Los efectos negativos del ayuno en el sistema inmunitario
Los monocitos, unas células encargadas de la protección ante infecciones, podrían verse afectados ante un ayuno intenso
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El ayuno intermitente se ha convertido en uno de esas puntas de lanzas que suelen enarbolar los conocidos como foodies. Su lista de beneficios va desde la desintoxicación del cuerpo hasta como ayuda para adelgazar. Pero ahora una investigación, liderada por la Facultad Iachn de Medicina de Monte Sinai de Nueva York, y centrada en el desayuno y el ayuno a largo plazo busca comprender como puede afectar este tipo de comportamientos en el organismo.
Su principal autor, Filip Swirski, afirma que, "cada vez hay más conciencia de que el ayuno es saludable y, en efecto, existen abundantes pruebas de sus beneficios. Nuestro estudio ofrece una advertencia, ya que sugiere que el ayuno también puede tener un coste que conlleve un riesgo para la salud". Con este estudio se busca demostrar que existe, "una conversación entre los sistemas nervioso e inmunitario". Con esto quieren comprender cómo afecta todo tipo de ayuno al organismo, desde uno de solo unas pocas horas hasta algo más severo de 24 horas.
Para alcanzar su objetivo, los investigadores usaron dos grupos diferentes de ratones. Unos en ayunas y otros no. Unos ratones realizaron la comida más copiosa del día nada más despertarse, mientras que los otros no comieron. Durante las horas siguientes, tomaron muestras de sangre de ambos grupos y las analizaron, observando claras diferencias.
Antes de realizar cualquier ayuno ambos grupos tenían el mismo número de monocitos, es decir unos glóbulos blancos que se producen en la médula ósea y que se encargan de realizar funciones muy importantes dentro del cuerpo, como la prevención de infecciones o el cáncer, por ejemplo.
Conforme pasaba el tiempo, los ratones en ayunas sufría una bajada de este tipo de células, desapareciendo el 90% de los monocitos del torrente sanguíneo, y el número disminuía más y más con el paso de las horas. Mientras en los ratones que habían desayunado no había cambios en este parámetro.
Esto se debe a que en los ratones en ayunas, los monocitos habían regresado a la médula ósea para hibernar, para así sobrevivir más tiempo, y envejecer de forma diferente. Por otro lado, la producción de glóbulos en la médula disminuyo.
Después del ayuno de 24 horas, los ratones recibieron alimento provocando que en pocas horas las células ocultas en la médula ósea volvieran al torrente, provocando una mayor inflamación. Esto demostraba que los monocitos inflamados no hacían más resistente al organismo a la hora de luchar contra una infección, si no menos.
"Aunque también existen pruebas de los beneficios metabólicos del ayuno, este nuevo estudio supone un avance útil en la comprensión completa de los mecanismos del organismo", explica Swirski. El ayuno provocaba un respuesta de estrés en el cerebro, desencadenando una sensación de estrés y enfado en quien lo realiza.
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