Entre la tradición, los arreglos de última hora por la lluvia y el cariño a los difuntos

Sevilla en el día de todos los santos

Miles de personas acuden a recordar a sus seres queridos en una jornada en el cementerio de San Fernando con más afluencia de la habitual

El Día de Todos los Santos en Sevilla, en imágenes

Donde los huesos se imponen a la calabaza

Miles de familias rinden homenaje a sus muertos en el Cementerio de San Fernando. / Juan Carlos Vázquez Osuna

Aunque son muchos los que adelantan la celebración de esta importante cita con los difuntos en los días previos, la tradición se impone y el día 1 de noviembre sigue siendo un día señalado en este reencuentro con la memoria en el cementerio de San Fernando.

Con pasillos más llenos de lo habitual, en Sevilla este rito continúa más vivo que nunca y, prueba de ello, el trasiego constante de personas no ha parado en toda la mañana en una jornada en la que los sevillanos han cumplido con sus difuntos en el Día de Todos los Santos, a pesar de que la festividad daba pie este año a una escapada de puente festivo al caer en viernes. Las ofrendas florales, los arreglos y limpiezas de última hora tras una semana lluviosa y el homenaje a los que se fueron marcan este día especial en el camposanto sevillano.

La Policía Local controla los accesos al cementerio, recién reurbanizados. / Juan Carlos Vázquez

Como es habitual, Tussam ha establecido un servicio especial, que se mantendrá hasta mañana, para facilitar los desplazamientos en transporte público. Así, se ha reforzado la línea 10, que conecta el centro de la ciudad con el cementerio, además de establecer una lanzadera que tendrá el mismo recorrido y paradas que esta línea, sólo en el tramo entre la terminal de Ponce de León y el propio cementerio. Además, este año el camposanto ha estrenado sus accesos principales, que han sido dotados de mayor espacio para el peatón, mejores condiciones de accesibilidad, un nuevo pavimento, además de la renovación de la red de saneamiento y alumbrado público.

Ya dentro, claveles, margaritas, pero, sobre todo, rosas "de todos los colores" eran hoy las flores preferidas por quienes no se resignan a perder la costumbre de velar por los que ya no están entre nosotros. David Lao lleva más de 30 años vendiendo flores a las puertas del cementerio sevillano en un puesto familiar donde hoy atienden unas cuatro personas. Están desbordados.

"Estamos vendiendo sobre todo rosas, de todos los colores. Este día es siempre un día fuerte porque la gente no falla el 1 de noviembre en el cementerio", cuenta mientras prepara un ramo con rosas rojas que le han pedido por encargo. No paran. La escena se repite en el resto de negocios que estos días hacen su agosto en el mes de noviembre.

_DSC4050.JPG / Juan Carlos Vázquez Osuna

Mil historias, sentimientos, recuerdos, mensajes... fluyen entre nichos, panteones, ramos y cipreses. La tradición es ir en familia y así se acerca al nicho de su madre Carmen Gómez. Va con su padre, Antonio, al que la pandemia del coronavirus le "robó" a su mujer en febrero de 2021. "Pasamos el virus todos en casa y ella se llevó la peor parte", cuenta la mujer. No es la primera vez que visitan el sepulcro esta semana. "Lo arreglamos el lunes que estuvo el día bueno, pero después de todo lo que ha caído, nos quedábamos más tranquilos comprobando que no se le había caído nada", añade Carmen.

María Luisa Benítez va con sus dos hermanas, que adelantan el paso cargadas con dos grandes ramos de rosas rojas y blancas que han comprado en uno de los puestos de los aledaños del camposanto. "Venimos todos los años juntas. Nuestros padres están enterrados aquí y nos gusta poner su ramito de flores a cada uno en su recuerdo. Nos hace sentirnos mejor, aunque los tenemos todos los días en el recuerdo", relataba.

Miles de familias rinden homenaje a sus muertos en el Cementerio de San Fernando. / Juan Carlos Vázquez Osuna

Otra fiel a la tradición es Manuela. Vecina de Pino Montano limpió con sumo cuidado y cariño la tumba en la que descansa un hijo, que murió a los 49 años, hace cuatro años. Otro de sus hijos y su nuera le acompañan en el que se convierte todos los años en un ritual con el que intentan calmar su tristeza interior. Sin embargo, las lágrimas afloran mientras coloca las flores y limpia el mármol con el nombre del fallecido.

Aunque la puesta a punto de las lápidas, la ofrenda floral y la renovación de las flores que quedan permanente son los rituales que más realizan los familiares. También están quienes se quedan delante del nicho y en silencio recuerdan momentos o conversan con sus seres queridos. Los más fieles buscan la intimidad para rezar. Y los más nostálgicos comentan anécdotas que los acercan al familiar difunto. Hay calles en las que se ven familias enteras. Los niños llevan las flores a modo de juego. La tradición se impone desde pequeñitos. "¿Quién les dice que no ayuden a llevar las flores a su abuelo?", dice una joven rodeada de familiares menores ante un gran panteón.

Otro clásico en el Día de Todos los Santos en el cementerio sevillano, es la visita a las tumbas de personajes ilustres. De toreros como Paquirri o Joselito El Gallo a tonadilleras como Juanita Reina o Marifé de Triana, ante cuyo sepulcro se detiene al paso Esperanza. "Qué bonito te lo tienen, hija", suelta mientras le lanza besos al aire y es apoyada por otra señora que, en compañía de una chica joven a la que le explica quién era la cantante. "Es que era la mejor del mundo entero", apostilla.

Historias, todas, que ponen voz y rostros en medio de un goteo incesante de personas en un día clave en el único cementerio de Sevilla, la gran ciudad de los difuntos en la que descansan los restos de miles de sevillanos.

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