Drops & Bubbles Technology: Combatir la sequía con microalgas

PIONEROS DE SEVILLA

La compañía ha patentado un sistema que permite depurar las aguas residuales usando estos organismos marinos

Mayores y nuevas tecnologías: la unión que rompe la brecha digital

Una empresa sevillana combate la sequía con microalgas / José Ángel García

Todavía hay figuras con cierto peso que cuestionan la existencia del cambio climático y sus efectos. No importan las alarmas. Tampoco los avisos científicos. Y mucho menos los estudios que dibujan un porvenir que pide una actuación inmediata y mayor responsabilidad. Frente a los negacionistas, los expertos. Los que basan su evidencia en recopilar datos durante años. En combatir los escepticismos buscando soluciones contra los fenómenos meteorológicos extremos. Uno de ellos, el que más preocupa a esta comunidad, es la sequía. Aunque es cierto que, actualmente, los embalses gestionados por Emasesa registran un volumen del 64% de su capacidad total, esta no es la realidad que nos suele acompañar. La falta de precipitaciones provoca que la reutilización del agua sea una de las soluciones más viables para combatir la escasez.

En esta tarea está la empresa sevillana Drops & Bubbles Technology desde hace más de dos décadas. El germen de la compañía está en la Universidad de Sevilla y en su seno han desarrollado una patente para conseguir agua limpia procedente de aguas residuales que se puedan destinar, posteriormente, a cultivos. La clave está en el uso de microalgas. “Esta tecnología de depuración está pensada, sobre todo, para pequeñas poblaciones o para la industria agroalimentaria”, detalla a este periódico Javier Dávila, profesor del departamento de Ingeniería Aeroespacial y Mecánica de Fluidos de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ETSI). 

¿Cómo funciona?

En los laboratorios de la Hispalense, Dávila cuenta con una maqueta para explicar el sistema que ha creado. Puede parecer sencillo pero es necesario instalar una planta de depuración con un reactor biológico. De este modo, el agua residual entra en el biorreactor donde se establece una combinación formada por microalgas y bacterias. Gracias a la luz del sol, estos organismos asimilan el CO2, el nitrógeno y el fósforo, incorporándolos a sus compuestos orgánicos, descomponen la materia orgánica y convierten “de manera muy natural y con muy poca energía” las aguas residuales en agua limpia. La Diputación de Sevilla ya ha sacado a licitación la primera depuradora comercial basada en la tecnología de depuración con estos microorganismos .

El experto sí que señala que “no es aplicable en poblaciones muy grandes” –como Sevilla– “porque no hay espacio para montar una depuradora con este sistema”. El motivo es simple. Estas plantas marinas necesitan la luz solar y, para ello, deben estar depositadas en una laguna con poca profundidad y mucha superficie. También incide en que se trata de un proyecto económico, sostenible y que consume menos energía que una depuradora convencional: “La depuración de aguas residuales consume mucha energía, si podemos reducir más del 50% ese consumo... ya supone una disminución importante en la huella de carbono”. De este proceso se extrae también biomasa: las microalgas tras el tratamiento. Estas pueden ser usadas como biofertilizantes, pero también para elaborar cosméticos y para alimentación.

Limpiar el aire

En paralelo, la compañía también desarrolla soluciones para mejorar la calidad del aire. La principal es una columna vertical donde se cultivan microalgas “a través de las que se hace pasar el aire”. Este sistema atrapa el CO2 y otros contaminantes e incluso patógenos. Drops & Bubbles Technology ha instalado este sistema en el festival Concert Music Festival de Chiclana y están pendientes de colocar 200 en el lateral de una plaza de Algeciras. Una pieza que, según Dávila, podría formar parte del mobiliario urbano por su utilidad y por su estética: “Imagina todo el humo que hay en una estación de autobuses. Estos sistemas van filtrando el aire y, al mismo tiempo, están produciendo oxígeno”.

La empresa lleva cinco años trabajando en el Centro de Nuevas Tecnologías del Agua, declarado por Naciones Unidas Centro de Referencia Mundial. A pesar del prestigio que ofrece esta institución internacional, Dávila quiere seguir creciendo. En unos meses mudarán su sede de la Hispalense a una nave con mayor superficie con el fin de ampliar sucapacidad para realizar experimentos. Por otro lado, están inmersos en la búsqueda de financiación para “incorporar más personal, hacer una mayor comercialización y terminar de desarrollar estos productos que, aunque ya funcionan, todavía tienen detalles por resolver como un funcionamiento más automático o que el mantenimiento sea mínimo”.

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