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El edificio que simbolizó la lucha contra los desahucios

Desalojo de la Corrala Utopía

En los últimos tiempos su futuro ha estado más ligado al que los políticos decidían que a lo que pudieran hacer sus inquilinos por quedarse.

Cordón policial para impedir que un grupo de manifestantes cortara el tráfico en Torneo, una vez finalizado el desalojo.
F. P. A. / Sevilla

07 de abril 2014 - 05:03

Había terminado ya el desalojo. En la acera de una calle trasera de la corrala se amontonaban bolsos, enseres, mantas, ropa, alguna bicicleta, varias maletas... En la ronda Norte se iban concentrando cada vez más personas para protestar, para mostrar su solidaridad con los desalojados, intentar cortar la calle y provocar la Policía. Faltaba una foto: la de la retirada de las pancartas.

Telas con lemas alusivos al paro, a la crisis, a los bancos, al sector inmobiliario, al derecho a una vivienda digna, han colgado de los balcones de este complejo de viviendas próximo a la rotonda de San Lázaro durante los últimos veintitrés meses. A lo largo de todo este tiempo, la corrala Utopía fue el símbolo de la lucha contra los desahucios. Fue un símbolo nacional y tuvo una repercusión internacional. Diarios como el New York Times o cadenas de televisión como Al Jazeera se hicieron eco de lo que ocurría en este edificio de la ronda Norte de Sevilla, unos bloques terminados y vacíos desde hace años en el que un grupo de familias necesitadas vio una oportunidad de tener una vivienda digna.

Evidentemente no sólo había familias en riesgo de exclusión social. La corrala se politizó -posiblemente ya nació politizada- y en los últimos tiempos su futuro ha estado más ligado al que los políticos decidían que a lo que pudieran hacer sus inquilinos o su red de apoyo por mantenerse estos pisos. Surgieron más corralas en Sevilla, siempre con Utopía como referente.

Pasó el tiempo, hubo encierros, protestas, negociaciones... Hubo familias que se fueron marchando, algunas porque encontraron algo mejor, otras porque no comulgaban con quienes dirigían la corrala. La propiedad, Ibercaja, anunció hace poco que ocho familias dejaron el edificio por un alquiler de 300 euros. Quedaban nueve. Ninguna de ellas esperaba este domingo el desalojo. Sabían que podía darse en cualquier momento, pero pensaban que la negociación que Ayuntamiento, Junta e Ibercaja diera sus frutos.

La Policía aprovechó el momento idóneo para llevar a cabo un desalojo que puede considerarse modélico, en el sentido que no se dio un solo palo. No había nadie de la red de apoyo a la corrala en el interior. Nadie esperaba una intervención así un domingo por la mañana. Los incidentes fueron posteriores, provocados por gente que posiblemente ni siquiera había pisado la corrala.

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