La diplomacia y la asesoría de un urbanista francés

Sevilla tuvo este miércoles la fortuna de escapar del castigo de la Unesco. O no. Quizás haya hecho falta algo más que buena suerte para salir libre del juicio de San Petersburgo. Juan Ignacio Zoido anunció hace ya meses que, como alcalde, defendería a capa y espada a la ciudad para evitar que perdiese la distinción de la Unesco. Y, ahora se puede decir, también para eximir a Cajasol de la obligación de tumbar el rascacielos, al que le faltan menos de diez plantas para alcanzar su cota máxima.

Misión cumplida. Y medalla para Zoido, que sale reforzado de una batalla que se ha librado con algunos aliados. Sus intervenciones de este miércoles ante el comité de la Unesco han sido minuciosamente preparadas y forman parte de una estrategia para la que se ha buscado al mejor de los guías.

El hombre en cuestión es Georges Zouain, un reconocido urbanista francés con más de 16 años de experiencia en la Unesco. En concreto, el último de sus cargos en la agencia internacional fue el de director adjunto del Centro de Patrimonio Mundial, curiosamente, el organismo que ha querido castigar a Sevilla por la construcción de la Torre Cajasol. Luego pasó a la esfera privada y trabaja para una consultoría establecida en Beirut para asuntos culturales y de patrimonio. Su contratación ha sido clave para diseñar la carrera diplomática necesaria para garantizarse el voto a favor de los países antes de la asamblea. Una estrategia que se destapó la semana pasada con el viaje de Zoido a París, donde aprovechó para contactar con embajadores y representantes de una decena de países. Este miércoles volvió a ser su guía, y el de Marcos Contreras, vicepresidente de Cajasol, que también acompañó al alcalde en su viaje a Rusia.

Zouain, que ha visitado varias veces Sevilla y ha sido miembro de Icomos, ya defendió en su día que el impacto de la torre sería positivo, dada su ubicación, extramuros del casco antiguo y al otro lado del río.