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Este es el duro entrenamiento de Pablo Álvarez, el astronauta que viajará al espacio antes de 2030

El ingeniero espacial visita la sede de la Agencia Espacial Española y la primera edición de la cita New Space & Solutions 2025

Cecilia Hernández Rodríguez será la directora de Programas e Industria de la Agencia Espacial Española

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El primer astronauta español en 30 años visita Sevilla / Vídeo: Juan Carlos Muñoz

Dominar el ruso, conocer los puntos para sacar sangre, emprender un entrenamiento de supervivencia en entornos hostiles como desiertos y junglas, llevar a cabo técnicas de reanimación cardiopulmonar e incluso aprender a usar un taladro con la microgravedad jugando en contra. Son algunos de los aprendizajes -sumados a conocimientos de medicina, biología, geología, ingeniería y astrofísica- que forman parte del día a día del astronauta español Pablo Álvarez desde que fue seleccionado por la Agencia Espacial Europea (ESA) en 2022. Un proceso en el que realizó más de 100 pruebas a lo largo de 18 meses. Finalmente, fue elegido entre 23.500 aspirantes. "Nunca sabes exactamente por qué te han elegido a ti", reflexiona el leonés durante su visita a la Agencia Espacial Española en Sevilla y posterior participación en la primera edición de la cita New Space & Solutions 2025.

Confiesa que convertirse en astronauta "siempre había sido un sueño" en el que dejó de creer, porque "era tremendamente difícil" de alcanzar. Lejos de ser una quimera, este ingeniero aeroespacial ya se está preparando para emprender una misión, de seis meses de duración, a la Estación Espacial Internacional para dedicarse "a la ciencia" y hacer de 200 a 250 experimentos. Un hito que llegará "antes de 2030".

"Es el mejor trabajo del mundo"

Por ahora saca pecho de una intachable trayectoria que comenzó en Airbus, donde le empezaron a llamar la atención los temas espaciales. "Estoy disfrutando muchísimo, es el mejor trabajo del mundo", afirma con rotundidad Álvarez. Con una pasión envidiable cuenta que el entrenamiento que más le ha gustado ha sido el que llevó a cabo en el Centro Espacial Houston, donde hay varios modelos de ejercicios.

"Hemos tenido que formarnos en el traje espacial EMU, del que solo hay once certificados para volar en el mundo", explica el astronauta y recalca que el equipo tiene que conocer muy bien "cada sensor, cada fallo y cada problema para poder reaccionar". Solo en meterse dentro del traje, de 150 kg, tardan una media hora y "la sensación es como nacer pero al revés". Con la vestimenta entrenan unas seis horas dentro de una piscina con las medidas de un campo de fútbol y trece metros de profundidad, simulando procedimientos y "haciendo todo exactamente igual que en una caminata espacial".

Álvarez es cauto a la hora de lanzar pronósticos que vayan más allá de 2030. "Estamos viviendo una auténtica revolución en el sector espacial, pero también en geopolítica, y estamos definiendo dónde queremos estar en la próxima década", señala. Sí que es cierto que "la capacidad industrial europea y el conocimiento" deben ir ligadas, a su juicio, a una mayor autonomía "para estar donde queramos". De hecho, ha puesto en valor todo ese sector que trabaja sin que su esfuerzo se vea. "Nosotros somos la cabeza visible... pero cada vez que hay un astronauta en el espacio, hay 500 personas trabajando en tierra".

Seis meses para llegar a Marte y secuelas irreversibles

Sobre una misión a Marte, no ha dudado en explicar que "es tremendamente complicado". El viaje tiene una duración de seis meses y esperar a que el planeta vuelva a estar en órbita respecto a la Tierra para regresar: "Una misión duraría 951 días entre ida y vuelta... ningún humano ha estado tanto tiempo en el espacio".

Compara la envergadura del trayecto con las misiones que tienen en la Estación Espacial Internacional para indicar que las "secuelas" son especialmente complejas: "A veces no llegamos a recuperar la masa ósea al 100%, tenemos radiación y efectos en prácticamente todos los órganos". Todos estos problemas convierten a la Luna en "el sitio idóneo para aprender sobre tecnología y sobre cómo se desarrolla nuestro cuerpo en el espacio". Además, subraya que "ir a vivir a Marte no tendría ningún sentido".

Con humildad, aconseja a los jóvenes que quieran seguir sus pasos "que lo intenten". "Si lo intentas hay muy pocas posibilidades de conseguirlo, porque sigue siendo tremendamente difícil", asevera el astronauta, "pero hay que intentarlo".

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