La deuda pendiente de Sevilla con el marqués de la Vega-Inclán

Fomentó el turismo, diseñó el actual barrio de Santa Cruz, o impulsó la construcción de las casas baratas

El Ayuntamiento le dedicará una calle, pero se merece más

Alfonso XIII visita en 1914 las obras de las Casas Baratas junto al marqués de la Vega-Inclán y el arquitecto Vicente Traver.
Alfonso XIII visita en 1914 las obras de las Casas Baratas junto al marqués de la Vega-Inclán y el arquitecto Vicente Traver. / D. S.

Benigno Mariano Pedro Casto de la Vega-Inclán y Flaquer, II marqués de la Vega-Inclán. Este nombre le dirá poco a la mayoría de los sevillanos, pero es una de esas figuras sin las que sería imposible tener la ciudad actual. Gracias a este “sevillano nacido en Valladolid”, como él mismo se definía, Sevilla cuenta con el magnífico barrio de Santa Cruz. Propició numerosas reformas y restauraciones en el Real Alcázar, siendo alcaide. Jugó un papel decisivo para la construcción del Hotel Alfonso XIII o la estatua del Cid Campeador. Su influencia con el rey fue determinante para llevar a buen término la Exposición Iberoamericana de 1929. E impulsó la construcción de las famosas casas baratas para muchos sevillanos que hasta ese momento vivían en condiciones infrahumanas. Todo eso y mucho más hizo este marqués por la ciudad que hasta ahora sólo le recordaba con una placa en el Callejón del Agua, esquina con Justino de Neve, dónde vivió.

El Pleno del Ayuntamiento ha acordado la rotulación con su nombre del espacio formado por la confluencia de la calles Fabiola y Ximénez de Enciso, en su amado Santa Cruz. Es sólo un pequeño pago por todo lo que el marqués de la Vega-Inclán hizo por esta ciudad tan proclive a olvidar a las personas que más y mejor la quisieron. Por ello, la Asociación de Vecinos del Barrio de Santa Cruz, quiere, como siguiente paso, promueve poner un busto del marqués de la Vega-Inclán en esta plazuela, como está en la Casa de Cervantes de Valladolid. Sería una copia de ese retrato realizado por le gran escultor Mariano Benlliure. También existe otro igual en el Museo del Romanticismo. Esta iniciativa serviría, de alguna manera, para hermanar Valladolid y Sevilla. Ya se está buscando la financiación necesaria para ello. La huella de Vega-Inclán en Sevilla es tan profunda que bastaría para que fuera nombrado hijo adoptivo a título póstumo.

El espacio en el barrio de Santa Cruz que se rotulará Marqués de la Vega-Inclán.
El espacio en el barrio de Santa Cruz que se rotulará Marqués de la Vega-Inclán. / Juan Carlos Muñoz

Vega-Inclán, como viajero incansable en su época de militar, se da cuenta de que el turismo es la mejor manera que tiene España para salir de su profunda crisis. Así lo explica Javier Mateos de Porras en la biografía en la que recopila los principales hitos del marqués. Canalejas le nombra en 1911 Comisario Regio de Turismo y Cultura y hasta 1928 va a desarrollar buena parte de sus proyectos.

Placa en su memoria en el Callejón el Agua.
Placa en su memoria en el Callejón el Agua. / M. G.

Capitaneó la reordenación y saneamiento del barrio de Santa Cruz, con la cesión a la ciudad de parte de la Huerta del Retiro del Alcázar, creando así una conexión directa con Menéndez Pelayo y conformando los actuales Jardines de Murillo. Este barrio, el más apreciado y visitado por los foráneos, es el primero sometido a una reforma con fines turísticos. También crea la primera red de hospederías de Santa Cruz. Vega-Inclán fue clave en esta transformación hecha de la mano del arquitecto Juan Talavera.

El marqués era consciente de la necesidad y la oportunidad que suponía estrechar lazos entre América y España. Por ello, en 1925 se propone crear la Casa de América en una de las hospederías de Santa Cruz. Ubicada en la Plaza de Alfaro 6, “en sus cuatro plantas se distribuyeron habitaciones de honor para visitantes ilustres, biblioteca, club de señoras, salones de lectura, o una oficina de turismo. Estuvo decorado con cuadros de Valdés Leal o Zurbarán”, señala Mateos de Porras.

El marqués de la Vega-Inclán.
El marqués de la Vega-Inclán. / D. S.

Como alcaide del Real Alcázar, reestructura y reordena las huertas y jardines entre 1911 y 1922. Tras dividirse en dos la Huerta del Retiro, la que queda dentro del recinto regio pasa a llevar su nombre. Mención especial merece la colocación de la Puerta de Marchena en 1915 para conectar estos espacios verdes. Vendida ya al magnate americano William Randolph Hearst, Vega-Inclán intercedió ante Alfonso XIII para que ejerciera el derecho de tanteo. También promueve la restauración en 1914 del Palacio el Yeso, único resto del Alcázar almohade que había sido descubierto unos años antes.

En Sevilla también se ensaya la construcción de las primeras Casas Baratas de España con la creación de su Real Patronato. La primera parcela, en el Porvenir, fue seleccionada por el propio marqués.

La estatua del Cid, el hotel Alfonso XIII, la influencia para llevar a buen término la Expo del 29, la exploración arqueológica del Patio de lo Naranjos del Salvador, o la propaganda turística y el libro de bocetos de la Semana Santa y la Guía de Sevilla, son otros de los muchos logros del marqués en una ciudad que todavía le debe un mayor reconocimiento.

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