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El drama de los jóvenes para alquilar en Sevilla: "Cuando eres estudiante, te acabas metiendo en pisos en pésimas condiciones"

Tres jóvenes de entre 23 y 26 años relatan su experiencia encontrando piso en la capital hispalense

Entre los grandes impedimentos, destacan los precios desorbitados respecto a las dimensiones de los inmuebles o los largos periodos de tiempo que hay que invertir hasta encontrar una vivienda en buenas condiciones

La odisea de los universitarios para alquilar un piso en Sevilla

Una vivienda en alquiler / M. G.

Encontrar un piso de alquiler en Sevilla se ha convertido en una tarea cada vez más compleja debido al cúmulo de obstáculos que afectan a los estudiantes y jóvenes trabajadores. La continua subida de los precios del alquiler, que muchas veces no se corresponden con la calidad ni con el tamaño de los inmuebles ofertados, ha generado un panorama desalentador para quienes buscan una vivienda en la capital hispalense.

En concreto, según los datos más recientes del portal Idealista, las cuotas de alquiler se han disparado entre un 5% y un 8% en las zonas más solicitadas por jóvenes en la capital hispalense.

A esto se suman los largos periodos de búsqueda, que pueden prolongarse durante meses, y los exigentes requisitos que imponen tanto los propietarios como las inmobiliarias, lo que convierte en un verdadero desafío la misión de encontrar un piso en condiciones adecuadas.

"Un piso nos pedía el pago de cuatro mensualidades por adelantado"

Marina, una joven de 23 años nacida en la localidad gaditana de San Fernando, acaba de graduarse del doble grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad de Sevilla.

Durante los cinco años que ha vivido en la capital hispalense para estudiar la carrera, periodo en el que además ha pasado por numerosos pisos, ha sido testigo en primera persona de la subida paulatina de los alquileres: "Los precios han subido una barbaridad, cerca de 100 euros más al mes.

Además, es más caro aún teniendo en cuenta el estado de deterioro de muchos pisos".

Marina comienza su sexto año viviendo en Sevilla / D.S

Esta gaditana acaba de mudarse a un piso de tres habitaciones con ascensor en López de Gomara, Triana, donde vivirá con dos amigas (otra estudiante y una empleada) en el nuevo curso académico para realizar un máster: "De esta vivienda destaco su ubicación, ya que cuenta con buenas conexiones de transporte público para llegar al centro de estudios donde voy a realizar el máster, en Tomares. Además, se ajusta a una de nuestras prioridades, que es que tenga luz".

Pero no ha sido un proceso fácil encontrar una vivienda: "Mis compañeras y yo comenzamos la búsqueda a principios de junio. Y este piso lo encontramos hace menos de un mes, a mediados de agosto".

Inicialmente, dieron con un piso que a las tres les gustó, también por la zona de Triana, pero la inmobiliaria que lo gestionaba pedía requisitos prácticamente inalcanzables para dos estudiantes y una joven que acaba de incorporarse al mercado laboral: "Nos pedían el pago de cuatro mensualidades por adelantado (una para honorarios, fianza, entrada del mes y otra adicional que no recuerdo). Esto es algo que, siendo estudiantes, aunque tengamos la ayuda de nuestros padres, no nos podíamos permitir".

Marina y sus dos compañeras, teniendo en cuenta la situación del mercado de alquiler que afronta Sevilla, están más que satisfechas con su piso en López de Gomara: "Estamos pagando entre las tres 1050 euros por un piso que no está reformado, es antiguo. Sí es cierto que han cambiado algunos electrodomésticos y que el precio, pese a ser elevado, entra en la media de lo que es Triana actualmente".

Uno de los grandes problemas para afrontar el pago de los pisos, tal y como manifiesta Marina, nace de la situación del mercado laboral: "Creo que para ayudar a los jóvenes a alquilar pisos, primero hay que empezar por ofertarnos trabajos sin una experiencia previa que por años de carrera no podemos tener. No es viable, a no ser que hayamos desarrollado esa experiencia dentro de la propia carrera".

Esta gaditana no se plantea independizarse por completo hasta que complete su trayectoria académica, pero una de sus actuales compañeras sí lo ha pensado, y pese a estar trabajando, le es inviable: "No puede permitirse irse a vivir sola, porque los pisos que ha buscado en Sevilla no bajan de 600 euros, que es más de la mitad de su nómina mensual".

"Puedo permitirme pagar un alquiler gracias a que soy pluriempleado"

Álvaro, de 26 años y natural de Badajoz, es graduado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Actualmente es pluriempleado.

Combina un trabajo en hostelería con otro de reportero en Canal Sur. Este joven, que lleva viviendo en Sevilla desde 2016, al igual que la anterior protagonista, ha "sufrido" las subidas de los alquileres: "Conforme han pasado los años, me he podido dar cuenta de cómo el precio de la vivienda no para de subir".

En concreto, resalta: "Para mí fue una necesidad irme de Badajoz porque la Universidad de allí no ofertaba Periodismo. Gracias a las becas me pude pagar el piso, pero en aquel momento pagaba 180 euros, y ahora pago 350 euros. Estamos hablando de aproximadamente un 70% de subida". 

Un piso con el anuncia de 'Se alquila' / José Ángel García

Este pacense vivió en la Macarena durante su primer año en Sevilla y después se trasladó Triana, donde ha permanecido hasta hace apenas unas semanas: "Yo en Triana encontré mi segunda casa, por la ubicación, la gente, mi círculo de amistades, el ambiente… Este último año estuve viviendo con tres personas".

Aunque la calidad de vida era buena, destaca que "cuando tenía solo el trabajo en hostelería, daba casi el 50% de mi sueldo en alquiler". 

Álvaro y su pareja comenzaron a tantear en diciembre la posibilidad de irse a vivir juntos, y ahora han conseguido alquilar una vivienda enMairena del Aljarafe.

Hasta conseguirlo, han sido siete meses de muchas dificultades: "Aproximadamente desde enero/febrero comenzamos a buscar piso, el cual acabamos encontrando en julio, un tiempo bastante largo. Uno de los principales obstáculos fueron las “burradas” de piso que se encuentra uno. 800 euros por un piso con metros cuadrados paupérrimos... Creo que es reírse a la cara de los jóvenes que quieren independizarse"

Destaca una oferta que vieron en la calle Pureza, la cual fue toda una sorpresa cuando entraron al inmueble: "Era un estudio por el que pedían 700 euros al mes. En la cocina y el baño no podías extender los brazos por completo y la habitación estaba encima del salón, subiendo unas escaleras. No estaba ventilado ni tenía aire acondicionado". 

Con los estudios académicos ya completados y en pleno despegue de su carrera como periodista, Álvaro manifiesta la poca capacidad de los jóvenes para independizarse por el contexto laboral actual del país: "Es una situación que se repite cada año, el precio de los pisos aumenta mientras que los sueldos se mantienen estancados. Yo actualmente soy un pluriempleado que vivo de contratos temporales en el campo periodístico. No puedo soltar mi trabajo de hostelería".

El salario mínimo impide a los jóvenes pensar más allá de pagar un alquiler: "La inmensa mayoría que trabajamos no pasamos de los 1000 euros al mes. Y con un piso que cuesta 800 euros al mes, no vas a destinar casi todo tu sueldo a pagar solo la vivienda. Esto limita mucho la posibilidad de ahorrar de cara al futuro o de destinar el dinero a otros propósitos". 

Otro de los grandes problemas a los que Álvaro se refiriere es la especulación de la vivienda, que afecta al precio de los alquileres: "Vivimos en una sociedad en la que desde pequeños nos inculcan que vivir de pisos está muy bien.

Creo que es la cultura predominante, la de malversación de la vivienda, especular con ella. Y se hace dinero con algo que al final es una necesidad, porque todos tenemos que tener un lugar para vivir".

"La mayoría de pisos no presentan buenas condiciones en calidad-precio"

Por último, nos encontramos con el caso de Laura, una biotecnóloga de 24 años y natural de la provincia de Cádiz. Ella, que ya residió en Sevilla durante cuatro años para estudiar la carrera universitaria, se mudó a Sevilla entre los meses de enero a junio para un contrato temporal en un laboratorio situado en la zona norte de la ciudad.

Laura recibió la llamada para este contrato laboral en noviembre, y en tiempo récord, tuvo que enfrentarse a la difícil misión de encontrar una habitación en Sevilla: "Empecé en diciembre a buscar piso, coincidiendo con las vacaciones de Navidad. Ahí me di cuenta de "cómo estaba el patio", en cuanto a disponibilidad y las condiciones pésimas de las viviendas".

Un grupo de personas pasa por delante del escaparate de una inmobiliaria en Sevilla. / José Luis Montero

Uno de los obstáculos con los que se encontró esta joven biotecnóloga fue la falta de respuesta por parte de muchos propietarios e inmobiliarias: "Estuve mirando varios pisos en portales como Idealista y contactaba con todos los propietarios por ahí, dándoles una carta de presentación mía. Me encontré con que no recibía respuesta a muchos de esos mensajes".

Rastreando dichos portales, Laura tuvo que intensificar los esfuerzos por encontrar algo "digno" en la capital: "Yo tuve que hacer una búsqueda muy exhaustiva para encontrar una vivienda con condiciones dignas. Me encontré con pisos en zonas muy alejadas, en mal estado, sin muebles, precios caros…" 

Después de analizar un par de posibilidades, y debido a la urgencia por su inminente entrada al nuevo trabajo, Laura se decantó por un apartamento en la zona de la Macarena, cerca del Alamillo.

Se trata de un cuarto piso sin ascensor con tres habitaciones: "Me decanté por ese porque no había nada mejor. Además iba con mucha prisa porque necesitaba entrar cuanto antes. He estado pagando 300 euros al mes por una habitación de pequeñas dimensiones, con cama individual y un armario igualmente pequeño. Además, la zona no era buena".

Para conseguir hacerse con dicha habitación, la casera del piso le pidió sus tres últimas nóminas, el contrato de trabajo y un mes de fianza. Pero esta particular mantenía el alquiler de la vivienda en negro: "A la hora de la verdad, cuando fui a firmar el contrato, me di cuenta de que era un documento improvisado por ella. Entonces, por eso, no me pidió muchos requisitos".

De hecho, Laura se vio afectada por esta práctica habitual en el negocio de los alquileres en el momento de abandonar el piso: "Cuando salí del piso, la casera hizo un chanchullo con el pretexto del pago de la luz para quitarme parte del dinero de esa fianza".

Toda esta situación que ha vivido ella, se extiende también a amigos suyos: "En el momento que necesitas entrar rápido en un piso, te acabas metiendo en lo primero que encuentras, y el problema es que la mayoría de pisos no presentan buenas condiciones en calidad-precio. Lo que hay, es muy caro o está destrozado.

Dos compañeras de esta empresa con la que he estado trabajando han encontrado después de mucho esfuerzo un piso en Triana, pero les cuesta 1.000 euros al mes, con dos habitaciones".

Al igual que Álvaro, Laura se refiere a la necesidad de regular el negocio con la vivienda: "Deberían de regular la manera con la que la gente compra pisos, y sin arreglarlos, los ponen en alquiler sin ningún tipo de control o supervisión.

Cuando eres estudiante, vas a lo barato, y te acabas metiendo en pisos en pésimas condiciones". Se refiere aquí nuevamente como ejemplo al piso en el que ha estado viviendo durante seis meses: "Mi casera tiene el piso a 900 euros al mes, y está en una zona mala y alejada del centro de Sevilla, no tiene el baño arreglado, las tuberías se atascan, hay humedades… Y así conozco muchos casos de pisos de estudiantes. Esto dificulta vivir de manera digna"

Pese a tener sus estudios finalizados y su trayectoria laboral comenzada, Laura no contempla a corto plazo la posibilidad de irse a vivir sola: "A día de hoy es imposible independizarse solo, a no ser que tengas mucho dinero o tengas un buen sueldo en tu trabajo.

Yo no me veo mudándome sola hasta dentro de diez años más o menos. Además, el mercado ha subido mucho de precio y es imposible vivir en un piso que no sea con compañeros". 

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