La emigración laboral en Sevilla se duplica en una década
La diáspora en la provincia
La provincia dispara su saldo migratorio negativo ante la falta de un mercado laboral potente
Córdoba y Madrid son los principales destinos de los contratos interprovinciales
La provincia de Sevilla ha sufrido uno de los mayores éxodos de población durante la última década. La crisis económica ha agrandado el saldo migratorio, que ya hace diez años era negativo. Cada vez son más los que se van que los que llegan a los municipios sevillanos, una realidad que refleja la falta de oportunidades laborales que aquí encuentra la población autóctona para labrarse un porvenir. Sirva un dato contundente para constatar esta situación: desde 2009 la migración laboral hacia otras provincias españolas se ha duplicado.
El último informe sobre el Observatorio del Mercado de Trabajo dado a conocer por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) desvela la última cifra de sevillanos que dejan atrás sus municipios para buscar un futuro en otras ciudades españolas. En 2018 esta cantidad se elevaba a 173.107. Pues bien, en 2009, justo un año después de que estallara la primera y, por ahora, mayor crisis económica del siglo XXI, dicho dato era de 91.673. Por tanto, en una década los emigrantes sevillanos que han abandonado la provincia por motivos laborales y se han trasladado a otros puntos del país ha registrado un crecimiento del 90%, casi el doble que por aquel entonces.
A nadie escapa que este incremento tan significativo se ha visto propiciado por las distintas circunstancias que han protagonizado esta década. Por un lado, el desplome del sector inmobiliario, principal mercado laboral de la provincia desde la década de los 90. La debacle financiera provocó el cierre de numerosas empresas y el despido de miles de trabajadores, que se vieron abocados al paro. Quienes buscan un empleo han tenido que traspasar las fronteras sevillanas.
Esta precariedad laboral también se ha dejado sentir en quienes buscan un contrato en los municipios sevillanos. Cierto es que durante este periodo no han dejado de venir forasteros a Sevilla a trabajar. Ahí están las cifras que lo demuestran: en 2009 el volumen de quienes encontraban un empleo en la provincia era de 90.291 (muy similar al de los emigrantes). En 2018 este dato se elevó a 144.925. Se trata, por tanto, de una diferencia positiva, pero alejada de la registrada en los emigrantes. Si en estos últimos la evolución ha sido del 90%, en los inmigrantes se ha quedado en el 60%, esto es, 30 puntos menos.
Un aumento del 2.000%
Por tanto, lo que Sevilla ha hecho la última década es agrandar la diferencia entre quienes se van y llegan, un saldo migratorio que es más negativo que en 2009. Así, si hace diez años la diferencia era de 1.282, el último ejercicio ha llegado a 28.172 a favor de los que se marchan. La comparativa entre ambas cifras es abismal en términos porcentuales: un crecimiento superior al 2.000%.
No obstante, esta tendencia parece que empieza a cambiar, aunque de manera muy leve. El mayor saldo migratorio negativo se registró en 2017. Debe esperarse a los datos del presente ejercicio para constatar si se consolida la trayectoria de recuperación o, al contrario, se trata sólo de un hecho puntual de 2018.
Los principales destinos
En cuanto a los principales destinos de los sevillanos que encuentran trabajo en otras localidades del país, Córdoba es la primera provincia receptora, con 25.807 contratos. Le sigue Madrid, con 23.443; Huelva (21.336), Málaga (21.052) y Cádiz (19.457). Andalucía se convierte, de esta forma, en la gran acogedora de los emigrantes sevillanos.
Al igual ocurre a la inversa. La mayoría de los inmigrantes contratados en la provincia sevillana proceden de otros puntos de la comunidad autónoma. El mayor grueso (32.884) viene de Cádiz, seguida de Córdoba (26.678), Huelva (22.299), Málaga (14.127) y Madrid (7.869).
La situación de la provincia de Sevilla dista mucho de otras en las que se sitúan grandes ciudades españolas. De esta forma, en Madrid, el saldo migratorio es positivo. Salen 258.618 madrileños, pero en la capital española entran 502.741 inmigrantes laborales, una diferencia que ha aumentado un 133% desde 2009. Este porcentaje es similar al que se ha registrado en Barcelona (130%).
El perfil del emigrante sevillano
Los datos que aporta el SEPE dibujan también el principal perfil de los sevillanos que se marchan de la provincia para trabajar en otros puntos del país. Por sexo, la mayoría de estos emigrantes son hombres, prácticamente el doble que las mujeres que se ven en esta situación (114.334 frente a 58.773).
Respecto a la edad, el grupo mayoritario (73.752) lo constituyen personas de 30 a 45 años, es decir, trabajadores con cierta experiencia laboral y que un buen número de veces ha perdido el empleo o lleva bastante tiempo en paro. Le siguen los que tienen menos de 30 años, muchos de los cuales encuentran su primer trabajo fuera de las fronteras sevillanas.
Otro dato importante a tener en cuenta es el nivel formativo. Predominan aquí los sevillanos con estudios primarios o sin ellos. Respecto a la nacionalidad, la mayoría son españoles (146.345) frente a los que salen de la provincia siendo aún extranjeros (26.762).
En cuanto al grupo ocupacional predominante, el que aglutina a más emigrantes es el de los trabajos no cualificados (68.390) y el de camareros y dependientes de tiendas (36.591). La ocupación que menos inserción laboral logra fuera de Sevilla es la de dirección de empresas y administración pública (sólo 420 contratos). El principal sector económico en la movilidad interprovincial es el de servicios (90.449).
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