Enrique Valdivieso.
Enrique Valdivieso. / Juan Carlos Vázquez

La noticia de la muerte de Enrique Valdivieso (Valladolid, 1943-Sevilla, 2025) es un auténtico mazazo para todos los amantes de la Historia del Arte. Este histórico y respetado catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, que ha muerto trágicamente en su casa de la calle de Mateos Gago junto a su esposa Carmen Martínez -que fue una admirada catedrática de Latín en el Instituto Luca de Tena-, además de docente e investigador, era un incansable defensor del patrimonio histórico-artístico de Sevilla y una persona muy conocida en la sociedad hispalense. Valdivieso fue un vallisoletano profundamente enamorado de Sevilla, ciudad que le concedió su Medalla en 2017. Bajo su magisterio se han formado decenas de promociones de historiadores del Arte.

La producción investigadora de Enrique Valdivieso se manifestó en libros que hoy son fundamentales para conocer la Historia del Arte de Sevilla, empezando por sus monumentales Historia de la Pintura de Sevilla y Pintura Barroca Sevillana, ambas publicadas por la ya desaparecida Ediciones Guadalquivir. Hace solo unos días, presentó la reedición de su libro Pedro de Campaña. Un pintor flamenco en la Sevilla del Renacimiento -otro de sus hitos como investigador- con la editorial Athenaica. Lo hizo en la Academia Sevillana de Buenas Letras, de la que era miembro desde 1996. Además, fue un gran especialista en la figura de Murillo, del que hizo el Catálogo Razonado (Ediciones El Viso), una obra esencial para el conocimiento del que, después de Velázquez, ha sido el gran pintor que ha dado Sevilla. También son fundamentales sus estudios sobre Juan Valdés Leal, al que le dedicó una importante monografía (Guadalquivir). El conocimiento de la obra de Valdés Leal hizo que Valdivieso se hiciese hermano de la Santa Caridad, al igual que el autor de las Postrimerías, gran colaborador de don Miguel Mañara en el diseño del programa iconográfico de la Iglesia de San Jorge. Otros libros de Enrique Valdivieso son Vanidades y desengaños de la pintura española del siglo de oro (Fundación de Apoyo a la Historia del Arte Hispánico) y Recuperación visual del patrimonio perdido: Conjuntos desaparecidos de la pintura sevillana de los Siglos de Oro (Universidad de Sevilla). También hizo aportaciones importantes en el conocimiento de Juan de Roelas y de la pintura decimonónica y costumbrista. Fruto de esta dedicación fue Pintura romántica sevillana, escrito al alimón con  José Fernández López.

En el campo de la defensa del patrimonio histórico-artístico, la labor de Enrique Valdivieso fue fundamental a la hora de salvar el magnífico retablo de la iglesia trianera de Santa Ana, poniéndose al frente de la cuestación popular por la que se logró reunir los fondos necesarios para restaurar este gran conjunto pintado por Pedro de Campaña, obra cumbre del arte renacentista español. Asimismo, fue muy activo en la ayuda a los conventos de clasura de la ciudad, labor que desarrolló junto al también desaparecido Ismael Yebra. Todos recuerdan su apasionamiento a la hora de reivindicar la devolución a Sevilla del amplio y rico patrimonio que fue expoliado durante la invasión napoleónica. Sobre este asunto habló largo y tendido durante la presentación de la reedición por Renacimiento de la obra Inventario de cuadros sustraídos por el Gobierno intruso en Sevilla en 1810, escrito en 1896 por Manuel Gómez Ímaz (La Habana 1842-Sevilla, 1922).

Enrique Valdivieso recaló en la Universidad de Sevilla en 1976 y llegó a catedrático de la misma en 1983 (en 2013 adquirió la condición de catedrático emérito). Antes, había enseñado en las universidades de Valladolid y La Laguna (Tenerife). Aunque nunca renunció a su ciudad natal (llegó a colocar en su balcón de Mateos Gago la bandera del Valladolid para celebrar alguna de sus victorias), encontró en Sevilla su lugar en el mundo. Sus antiguos alumnos lo recuerdan dando clase con su inseparable proyector de diapositivas, analizando cada obra con detenimiento, enseñando a fijarse en cuestiones como la composición, el color o el dibujo. Y siempre con su inconfundible acento castellano y su retórica un poco de otros tiempos. Sevilla siempre le estará agradecida.

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