En las entrañas de la Fábrica de Artillería de Sevilla
Patrimonio industrial | Las obras sacan a la luz el pasado romano en el entorno de la Buhaira
La mitad del complejo artillero se rehabilita con fondos europeos tras 30 años de olvido para acoger el Centro Magallanes, con la vocación de darle músculo al ecosistema cultural de Sevilla y ponerlo en conexión con Portugal
Sevilla/La Real Fábrica de Artillería de Sevilla recobra su aspecto original en su tránsito hacia lo que será el Centro Magallanes 31 años después de su cierre. Se han reabierto patios, eliminado techumbres, recuperado cubiertas originales y retirado construcciones añadidas sin más criterio que el compás de las necesidades de la industria militar. Todavía quedan meses de trabajo. "Una obra acaba el día que termina", dice cauto Javier Huesa, jefe de servicio de sostenibilidad urbana de Sevilla y coordinador del proyecto Magallanes para el emprendimiento de las industrias culturales y creativas. En principio, la recuperación de la parte occidental de este imponente edificio del siglo XVIII estará lista en el primer trimestre del año que viene. Eso sí, siempre que no haya más sorpresas porque la rehabilitación ha aflorado hasta ahora pasajes desconocidos de la historia de Sevilla.
Las obras en marcha están presupuestadas en cerca de 18 millones de los que 10,6 son fondos europeos y el resto los aporta la Gerencia de Urbanismo.
La actuación se centra en unos 8.000 metros de parcela, justo en la ampliación que acometió Tomás Botani en 1780 y concluyó Vicente San Martín, por encargo de Carlos III porque urgía disponer de cañones para defender el imperio y proteger las embarcaciones que comerciaban con América. En el siglo XVIII una armada poderosa era garantía del poder político, militar y comercial. Solo hay que tener en cuenta que a finales de ese siglo la flota española tenía embarcados 6.500 cañones en buques de línea, según ha publicado el vicealmirante José Manuel Sanjuro Jul.
En el corazón de lo que será el futuro Centro Magallanes se barrenó un cañón de bronce en horizontal por primera vez en España. La idea partía del franco suizo Jean Maritz, a quien se había acudido porque perforar un cañón en vertical era un proceso lento e impreciso. Él introdujo las barrenadoras horizontales que tanto mejoraron la capacidad artillera. Además, ya no era preciso elevar tanto las bóvedas del techo y se podía buscar una solución más barata, en este caso una formidable cubierta de metal y madera, considerada la primera de España combinando ambos materiales, que hoy luce monumental y permite, por un momento, recrear ese pellizco de historia, con las mulas, en las capillas laterales, girando la máquina de sangre que poco a poco horadaban el cañón.
En la Real Fábrica de Artillería de Sevilla se fundieron los cañones con los que España apoyó la independencia de Estados Unidos, el Cañón Tigre que le segó el brazo al almirante Nelson cuando se disponía a atacar Tenerife y también los leones del Congreso.
El Centro Magallanes ocupa algo menos de la mitad de todo este complejo del barrio de San Bernardo, que tiene su origen más remoto en la fábrica de bronces, en la segunda mitad del siglo XVI, de donde salieron el antiguo tenebrario de la Catedral y el Giraldillo. Ya en el siglo XVII, la Corona se hizo con la propiedad y los fundidores quedaron sujetos a la fábrica con contratos a 10 años, hasta que en el primer tercio de siglo XVIII comenzó la construcción de la Real Fábrica de Artillería.
La rehabilitación, que comprende también la restauración de los suelos técnicos y cubiertas de madera originales, además de la accesibilidad a las cubiertas, no busca tanto regresar milimétricamente al estado original, como mostrar el impacto de la historia. Alude el coordinador del proyecto, Javier Huesa, a la canalización utilizada para dar salida a las aguas de la fundición, construida sobre lo que había sido una acequia romana de la que se conservan sillares. En este sentido, uno de los elementos de más interés ha sido el hallazgo durante las obras de un mosaico romano perteneciente a una villa de los siglos I y II que revela la existencia de una zona agrícola en lo que hoy es el entorno de la Buhaira, además de la tumba de un niño de menos de dos años y otra vacía. "Antes ya se habían encontrado tumbas, pero estos restos muestran que se trataba de zona de residencia relacionada con la actividad agrícola", puntualiza Huesa.
La flexibilidad de usos es la máxima del Magallanes, que combina áreas de coworking con espacios escénicos, talleres para artistas residentes, aulas de formación, laboratorios, zonas polivalentes que pueden ser tanto de mero tránsito como expositivas y patios también abiertos a múltiples funciones, además de cafetería, áreas administrativas y un centro de control escénico.
Este espacio histórico de Sevilla es, en realidad, uno de los grandes proyectos de la quinta edición de la iniciativa europea Interreg España-Portugal y su programa operativo de cooperación transfronteriza (poctep) que se comenzó a diseñar en 2014 y concluye en 2023. En conjunto contempla 484 millones, de los que 365 son aportación comunitaria. En las regiones portuguesas del Alentejo y el Algarve, y las provincias andaluzas de Huelva, Córdoba, Sevilla y Cádiz hay en curso 70 iniciativas, que alcanzan a 289 beneficiarios con una inversión global de 116 millones.
Entre estos 70 proyectos destaca por magnitud y por inversión el proyecto Magallanes para el emprendimiento de industrias culturales y creativas que mueve un presupuesto global de 27 millones, 20 de ellos aportados por la Unión Europea. Incluye junto al centro Magallanes de Sevilla, otros tres en el Alentejo y El Algarve, en Portugal, también con la misma vocación de facilitar el emprendimiento cultural y la incubación de empresas.
La finalidad es promover la industria cultural y de ocio, pero desde una perspectiva de cooperación transfronteriza. Es decir, el objetivo es doble: por un lado captar a los creadores que hay dispersos, atraer nuevos y consolidar una masa crítica que haga del sector de la cultura y el entretenimiento una cantera de empresas, empleo y actividad. Por otro lado, fomentar las relaciones entre dos vecinos acostumbrados a la indiferencia mutua a pesar de estar separados solo por la raya, ahora invisible, de la frontera más larga, consolidada y antigua de Europa.
De hecho, los 27 millones de presupuesto incluyen también la financiación de actividades entre los 11 socios del proyecto, cuyo beneficiario principal es la Gerencia de Urbanismo de Sevilla, pero que también engloba al Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla (ICAS), que se hará cargo de la gestión, la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales y Andalucía Emprende, además de la Universidad de Évora y otras seis entidades públicas del Algarve y Alentejo.
El modelo de gestión del Magallanes, que está previsto exportar a los centros portugueses, lo desarrolla la francesa Cenquatre que, en alianza con Zemos 98, ha ganado el concurso público organizado por el ICAS. Es una apuesta de peso, después del ejemplo de gestión cultural que ha llevado a cabo en el monumental servicio de pompas fúnebres de París convertido ahora en uno de los espacios culturales más innovadores del continente.
Los exploradores marítimos hallan su espacio en Marqués de Contadero
El interés europeo por facilitar el conocimiento y las relaciones transfronterizas entre España y Portugal también subyace bajo Exploraterra, un proyecto que lidera la fundación Nao Victoria concebido para conservar y dar a conocer el patrimonio cultural de las grandes expediciones marítimas españolas y portuguesas. Presupuestado en algo más de 6 millones, de los que 4,6 son fondos comunitarios, comprende la recuperación y adaptación de las réplicas de los barcos históricos para convertirlos en recursos museísticos. Desde enero y hasta finales de agosto, tres embarcaciones españolas (las naos Victoria y Santa María, y el galeón Andalucía) y una portuguesa recorren 15 puertos de España, Portugal y Francia en dos giras con esta finalidad de sensibilización y promoción del legado de las exploraciones marítimas de los siglos XV a XVII.
Exploraterra también incluye la creación de nuevos equipamientos culturales orientados a la divulgación, apartado en el que se encuadra el centro de interpretación de la primera vuelta al mundo que se habilita ahora en uno de los locales vacíos de Marqués de Contadero. También hay previstos espacios similares en Galicia y el Algarve. Cristina Payán, responsable financiera del proyecto, precisa que el grueso de la inversión lo gestiona la fundación Nao Victoria precisamente porque es la que ha movilizado más barcos históricos y lidera el centro de interpretación más ambicioso.
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