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La empresa de la mina de Aznalcóllar defiende su gestión del agua tras invertir 100 millones

Minera los Frailes subraya su inversión en una depuradora de última generación para mantener la calidad del agua del Guadalquivir

Greenpeace inicia acciones contra los vertidos por la reapertura de la mina de Aznalcóllar

Protesta este jueves en Sevilla contra los vertidos de la mina de Aznalcóllar al río. / Raúl Caro/Efe

Minera los Frailes (MLF), titular de los derechos de la mina de Aznalcóllar (Sevilla), ha defendido este jueves la gestión del agua que realizará para no contaminar el Guadalquivir, tras las críticas ecologistas, y ha defendido una inversión de 100 millones de euros en una depuradora de última generación para este fin.

Este jueves 25 Greenpeace ha convocado una concentración de protesta con la lectura de un manifiesto junto al Monumento a la Tolerancia, en el Muelle de la Sal de Sevilla, y ha desplegado una pancarta "contra los vertidos mineros al río".

En un comunicado, la empresa Minera los Frailes (MLF) responde a críticas de grupos como Greenpeace y Ecologistas en Acción, que defienden que la actividad minera provocará un vertido tóxico que "envenenará todo el estuario del Guadalquivir" hasta su desembocadura en Sanlúcar de Barrameda, "a las puertas del Parque de Doñana", sin que hasta la fecha haya informado el Consejo de Participación de Doñana "ni se hayan pronunciado tampoco desde la Estación Biológica".

Sin embargo, la compañía minera señala que ha elevado la inversión global del proyecto a lo largo del proceso de tramitación en 100 millones de euros (inicialmente era de 350 millones y según las previsiones actuales rozará los 450 millones) para incluir una estación depuradora de agua de última generación, "que se une a la promoción de una nueva red de infraestructuras para la gestión hídrica del proyecto".

La empresa señala que "resolverá definitivamente el problema generado por los pasivos ambientales heredados de la antigua operación minera", en referencia al agua contaminada embalsada en la corta de la mina.

El director de operaciones de Los Frailes, Miguel Ángel González, concreta que el agua de lluvia se contamina actualmente al contacto con las casi 500 hectáreas de escombreras mineras, "haciendo necesaria su depuración para su devolución al dominio público", por lo que va a materializar "la solución real más completa y definitiva a todos los problemas ambientales existentes desde hace 26 años en el complejo minero abandonado".

Esta futura actividad minera "es plenamente respetuosa y compatible con el mantenimiento de la calidad del agua del Guadalquivir, y no compromete ninguna de las actividades que se realizan en el entorno de su cauce, tal como ha quedado constatado en un proceso de tramitación ambiental largo y minucioso", señala.

Además, precisa que la futura operación cumple "rigurosamente" con la normativa europea de calidad ambiental de aguas superficiales, "una de las más exigentes del mundo", y ha sido sometida a controles adicionales que refuerzan las garantías "de un total respeto al medio ambiente, como ha ocurrido con el Informe de Admisibilidad exigido por la Secretaría General del Agua de la Junta de Andalucía".

En el comunicado indica que, tras quedar obsoleta la antigua planta de tratamiento operada por la Junta de Andalucía hasta 2014, "se hace necesaria la construcción de la nueva de última generación que asegure el cumplimiento de los parámetros químicos en niveles de calidad que cumplen satisfactoriamente los exigidos en la normativa actual", y el desarrollo de esta parte del proyecto ha sido llevado a cabo conjuntamente "por empresas andaluzas de primer nivel como AYESA e INERCO, junto a otras líderes mundiales del sector".

Añade que el agua ya depurada se trasladará mediante un emisario de 30 kilómetros hasta el estuario del Guadalquivir que estará permanentemente monitorizado para asegurar la calidad del agua, y se ha diseñado un plan de vigilancia independiente a la empresa, "en el que un laboratorio acreditado tomará diariamente muestras de la calidad del agua depurada y del medio receptor", reportando a la administración y confirmando continuamente y en tiempo real el cumplimiento de las normas previstas.

El proyecto, indica, está pensado para generar la menor huella hídrica posible, "valorizando el agua de pasivos para el consumo del proceso metalúrgico", y también se elimina la existencia de presas de lodo "al aprovecharse éstos en el relleno de la mina interior y la restauración de la corta de Aznalcóllar".

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