El día que Zoido se sintió como si fuera Del Bosque

Éxito de crítica y público antes de Boadella y Arrabal. El arzobispo, con dos futbolistas del 'eterno' rival.

Foto: Juan Carlos Muñoz
Foto: Juan Carlos Muñoz
Francisco Correal Sevilla

31 de mayo 2014 - 05:03

Como ayer jugaba España en Sevilla, otra vez el embrujo de los pinares de Oromana, el alcalde Zoido hizo de Del Bosque y presentó a sus seleccionados. Sevillanos de guardia, como le gustaba llamarlos a Ricardo Acosta. A dos semanas del España-Holanda, en el teatro Lope de Vega que vivirá los duelos entre Verdi y Wagner (con dirección de Boadella), entre Dalí y Picasso (Fernando Arrabal), la ceremonia de los premios Cervantes (Cristóbal) llenó por completo el aforo.

En 1986 nació Sergio Ramos, la selección española fue al Mundial de México gracias a un gol de Gordillo a Islandia y Aurora Vargas triunfó en la Quincena Flamenca en el escenario al que ayer volvió con Pansequito. Dos futbolistas de las canteras sevillanas que suman 191 partidos con la selección y que han triunfado en el Madrid. El rival de Juan José Asenjo. El arzobispo es colchonero y bromeó con Ramos por el gol a Courtois. "¿No has oído la Cope? El equipo se desmantela", diría monseñor al cronista. Estuvo Butragueño, tetragoleador del 86 a Dinamarca, que jugó con Gordillo y representa a Ramos. Gregorio Conejo, el vecino de Ángela, la calentera del Postigo, lo hizo hermano de los Negritos. Estuvo Ángel María Villar, presidente de la Federación Española, que perdió una Copa con el Betis.

Hubo interludios musicales de la Banda Municipal que dirige Francisco Javier Gutiérrez -pasodoble para la Banda Tejera, música cofrade para Juan Borrero-, acto sin Sevilla eterna ni memoria histórica. En puertas de un Mundial americano, habló la americanista Enriqueta Vila. En el argot balompédico, premiados que llegaron de la Cultural Leonesa, como la doctora Ana María Álvarez Silván, benefactora de los niños con cáncer, o del Tudelano, como Antonio Hernández Calleja, pionero de arroces.

Un niño de la clac decía una y otra vez desde un palco: "¡Sergio Ramos!". Sus testarazos en Múnich y en Lisboa eran como el mascarón de proa del acto. Aquí los goles se los han marcado al paro (diez mil empleos en Konecta, la empresa que fundó José María Pacheco Guardiola), a la enfermedad (Jesús Loscertales, hijo de Felicidad Abril, nombre de modelo de Bacarisas), a la injusticia (José Joaquín Gallardo, sempiterno decano del Colegio de Abogados), a la exportación (Concha Yoldi, de Persan).

En mañana de borceguíes, con diseño de Pilar Burgos Belinchón, y tarta de cumpleaños para el Colegio de Enfermería, sonaron las sevillanas de El Pali con un cuarto de siglo de retraso. Paco Palacios murió en junio de 1988, el mismo mes que Gordillo se cortó la coleta con la selección en la Eurocopa de Alemania.

El cónsul de Letonia, José Jiménez Silva, estaba cerca del cónsul de Camas, Curro Romero, y del de Filipinas, José Ignacio Bidón Vigil de Quiñones, país que no irá al Mundial de Fútbol, pero sí estará en el de Baloncesto.

La televisión (Eva González) le ganó al cine. A la salida, Antonio Pérez, productor de Solas, departía con Pía Halcón, concejal, hija del productor de Manuela, y con María del Mar Sánchez Estrella. ¿Una película con concejalas del PP? PP, Luci, Bom y otras chicas del montón. Sergio Ramos es el último en salir. Cámaras abajo; niños arriba para un autógrafo. Carmen Chazarri, Carmen Trigo y Rosa Simón, empleadas del teatro Lope de Vega, lo capturan para una foto. El crack abraza a Víctor Fernández, Manolo Aguilar e Ismael Medina, currelantes de la prensa deportiva sevillana. El hermano de la zapatera prodigiosa, Antonio Burgos, estaba en Múnich, el Mühlberg de Ramos.

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