Archidiócesis? A don Juan José siempre le preocupó mucho este aspecto.
–Me enviaron un mensaje cuando fui nombrado arzobispo de Sevilla. Un amigo de Barcelona me dijo que la provincia de España con más personas que se declaran católicas es la de Sevilla. En el Sur de España la práctica dominical debe ser de las más altas de España.
–¿Tiene la sensación de que el papa Francisco no es siempre bien comprendido y de que, incluso, no es muy querido en España?
–Sí que es querido… A ver… Con él tengo muy buena sintonía. En enero de 2006 la diócesis de Tarrasa tenía año y medio de vida. El entonces cardenal arzobispo de Buenos Aires presidió unos ejercicios para los obispos de España. Uno de los días fui a hablar con él, le hice una consulta como el obispo que yo era de una diócesis nueva. Le conté mi inquietud por crear un Seminario. Me animó mucho. En junio de 2013 nos vimos de nuevo, ya en Roma. Fui a la audiencia con el Santo Padre. Me vio, lo saludé. “Santo Padre, soy el obispo de Tarrasa, el próximo sábado cumpliremos nueve años como diócesis”. Y él me dijo: “Sí, ya sé que hay futuro en Cataluña. Oye, ¿cómo te va el seminario?”. Me quedé de piedra después de siete años y cinco meses de aquel primer encuentro. Siempre que lo saludo me pregunta por el Seminario. De hecho, cuando me entregó el palio como arzobispo de Sevilla, me preguntó por el seminario de aquí. “Tú tienes carisma en estas cosas. Ahora quiero que me llenes el Seminario de Sevilla”. Le expliqué que el de Sevilla tiene el doble de capacidad. Hablamos de todo. Y al final me recordó la importancia del Seminario. El Papa valora mucho la religiosidad popular, le dedica mucha atención en su magisterio. Tengo sintonía personal con él. Está llevando a cabo reformas muy a fondo. Eso es complicado. En España es querido, pero no ha venido a España. Su opción son las periferias. No ha visitado tampoco Alemania ni Francia. Ni otros países de tradición cristiana muy antigua. Visita países pequeños con presencia ínfima de católicos. Estuvo en Siria arriesgando mucho. Hay que respetar su opción. Eso no quiere decir que no quiera a España ni que no pueda venir algún día.
–¿Y cómo está el Seminario de Sevilla? ¿Hay vocaciones?
–Unos 40 estudiantes en el Seminario Metropolitano y doce en el Redemptoris Mater. ¡Siempre necesitamos más, pero en los tiempos que corren y comparado con otras diócesis, estamos bien y podemos estar contentos! Han entrado nueve seminaristas jóvenes, el año pasado fueron doce.
–¿Siguen los sevillanos contribuyendo con la Iglesia de Sevilla por medio de la declaración de la renta?
–Bien, muy bien, la respuesta es buena y generosa.
–¿Cómo son sus relaciones con el Gobierno andaluz? ¿Se recupera aquella comisión mixta creada en tiempos del gobierno socialista de Rodríguez de la Borbolla gracias a la cual tantos templos se restauraron?
–Estamos recuperando esa comisión. Vamos por buen camino. La comisión existió, luego se quedó
congelada. Y ahora estamos en la descongelación. Creo que la cosa está encarrilada. La Iglesia tiene mucho patrimonio en Andalucía. Su mantenimiento es costoso. No hay ningún lugar de la diócesis sobrado de recursos para restauraciones.
–Hay una polémica cíclica en esta ciudad: la recuperación del acceso libre al Patio de los Naranjos, como si fuera una calle más del Centro, sin necesidad de acceder al templo metropolitano.
–De momento no entro en la cuestión. Eso depende del Cabildo.
–En el Cabildo Catedral manda usted. Los canónigos ya no lo son por oposición.
–Yo no tocaría el Patio de los Naranjos. Es un tema que entra en el marco de todas las inmatriculaciones. El Patio de los Naranjos se queda como está.
–¿Se puede hacer algo por potenciar la figura de San Fernando? Lo usamos para justificar un Santo Entierro Grande pero le quitamos su jornada festiva a cambio de un día libre en la Feria.
–San Fernando es una figura muy importante en la historia de la Iglesia y en la historia universal. Si estamos aquí es gracias a San Fernando. Hemos de cuidar su memoria. Me encontré ya con el día festivo suprimido, ¡tampoco podía haber hecho nada! Cuanta más relevancia se le de a San Fernando, mucho mejor. Es una figura que me despierta admiración, aprecio y cariño.
–Es usted el primer arzobispo de Sevilla con cuenta en Twitter. ¿Cómo se encuentra en ese mundillo?
–Hace años que a los obispos de Cataluña nos dieron una charla sobre nuevas tecnologías. Nos recomendaron estar en las redes. Nos dijeron que a un obispo la red que más le cuadraba era Twitter. El papa Benedicto abrió cuenta, lo cual me animó. Pregunté en el Consejo Pontificio para las Comunicaciones si valía la pena para un obispo estar en Twitter. Me dijeron que era bueno estar en las redes. Y ahí estoy. Me aplico un criterio. San Pablo utilizaría hoy las redes sociales, estoy seguro. Son un medio importante de evangelización, de transmisión del mensaje cristiano. Hemos de usarlas siempre con ese objetivo sin caer nunca en narcisismos de ningún tipo, lo cual sería un error. Manolo, el secretario, hace fotos que después yo uso en las redes.
–Son decisiones muy personales que hay que respetar. Las redes son una plaza pública y abierta en la que se comparten ideas, opiniones, etcétera. Pero que tienen también sus riesgos. En cualquier caso, Carlos Herrera es el comunicador más relevante que hay actualmente en España y no depende de las redes.
–Usted viene de muchos años de ejercicio pastoral en Cataluña. ¿Ve hoy el debate político actual especialmente crispado?
–Ha habido épocas con más crispación. Sí que se detecta una cierta crispación que por momentos se hace más intensa. Cada día rezo por nuestros gobernantes. Pido que el Señor les conceda luz para detectar los problemas, las dificultades, las situaciones especiales… Y fuerza para aplicar las soluciones. Su papel no es fácil. Cualquier persona que se dedica al noble trabajo de la política tiene un punto vocacional. Los políticos han de buscar la justicia, la verdad, el bien común y la paz social. ¡Este es el objetivo! Sin juegos sucios. Estoy describiendo el ideal…
–¿Y usted ve la realidad cercana a ese ideal?
–Hay de todo… Alguien tiene que encargarse de la cosa pública. Lo importante es que sean los mejores, que lo hagan bien y con nobleza. Ya lo dijo Churchill. El buen político se fija en las próximas generaciones, el malo en las próximas elecciones.
–Rusia moviliza a 300.000 reservistas. La guerra afecta directamente ya a hermanos, esposos e hijos. ¿Qué podemos hacer ante el previsible recrudecimiento de este grave conflicto?
-Que cada uno haga todo lo que esté a su alcance. En primer lugar, rezar por la paz; esto es obligación de todos. En segundo lugar, educar para la paz, trabajar en una cultura de la paz; esto corresponde especialmente a los educadores. En tercer lugar, trabajar por la paz sin ambigüedades, ni medias tintas, y sin buscar los propios intereses, en la diplomacia, en los organismos internacionales, etcétera. E intervenir en la defensa de los más débiles, buscando siempre la justicia en las relaciones entre las personas y las naciones. Hemos de aprender de la historia para no tropezar en los mismos errores y para no cerrar en falso los conflictos.
–Tuvo mucho eco mediático su firme pronunciamiento a favor de la vida en una de las recientes polémicas sobre el aborto. ¿Le sorprendió tanta repercusión?
–Sí. Y gracias a Dios en las redes no hubo ataques. Me parece algo tan elemental. Estoy a favor de la vida como católico, como creyente. Nosotros no podemos quitarnos la vida unos a otros. Estoy en contra del aborto, en contra de la eutanasia y en contra de la pena de muerte. Por el mismo criterio coherente. Cuando oigo ‘yo con mi cuerpo hago lo que quiero’… ¡Pero es que ya no es tu cuerpo! Lo llevas dentro, sí. Pero ya no es tuyo. Y de la misma manera que un feto con siete u ocho meses depende de la madre totalmente, cuando ha nacido y tiene quince días, uno o dos meses, ¿no depende también de la madre? No es tu cuerpo, es otra vida, otra existencia, otra persona. Muchas personas ateas y agnósticas, profesores de Universidad en Cataluña, están totalmente de acuerdo con mi enfoque. La moral de la Iglesia es la moral de la vida.
"Estudiaremos la procesión magna de las Glorias"
–¿Han comenzado a presionarle a pie de calle con un posible cardenalato?
–(Risas) Detecto que haría mucha ilusión. ¡Eso no depende de nosotros! No sé nada. En España hay dos sedes cardenalicias históricas: Toledo y Sevilla. Hoy parece lógico que sean Madrid y Barcelona. El Papa no ha nombrado cardenales ni al arzobispo de Milán, ni al de Turín, ni al de Venecia. Hay una máxima de San Francisco de Sales que me aplico: nada pedir, nada rehusar.
–¿Va a apoyar una procesión magna con las Glorias? San Fernando trajo a la Virgen de los Reyes e impulsó la devoción mariana. Quizás la causa esté más justificada que la del Santo Entierro Grande.
–Todavía no ha llegado el asunto al consejo episcopal. Lo estudiaremos. Me encuentro muy cómodo en el ámbito de la religiosidad popular. El mundo de hermandades es un tesoro a potenciar. Hay que ayudarlas. Todas las iniciativas que lleguen, sean coherentes y convenientes... Adelante. Encontraremos el equilibrio y la armonía con sentido, profundidad y dimensión evangelizadora.
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