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El edificio de la Abacería de San Lorenzo en Sevilla se vende por 650.000 euros

Bares

El negocio hostelero cierra para siempre al no poder acometer las reformas exigidas por Urbanismo en una casa del XVIII

Adiós a un clásico de la hostelería de Sevilla

Imagen de archivo de la Abacería de San Lorenzo. / D. S.

La Abacería de San Lorenzo cierra y su edificio se pone a la venta por 650.000 euros. El fin de la actividad en uno de los negocios hosteleros de referencia en el centro de Sevilla ha trascendido esta semana, después de que su dueño, Ramón López de Tejada, comunicara a su clientela más fiel, a través de un mensaje de whatsapp, los motivos que le han llevado a tomar tal decisión, que ha sido muy comentada los últimos días en la ciudad.

El inmueble que ha acogido dicho establecimiento hasta finales del pasado mayo se encuentra en la calle Teodosio, una de las principales vías del barrio de San Lorenzo. Posee tres plantas y 250 metros cuadrados de superficie. Se trata de un edificio del siglo XVIII. La abacería abrió sus puertas en él en 1995. El dueño del negocio empezó alquilando las plantas inferiores. En 2007 compró la casa por completo, que ahora pone a la venta tras decidir que el cese de la actividad –que en principio era temporal– será para siempre.

El motivo que ha llevado a este fin son las exigencias de la Gerencia de Urbanismo a la reforma planteada por la propiedad de la abacería en 2019. Aquel año se presentó en el ente municipal un proyecto de remodelación que no ha sido respondido hasta recientes fechas. El motivo de que los técnicos de Urbanismo hayan contestado ahora obedece a la denuncia presentada por un vecino al establecimiento.

Un mes de reuniones

La Gerencia ha denegado la reforma planteada, al considerar que no cumple los requisitos exigidos en la actual normativa que rige en los locales de hostelería, especialmente en lo que concierne a las vías de evacuación. Tales propuestas, según el dueño de la abacería, resultan imposibles de acometer en un edificio del XVIII que confiere un rasgo distintivo al referido negocio.

La respuesta de Urbanismo se comunicó a finales de mayo, cuando la Abacería de San Lorenzo cerró sus puertas. El dueño daba un descanso temporal a sus empleados, periodo en el que pensaba ganar tiempo para solucionar los requisitos exigidos por la Gerencia. En este mes se han mantenido varias reuniones con los técnicos municipales con la esperanza de encontrar un remedio que evitara optar por la decisión que finalmente se ha tomado: el cierre definitivo de un negocio de referencia en el centro de Sevilla.

Se pone fin, así, a casi 28 años de servicio hostelero en la calle Teodosio, famoso por muchos de los platos que se cocinaban en un establecimiento que sumaba tradición, calidad y buen servicio. Lugar de encuentro y visita por parte de políticos, actores, famosos y muchos cofrades, que han celebrado sus anuales tertulias en este rincón del barrio de San Lorenzo.

Sobre el posible nuevo uso

El cierre de la abacería conlleva la venta del inmueble. El precio de adquisición es de 650.000 euros, según el anuncio publicado en internet. Muchos sevillanos han lamentado en las redes sociales este final precipitado (e inesperado para buena parte de sus clientes) y advierten del "riesgo" de que el edificio acabe convertido en apartamentos turístico o en un hotel, actividades que van ganando cada vez mayor presencia en los edificios del Casco Antiguo que se quedan vacíos.

Sobre la posibilidad de que la Abacería de San Lorenzo continúe en otro inmueble del barrio, su dueño y creador, Ramón López de Tejada, descarta por completo tal posibilidad. “La abacería empezó en Teodosio y allí ha acabado. No habrá segunda parte”, afirma. Una aseveración que no impide que este hostelero desarrolle su buen hacer en otro local y con otro proyecto. Una decisión que aún no está tomada y que valorará en verano.

Con este cierre, Sevilla suma un nuevo capítulo a la decepcionante historia de negocios emblemáticos que en la última década han vivido un fin precipitado por diferentes motivos. Algunas veces por el cese de la renta antigua, que hizo inasumible el coste del nuevo arrendamiento para sus propietarios. En otras ocasiones, por las dos crisis vividas en este siglo: la financiera de 2007 y la sanitaria por la pandemia del Covid en 2020. Ambas restaron clientela. También por la falta de nuevas generaciones que se hagan con las riendas de los negocios. Y no hay que olvidar ciertas ordenanzas municipales que tampoco lo han puesto fácil.

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