Qué fue más difícil: dar la vuelta al mundo hace 500 años o llegar a la Luna en 1969
Con la ayuda Carlos Font, historiador e investigador oriundo de Los Palacios y Villafranca, estableceremos una comparativa que nos ayude a ver los rasgos comunes y las diferencias entre dos de los eventos que más marcaron la historia de la humanidad
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Con motivo del V Centenario de la llegada de Juan Sebastián Elcano tras circunnavegar el planeta al completo, lo que se ha conocido desde entonces como vuelta al mundo, en esta ocasión comentaremos, con la orientación de un experto en materia histórica, lo que une y separa este hito con otro de los sucesos que marcaron la evolución de la humanidad y el avance de su historia: la llegada a la Luna en 1969.
En primer lugar, nos señala el propio Font, cabe señalar la diferencia más notable entre un evento y otro, siendo esta los casi 500 años que los separan (la vuelta al mundo data de 1522, mientras que la llegada a la Luna del Apolo 11, como hemos mencionado, de 1969), y las diferencias tecnológicas evidentes entre dos épocas tan dispares.
No obstante, también desde un inicio se puede establecer un primer elemento común a ambos casos. Hablamos de la demostración de la esfericidad del planeta Tierra, tanto mediante la ruta marítima que conectó un punto consigo mismo tras la mencionada circunnavegación de la superficie terrestre completa, como mediante la visualización del mismo planeta desde el espacio exterior, que también evidenció el tamaño tan reducido del mismo en comparación con el resto de cuerpos celestes. A su vez, de este elemento común también se extrajo una conclusión coincidente de los dos eventos, la concepción de nuestro planeta como una aldea global de la que todos formamos parte.
A continuación, trataremos de ahondar en diversos factores a raíz de los cuales proseguir con esta comparación:
El componente económico de la I vuelta al mundo y la llegada a la Luna
Dos operaciones de estas características, como es evidente, necesitaron de una fuerte inversión económica, la cual también fue de una naturaleza muy distinta según el evento histórico al que nos refiramos de entre estos dos.
En cuanto a la vuelta al mundo, resulta especialmente curioso que se extrajera un beneficio económico considerable de la expedición, puesto que los involucrados tuvieron que vivir un auténtico calvario, muriendo gran parte de la tripulación y perdiéndose cuatro de los cinco barcos que inicialmente partieron. Este beneficio, por otra parte, se produjo gracias a un cargamento inmenso de clavo, portado por la Nao Victoria, cuya venta sirvió para cubrir los gastos completos de la expedición e incluso pagar a los tripulantes que no habían perdido su vida en el proceso.
Con respecto al viaje a la Luna, este supuso años de ensayos, prototipos e investigación conllevando, por supuesto, una financiación millonaria por parte del Gobierno Estadounidense que también se tradujo en grandes beneficios, tanto en lo puramente monetario como en lo político y científico, especialmente en su competición constante contra la Unión Soviética en el marco de lo que hoy denominamos Guerra Fría.
La dependencia de un centro cosmopolita
Ambos hitos dependieron de la existencia de un centro cosmopolita del que adquirir la financiación necesaria para dos expediciones de este calibre, además de necesitar del mismo para poder desarrollar las infraestructuras pertinentes.
En el caso de la vuelta al mundo de Elcano, se sirvieron del Puerto de Sevilla, una ciudad repleta de colonias de mercaderes extranjeros procedentes de potencias líderes en el panorama económico internacional, como Francia, Italia o Portugal, donde también se abrían incontables negocios y se impartían estudios relacionados con la navegación, siendo un equivalente aproximado a la función actual de Silicon Valley en la actualidad, cambiando, evidentemente, la informática y tecnología por la navegación y el comercio. Muchos de los navegantes y comerciantes previamente mencionados pidieron hacerse súbditos de la corona de Castilla.
La llegada a la Luna mediante la expedición del Apolo 11, a su vez, se produjo dentro de un contexto de bonanza económica y tecnológica en los Estados Unidos, que incluso a día de hoy se mantiene a la vanguardia en estos aspectos, manteniéndose como la nación cosmopolita por antonomasia del sistema internacional. Al igual que en la vuelta al mundo, por otra parte, necesitó de la colaboración de extranjeros para llevarse a cabo, en este caso de Wernher Von Braun, ingeniero aeroespacial oriundo de Polonia que se unió a los estadounidenses tras haber colaborado en el pasado con la Alemania nazi, y quien también diseñó prototipos muy diversos de cohetes V1 y V2, misiles balísticos que marcaron la historia militar.
En definitiva, observamos un factor común entre ambas expediciones y las naciones que las llevaron adelante, y se trata del poder económico inmenso acompañado de tendencias aperturistas que sirvieron para expandirse.
¿Cuál de estas dos expediciones fue, entonces, más difícil?
Para tratar de ahondar, a modo de conclusión, en este último apartado, Carlos Font nos ha señalado, en primer lugar, que no ha habido expedición exitosa en la historia que no se haya visto precedida por todo tipo de ensayos e intentos fracasados.
Incluso si hablamos de la vuelta al mundo, aunque no con este propósito expreso, hubo intentos anteriores de realizar expediciones de calibre similar, como la que se tradujo en el descubrimiento del estrecho de Magallanes tras tres décadas de búsqueda.
Han sido muchos los marineros que han tratado de marcar su nombre en la historia como lo hicieron Elcano o Colón sin éxito, cimentando el camino hacia el progreso que hitos de esta naturaleza significaron.
También en el caso de la expedición de la que hoy se cumplen 500 años existía un objetivo diferente al que finalmente se cumplió, y este era encontrar una ruta hacia las islas de las Especias que no se cruzara con los portugueses. Eran muchos los factores que podrían haber concluido en un fracaso absoluto, y aún así se llegó a llevar a cabo una de las gestas más grandes de la historia de la humanidad.
Esto sucedió también con la expedición lunar, e incluso posteriormente varios intentos de enviar transbordadores espaciales han resultado en desastre, como sucedió con el Challenger allá por 1986 y el Columbia en 2003.
Así pues, en una fecha tan marcada como esta, tenemos una gran oportunidad para subrayar que, a pesar de los siglos de distancia entre estos hitos, es mucho más lo que los une que lo que los separa.
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