Vivir sin olfato por el Covid

Día Mundial de la Anosmia

La anosmia es una de las secuelas del coronavirus más comunes en pacientes que sufren la versión larga de la enfermedad, no tiene tratamiento y sólo podría explicarse por la muerte de neuronas sensoriales

"Es horrible no poder oler a tu pareja", dice una sevillana tras 22 meses sin oler nada

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Nuria Hernández sufre Covid persistente y vive sin olfato desde hace 22 meses.
Nuria Hernández sufre Covid persistente y vive sin olfato desde hace 22 meses. / Juan Carlos Vázquez

La pérdida total o parcial del olfato forma parte de la lista de síntomas de Covid-19 que el Ministerio de Sanidad mantiene en su informe técnico para identificar a personas sospechosas de estar contagiadas, junto a los más comunes como fiebre, tos y cansancio. Pero no siempre estuvo ahí. Hasta finales de marzo de 2020, Sanidad no lo incluyó y la Organización Mundial de la Salud tardó un poco más en identificarlo como síntoma. Estudios con pacientes en Wuhan, Alemania y comunicados de varias sociedades médicas confirmaron esta sospecha: la pérdida de olfato es un síntoma de Covid-19. Los expertos insisten en que es una pérdida temporal, con un periodo de recuperación máximo de unos seis meses. Sin embargo, no es el caso de Nuria Hernández, una sevillana que perdió el olfato y el gusto tras contagiarse en marzo de 2020 y que aún no los ha recuperado.

La acción de oler consiste en inhalar las moléculas desprendidas por el objeto o la persona olida. Estas moléculas son interceptadas por las neuronas sensoriales olfativas que se encuentran en el interior de la nariz. Cada olor activa un conjunto específico de neuronas que transmiten la información al cerebro para luego codificar ese olor específico.

Nuria lleva más de 22 meses sin activar este procedimiento. Se contagió justo cuando se acababa de decretar el estado de alarma y desde entonces no ha vuelto a oler. "Todo empezó de golpe, los síntomas llegaron en cascada. Dolor de cabeza, diarrea, tos, falta de aire y, simultáneamente, perdí el gusto y el olfato. Fue una compañera de trabajo la que me dijo que se estaba comentando que se trataba de un síntoma del coronavirus", relata. Y es así como comenzó su pesadilla. "Me asusté y mucho. Cogía una botella de lejía y no olía nada. Impregnaba toda la casa de ambientador y no olía nada. Iban pasando las semanas y no se solucionaba, al revés, iban surgiendo síntomas nuevos. A día de hoy sigo igual. El Covid me ha robado los sentidos fundamentales", lamenta Nuria.

Esta sevillana es la voz de los que no tienen olfato por culpa del Covid. Todavía no se tiene calculado el número total de personas que padecen este síntoma persistente del coronavirus, pero sí cual es el nombre de esta patología. Sufren anosmia, una rara patología de la que hoy se celebra su Día Mundial y que provoca la pérdida parcial o completa del sentido del olfato y que a su vez imposibilita en gran medida el sentido del gusto. Una enfermedad que a pesar de haber ganado en los últimos tiempos protagonismo por ser uno de los síntomas del Covid-19 aún sigue siendo una discapacidad olvidada e infravalorada por las administraciones y una gran desconocida por la población en general.

La anosmia se puede originar por infecciones respiratorias, traumatismos cerebrales, exposición a químicos o enfermedades neurodegenerativas

La anosmia o pérdida del sentido del olfato se origina por muchas causas, entre las más conocidas se encuentran las clásicas infecciones respiratorias, traumatismos cerebrales como los sufridos en accidentes de coche, exposición a químicos o enfermedades neurodegenerativas, pero también surge de forma congénita por la falta del bulbo olfatorio en el nacimiento. En el caso de Nuria y, como ella, de todos aquellos que pierden este sentido por una infección de Covid se trata de una anosmia vírica. "Dado que el Covid-19 es una nueva enfermedad, el espectro de posibles manifestaciones clínicas aún no está cerrado. Lo que sí sabemos hoy es que casi un 40% de personas sufren complicaciones neurológicas y dentro de las mismas, una de las más frecuentes es la anosmia. De hecho, la mayor parte de los estudios hablan de una prevalencia global de anosmia entre los pacientes Covid-19 del orden del 55%. De este modo, la pérdida del olfato puede ser útil como señal de alerta ya que la presencia de una anosmia aguda de nueva instauración en el contexto actual aumenta sustancialmente la probabilidad de infección", explica el neurólogo y divulgador científico sevillano, José Manuel García Moreno.

El doctor José Manuel García, en su consulta.
El doctor José Manuel García, en su consulta. / M. G.

El por qué se produce la anosmia en pacientes con Covid no es aún bien conocido, tampoco la razón por la que la desarrollan unos infectados y otros no. "Probablemente obedezca a un mecanismo multifactorial e, incluso, puede haber factores ambientales predisponentes y también genéticos. Se da tanto en los pacientes que sufren una infección leve como moderada o grave", indica el doctor. "Por un lado, el daño inflamatorio directo sobre la mucosa olfatoria por el coronavirus, como lo demuestran los altos niveles de interleukina-6, una citoquina fuertemente proinflamatoria. También podría ser, en parte secundaria a la obstrucción de las hendiduras olfatorias, que impediría la activación de las neuronas olfativas. Y también se ha visto que muchos de los elementos celulares que forman la mucosa olfatoria más allá de las neuronas olfatorias, como son las células de sostén o soporte, las células madres basales, las células en cepillo o las de las glándulas de Bowman coexpresan los receptores ACE2 y TMPRSS2 que sabemos que son precisos para que el coronavirus penetre dentro de las células, por lo que la anosmia podría ser secundaria al daño en estas células", ahonda el neurólogo.

Casi dos años después, Nuria no renuncia a volver a disfrutar de los pucheros que le prepara su madre aprovechando los días de frío en invierno y que, desde que se contagió de Covid, sólo puede comer con los ojos ya que a la pérdida de olfato, a Nuria se le ha unido la también frecuente en pacientes con síntomas persistentes de la enfermedad, disgeusia o pérdidas en el sentido del gusto. "Todo me sabe a agua. La hora de comer ha pasado a ser algo que hago porque hay que hacerlo, pero que, para nada, disfruto", afirma la sevillana que, durante el primer año de la enfermedad llegó a perder más de 25 kilos como consecuencia de la persistencia de los numerosos síntomas asociados al coronavirus que todavía hoy la acompañan.

Además, explica que, a medida que pasa el tiempo, van surgiendo los "olores fantasma", percepciones olfativas muy desagradables que realmente no existen pero su cerebro recrea. "Suele ser, sobre todo, olor como a cable quemado. Es algo que te vuelve loca. Buscas y buscas de donde viene ese olor y no hay nada, todo está en tu cabeza. También olor a basura o a tabaco. Es muy desagradable porque, realmente, el olor que quisieras sentir es el que no puedes disfrutar. Es horrible no saber como huele tu pareja ni percibir el olor a perfume de algún ser querido. Ese tipo de sensaciones que son las que de verdad añoras", recalca la también vicepresidenta de la Asociación Long Covid Andalucía.

Un efecto que se llama parosmia o disosmia, según aclara el doctor García Moreno, y del que hay estudios que revelan que indican que podría sufrir hasta el 20% de pacientes. "Aquellos que sufren parosmia pueden detectar olores, pero el olor de ciertas cosas, o a veces todos ellos, es diferente al habitual y, a menudo, desagradable", añade el especialista.

La pregunta del millón para quienes afrontan este problema es si se puede recuperar el sentido del olfato, si es o no reversible la anosmia. Para poder recuperarlo, el neurólogo sevillano explica que el entrenamiento olfativo es, posiblemente hasta la fecha, la única alternativa terapéutica a este padecimiento. "Como su nombre indica consiste sencillamente en entrenar el olfato", recalca. Para ello se usan determinados odorantes como el alcohol fenileletílico, el eucaliptol, la citronela y el eugenol, que son fuertemente odoríferos que se dan a oler en sesiones repetidas de 20 segundos, dos veces al día durante 12 semanas. En otros protocolos, además se han usado el mentol, tomillo, mandarina y jazmín, durante 12 semanas más y el té verde, la bergamota, el romero y la gardenia, otros tres meses. Existen también laboratorios a los que las personas con anosmia acuden y practican cada día con diferentes aromas. No obstante, advierte el doctor, "aún no está bien establecida la verdadera utilidad de este enfoque".

Otros abordajes con menos solidez científica consisten en el uso de corticoides tópicos intranasales, la vitamina A o la teofilina intranasal y la administración oral de suplementos de ácido alfalipoico o de omega-3, con estudios a favor y en contra de su utilidad terapéutica.

Los resultados, son variables, como señala el doctor García Moreno. "La recuperación del olfato en pacientes que han sufrido una infección por Covid puede ir desde la semana o 15 días desde que negativizan la enfermedad, que sería lo normal, hasta periodos superiores a los seis meses", recalca. "El tiempo será el que nos determine las repercusiones reales de este efecto como consecuencia de una infección Covid. Habrá que esperar el resultado de estudios de seguimiento de esas personas que lo siguen padeciendo después de este periodo", concluye el neurólogo.

Mientras tanto, Nuria se aferra a su propia imaginación para poder disfrutar de "los olores de toda la vida". "Por ejemplo, escucho la radio y sale un anuncio de café, pues yo cierro los ojos y, pese a que soy muy particular porque no me gusta nada su sabor, pero sí me encanta su olor, me sumerjo en mi propia mente para poder traer a ella la sensación de ese aroma a café que, aunque no te llega, parece que sí, que lo sientes", relata la sevillana. "Además, ahora que se acerca la primavera y, con ella, la Semana Santa, y que empiezo a escuchar y ver anuncios sobre ella o escucho una marcha cualquiera, automáticamente me transporta a un paseo por mi ciudad, por Sevilla, y me trae el olor a naranjos, a azahar, y me emociona, es como si pudiera sentir el olor al incienso tan característico en este tiempo en las calles. He aprendido a que algo tan sencillo como un sonido, te puede evocar tantas emociones que ahora mismo ponemos muchísimo más en valor", añade con añoranza.

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