El dolor de los senegaleses de Sevilla tras la muerte de Mamour Bakhoum
La muerte del vendedor ambulante dispara la tensión entre policías y senegaleses, que exigen una investigación imparcial de los hechos
Unos 200 senegaleses intentan cortar el tráfico en el Paseo de las Delicias
"Policía Local, asesina" o "Justicia para Mamour" fueron algunos de los gritos que recorrieron sobre las cinco de la tarde de ayer el Paseo de las Delicias. Unos doscientos senegaleses pedían así Justicia para Mamour Bakhoum, muerto el pasado domingo ahogado en el río cuando huía de la Policía Local. Bakhoum, vendedor ambulante de 43 años que llevaba tiempo establecido en Sevilla, portaba un hatillo con 34 camisetas falsas de distintos equipos de fútbol. Según la Policía, se agarró a un noray y se soltó, cayendo al agua desde una altura de cuatro metros. Se hundió y ya no salió del agua, a pesar de que dos agentes se lanzaron a rescatarlo.
Los senegaleses no se creen que su compatriota actuara de esa forma, que el propio jefe de la Policía Local, Antonio Luis Moreno, había calificado la mañana de ayer de "sorpresiva" e "incongruente". Algunos de ellos creen que los policías lo empujaron, otros que lo persiguieron durante tanta distancia (aproximadamente un kilómetro y medio) que llegó cansado y se tiró al agua para tratar de huir, pero que ya no supo salir. La asociación de senegaleses en Sevilla ha solicitado una investigación imparcial y justa que esclarezca lo ocurrido con el mantero.
Nadie ha explicado bien por qué una intervención que se inicia en la avenida de la Constitución con un grupo de 12 vendedores ambulantes termina con uno de ellos ahogado en el río a un kilómetro y medio de distancia. Según consta en las actuaciones, a las que ha tenido acceso este periódico, el grupo de manteros sale corriendo al ver a dos motoristas de la Policía Local, cuando ya un agente de paisano había dado aviso a sus compañeros para que intervinieran contra la venta ambulante, que se concentraba en la zona de Correos.
Los vendedores se dispersaron, con la mayoría de ellos dirigiéndose hacia el Paseo de Colón. Los policías dieron batidas por la zona y divisaron a uno de los vendedores por la glorieta de los Marineros. Le siguieron hasta el Muelle de Nueva York, donde le cortaron el paso. Fue ahí cuando, sin soltar las prendas que llevaba, se agarró al noray y terminó soltándose para caer al agua. Dos policías locales se lanzaron al agua para tratar de sacarlo, sin éxito. Fueron los Bomberos los que recuperaron el cadáver unos minutos después.
Esa noche, una treintena de personas acudieron a la Jefatura de la Policía Local, donde lanzaron piedras y botellas. Dos agentes sufrieron lesiones y hubo daños en el edificio policial. La asociación de senegaleses niega que fueran amigos y allegados de la víctima. Los representantes de esta entidad mantuvieron un encuentro con el jefe de la Policía Local, Antonio Luis Moreno, y el delegado de Seguridad, Ignacio Flores, a raíz del cual se calmaron los ánimos.
Sin embargo, la crispación no ha bajado en las últimas horas. Unos doscientos senegaleses se congregaron la tarde de ayer en el Muelle de Nueva York para rendir homenaje al fallecido. Ese acto derivó poco después en una manifestación espontánea y no autorizada por el Paseo de las Delicias, en la que se vivieron momentos de gran tensión cuando la marcha llegó al cruce con el puente de San Telmo, en el que había dos policías locales regulando el tráfico.
Algunos de los manifestantes hicieron ademán de irse a por los agentes, mientras que otros de los senegaleses trataban de calmar a sus compatriotas. Por momentos estuvo cortado el tráfico. Inmediatamente llegaron varias dotaciones de la Unidad de Intervención Policial (UIP) y de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de la Policía Nacional que garantizaron el orden y evitaron que los altercados fueran a mayores. Aún así, el dolor de los senegaleses es muy profundo en estos momentos y puede saltar una chispa en cualquier momento.
Mamour Bakhoum residía legalmente en España desde al menos el año 2019. Tenía antecedentes por venta ambulante ilegal y uno de estos incidentes acabó con una condena por atentado a agente de la autoridad. Se le impuso una pena de cuatro meses. Sus compañeros aseguran que no había ningún motivo para que se tirara al agua de la forma que lo hizo y exigen que se aclare lo ocurrido. El hombre deja mujer e hijos en su país, entre ellos una niña de un año.
Por su parte, la Policía Local defiende la intervención. El jefe del cuerpo asegura que el vendedor cayó al agua de forma "sorpresiva" y que lo habitual en este tipo de actuaciones es que los manteros tiren el hatillo y huyan, algo que Mamour no hizo. De hecho, cayó al agua con 34 camisetas que, empapadas, lo hundieron aún más al elevarse el peso que llevaba consigo. "Lo de ayer fue absolutamente inesperado e incongruente. No es el modo de operar de los vendedores ambulantes, que normalmente sueltan el hatillo. Este hombre no lo soltó y tomó esta decisión, nunca sabremos por qué", dijo el intendente mayor de la Policía Local.
El Sindicato Profesional de Policías Municipales de España (Sppme) en Sevilla mostró su "total y absoluto apoyo y reconocimiento" a los agentes que participaron en la intervención. "La muestra de valor que tuvieron los dos compañeros que no dudaron en arrojarse al río, con el desconocimiento de lo que se iban a encontrar, para poder salvar la vida de esta persona, es un ejemplo de profesionalidad y de humanidad, no dudando en ningún instante de poner en riesgo su vida". Una humanidad, asegura el sindicato mayoritario, que también demostraron cuando "se desmoronaron llorando como niños" por el fallecimiento de esta persona.
Por su parte, CSIF Sevilla denunció que "desde hace dos años" el edificio de La Ranilla "carece de "videovigilancia nítida del perímetro y entrada" y avisa que "cualquier persona puede acceder por la puerta principal, abierta 24 horas sin restricciones", según consta, además, en un escrito dirigido al delegado de Seguridad Ciudadana, Movilidad y Recursos Humanos y fechado el pasado 19 de junio.
El documento se elaboró en respuesta a otro escrito formulado por la sección sindical el 17 de junio de 2022 "tras observar que, a pesar del tiempo transcurrido, ninguna de las propuestas presentadas se había tenido en cuenta por parte del Ayuntamiento", tal como señalan fuentes de CSIF a Europa Press. En el texto se aludía a la falta de una "cámara nítida" que grabara imágenes diurnas y nocturnas "con una calidad aceptable en el perímetro y el acceso al edificio de la Jefatura", al tiempo que se recordaba el "incendio provocado en un patrullero estacionado en la misma puerta".
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