Los divorcios en Sevilla tienden a la baja tras repuntar en la pandemia

Sociedad

El año pasado se cerró con 3.449, una cifra muy por debajo a la de 2019, año previo al Covid

El pico se registró en 2017, con 4.319 rupturas matrimoniales por esta vía

Menos divorcios en Andalucía y de mejor calidad gracias a la mediación extrajudicial

Una pareja se da la mano en la calle.
Una pareja se da la mano en la calle. / D. S.

Los sevillanos se lo piensan más antes de divorciarse. Aunque la pandemia precipitó el final de los matrimonios, recuperada la vieja normalidad el número de divorcios en la provincia se reduce. Una tendencia a la baja que se registra después de la crisis sanitaria que obligó a los cónyuges a convivir más horas y en un espacio más limitado. Factores que propiciaron bastantes rupturas, pero que, una vez superados, en Sevilla como en el resto de España, no se traduce en un aumento de éstas, sino todo lo contrario.

Para constatar esta tendencia a la baja hay que tomar de referencia 2019, el año previo a la pandemia. Aquel ejercicio se formalizaron en la provincia sevillana 4.060 divorcios. Los datos más recientes recogidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan que en 2022 dicha cifra se quedó en 3.449. Es decir, hay 600 divorcios menos que hace cuatro años y con una crisis sanitaria por medio.

De hecho, el primer desplome considerable se registró en 2020, el año en que estalló la pandemia. Frente a los 4.060 divorcios de 2019, aquel ejercicio pusieron fin a su relación 3.390 matrimonios. Esta cifra se recuperaría en 2021, con 3.729 divorcios, consecuencia directa de la crisis sanitaria. Se vino abajo de nuevo el año pasado, con 3.443. Todo indica que en 2023 la merma continúe.

Un millar menos en un lustro

La serie con datos provinciales del INE se remonta a 2013. Hace una década los divorcios llegaban a cifras similares a las de los últimos años. Hubo 3.839. En este periodo, el pico más alto se alcanzó en 2017, con 4.319. Es decir, un lustro después la cifra se ha reducido casi en un millar.

La tendencia registrada en Sevilla es similar a las de las provincias donde se encuentran las grandes ciudades españolas. Así, en Madrid, entre 2019 y 2022 el número de divorcios se redujo en casi 2.000, hasta llegar a los 11.546 del último año analizado. En Barcelona la merma resulta idéntica, al contabilizarse 2.000 divorcios menos en dicho periodo. En Málaga, aunque la disminución es menor, también se ha constatado que estas rupturas van a la baja: de los 3.796 de 2019 a los 3.122 de 2022. Una diferencia muy parecida a la de la provincia sevillana, con 674 divorcios menos.

¿Qué provoca esta disminución? Son varios los factores que intervienen en esta tendencia: económicos y sociológicos. En los primeros, los expertos siempre han mantenido que a mayor tasa de desempleo, menos divorcios. Ello obedece a que este procedimiento supone un gasto que muchos matrimonios no pueden afrontar. Esta incidencia parece que, a priori, no está entre los condicionantes en el descenso de los divorcios. El balance laboral de 2022 acabó con cifras positivas. Según los datos del Servicio Andaluz de Empleo (SAE) el ejercicio se había cerrado con 19.157 puestos de trabajo creados y con 12.490 parados menos. En total, el número de desempleados llegaba a finales de año a 172.814. Eso sí, como alertan los sindicatos, al margen de estas cifras hay que valorar la calidad de los empleos creados: temporalidad, tipo de jornada laboral y remuneración. Factores que provocarían que muchos matrimonios no acaben separándose al no costear el gasto que un divorcio supone por precariedad laboral.

Una decisión madurada

Pero, sin duda, los factores sociológicos ganan peso en esta tendencia. Aunque el INE no los detalla por provincias, conviene tener en cuenta algunos datos que contiene la estadística a nivel estatal. La mayor proporción de los divorcios (un 39%) se concentra en personas con edades comprendidas entre los 40 y 49 años, seguidas del grupo de 50 y 59 años. El 45% de los matrimonios que ponen fin a su relación por esta vía no tienen ya hijos dependientes a su cargo. Y la duración media de la vida conyugal es de 16,5 años. Características que reflejan que se trata de matrimonios ya maduros, con un resorte económico, y que han sopesado bastante la idea del divorcio. Lo hacen, además, cuando la normalidad ha vuelto a sus vidas, tras dejar atrás el periodo de convivencia forzosa que propició la pandemia.

De igual modo, se reduce el número de divorcios conflictivos. A nivel nacional sólo el 20% de las disoluciones matrimoniales acabaron en los juzgados. En 2013 este porcentaje era del 25%, lo que también desvela que existe un importante nivel de acuerdos antes de llegar a los tribunales. A esta disminución ha contribuido bastante la custodia compartida de los hijos, fórmula a la que ya se acogen el 45% de los divorciados.

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