Emigrar para trabajar: más de 173.100 sevillanos salen de la provincia en busca de un empleo
Movilidad laboral
Los sevillanos son los terceros de España que más salen fuera para buscar trabajo
La situación en Málaga es justo a la inversa: logra un saldo positivo en un año de hasta 20.900 trabajadores
La movilidad laboral está de moda. Ya sea por necesidad o por querer cambiar de lugar de trabajo, por primera vez en la historia los contratos que implican cambiar de provincia superan los tres millones. Además, la tasa de movilidad, es decir los contratos firmados que implican un desplazamiento, también alcanzaron en 2018 una cifra histórica, alcanzándose el 14%.
Pero, ¿es Sevilla una provincia que acoge o expulsa trabajadores? La movilidad geográfica por motivos laborales en España ha colocado a la provincia a la cabeza de las estadísticas en Andalucía en el número de sevillanos que se encuentran trabajando fuera y en tercera posición a nivel nacional.
En términos absolutos 173.107 contrataciones a sevillanos se realizan fuera de la provincia. Una cifra sólo superada por Madrid (258.618) y Barcelona (175.280). Así se refleja en el informe de Movilidad Laboral Interprovincial elaborado por la consultora de recursos humanos Randstad con datos del Servicio de Empleo Público Estatal de 2018.
En el caso de la tasa de movilidad, es decir, el peso de los contratos entre todos los que se firman que exigen un desplazamiento con respecto al lugar de residencia, se sitúa en el 13,8% en la provincia. Una cifra que no dista demasiado de la andaluza, situada en un 15,8%, ni de la española (14%).
En el estudio realizado por el grupo Randstad, se mide cuántos trabajadores se han marchado de su provincia a otras, sean de la misma comunidad autónoma o no, y cuántos han llegado procedentes de otros destinos. Analizando el resultado, Sevilla perdió más trabajadores que ganó durante el año pasado. Tras calcular los trabajadores que entran en un territorio -que en 2018 en Sevilla fueron 144.935- y los que salen, la provincia arroja un saldo negativo de 28.172 personas. Unos números rojos que no comparte con las otras dos grandes áreas españolas con mayor movilidad laboral. En el caso de Madrid, pese a que el año pasado salieron 258.618 trabajadores, la firma de contratos de personas que llegaron desde cualquier otra provincia española se elevó hasta las 502.741 contrataciones por lo que el saldo positivo fue de 244.123. En Barcelona, salieron 175.280 personas pero entraron 285.048, por lo que aquí también se apunta un saldo positivo de 109.768 personas. Una cuestión que hace que los números de Sevilla sean aún más alarmantes y que pone de relieve que la provincia no despierta demasiado interés para trabajar.
Pese a esta cifra, dentro de las provincias andaluzas que pierden masa laboral por la movilidad hacia otros territorios, Sevilla no es la peor situada. En Cádiz esta cifra superó los 71.000 trabajadores, a la cabeza indiscutiblemente en este caso, seguida de Córdoba (32.283 personas). En el lado opuesto se sitúan Málaga y Jaén, ambas con un saldo positivo de 1.816 y 20.904 personas respectivamente. En todo el conjunto nacional sólo tienen un balance positivo superior al malagueño Baleares, Barcelona, Álava, Madrid y Murcia. Son especialmente llamativos los datos de Málaga. En 2018 el número de personas que salió fuera de su territorio para trabajar -92.194- se traduce prácticamente a la mitad de las que se marcharon de Sevilla, siendo el volumen de personas que llegan casi similar al de la provincia sevillana.
"La escasez de talento en algunos sectores está provocando un incremento de la movilidad de los trabajadores, ya que las empresas deben buscar talento más allá de su ubicación geográfica", explica Luis Pérez, director de Relaciones Institucionales de Randstad.
En Sevilla, esto se traduce también en un saldo migratorio negativo, es decir, en la diferencia entre las personas que vienen a residir a esta provincia y las que se van. Teniendo en cuenta que en la provincia el volumen de población está estancado y en proceso de pérdida de liderazgo frente a Málaga y Almería, es de reseñar que el saldo migratorio interprovincial del segundo semestre de 2018 también fue negativo en 942 personas, 754 de ellas de nacionalidad española. En contra de lo que ha pasado precisamente en las provincias malagueñas y almeriense, que han ganado en un años 400.541 y 203.892 habitantes, respectivamente. Atendiendo a los datos del censo municipal de 2018, el número de inmigrantes empadronados en Sevilla y su provincia el año pasado fue de 65.294 personas, el 10,5% del total de residentes. No obstante, la población extranjera ha ganado mucho peso en la comunidad en los últimos década. La cifra de ciudadanos extranjeros censados en Andalucía ha pasado de los 88.488 habitantes de 1996 a los 621.396 del año pasado, esto supone alrededor del 7,4% de la población total de la región.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, Málaga y Baleares, con un saldo de 1.553 y 2.561 respectivamente, presentan la cifra positiva más elevada del país, mientras que en Madrid fue positivo en 1.402 personas y en Barcelona el saldo fue negativo en 3.752.
Respecto a la procedencia de estos nuevos residentes en la provincia, el mayor porcentaje de extranjeros que viene a Sevilla, bien por una mejora laboral o por cualquier otra razón, llega desde América, sobre todo de países del sur. Rumanía, Marruecos y China destacan entre las nacionalidades de las personas que emigran desde Europa, África y Asia. Por continentes y, según datos andaluces, Europa es el origen de la mayoría de la población extranjera en Andalucía con 310.357 censados. Y de éstos, los rumanos representan el mayor colectivo de inmigrantes europeos con 81.873 habitantes. Sin embargo por países es Marruecos el origen del principal colectivo de ciudadanos extranjeros en la comunidad con 136.222 censados. Los originarios de Reino Unido suponen el tercer grupo de inmigrantes de la región con 75.372 ciudadanos empadronados. Por su ubicación, son las zonas costeras las que que han acaparado una mayor concentración de los residentes extranjeros.
En concreto, durante el pasado ejercicio en España se firmaron 3.115.364 contratos que conllevaron el desplazamiento del profesional a otra provincia, siendo o no de la misma comunidad autónoma, lo que supone un 6,9% con respecto a 2018, cuando se registraron 2.914.055 contratos de movilidad, y 113,2% más que en 2001, la cifra más baja del periodo analizado, 1.461.057. Por provincias, Cuenca, Toledo, Huesca, Lleida, Guadalajara y La Rioja son las únicas regiones que alcanzan una tasa de movilidad superior al 24%. Mientras que con las menores cifras, por debajo de los dos dígitos, se sitúan Barcelona, Badajoz, Asturias, Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife.
"En los últimos años la movilidad interprovincial no está dejando de crecer, aupada por la recuperación del empleo en nuestro país. Este año las cifras son históricas, lo que deberíamos considerar como una buena noticia, ya que este tipo de contratación es especialmente útil para jóvenes en búsqueda de una primera experiencia laboral o profesionales que no están encontrando oportunidades en sus lugares de origen", ha recordado Luis Pérez.
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