El desplome de la natalidad en Sevilla: 2.000 niños menos en seis años
Demografía
La cifra de nacimientos en el primer semestre de 2022 es la más baja desde la posguerra
El mayor descenso se registra en el grupo de madres de entre 30 a 34 años
El Ayuntamiento de Sevilla mantiene el reto de los 700.000 habitantes
Sevilla se enfrenta a un problema que no tiene visos de mejoría a corto plazo. La natalidad se desploma a pasos agigantados, con toda la repercusión negativa que este fenómeno tiene en la demografía de la ciudad. No en vano, en seis años han nacido 2.000 niños menos, una de las mermas más acusadas y que pone de relieve la necesidad de desarrollar políticas que frenen dicha tendencia, que tanto incide en la población de la capital andaluza y, por ende, en ámbitos económicos y sociales.
Los datos más actualizados del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre natalidad refleja esta coyuntura. Conciernen al primer semestre de 2022, periodo en el que en la provincia de Sevilla se registraron 7.061 nacimientos. Se trata de la cifra más baja de la serie del ente estatal, que desde 1941 ofrece información mensual sobre alumbramientos.
Si se compara con el primer semestre de 2016 (el último año fraccionado por meses en la web del INE), la diferencia es abismal. En aquellos primeros seis meses se contabilizaron 9.181 nacimientos en la provincia, por lo que la merma ha sido del 23% en seis años, o dicho en números redondos, 2.000 niños menos, lo que evidencia que la base de la pirámide poblacional en Sevilla es cada vez más estrecha.
500 alumbramientos menos en un año
La tendencia iniciada entonces -cuando la provincia se recuperaba de los estragos de la crisis económica- ha continuado los últimos ejercicios. Si el primer semestre de 2016 se saldó en la provincia con 9.181 nacimientos, en 2017 este dato fue de 8.674, una cantidad que se reduciría en la primera mitad de 2018 a 8.280. Al año siguiente, el cómputo hasta junio se saldaba con 7.880 alumbramientos y en el de 2020, con 7.753. La estadística en el primer semestre de 2021 no difirió mucho de esta cifra, con 7.559. La merma ha vuelto a acentuarse este año, cuando se han registrado en la comparativa anual casi 500 nacimientos menos, hasta quedar dicho índice en 7.061. Debe apuntarse en esta trayectoria que las diferencias más leves se han producido en los ejercicios marcados por el Covid.
Por grupos de edad de la madre, el que alcanza los mayores registros es el comprendido entre los 30 y 34 años, con 2.333 nacimientos. Le sigue la siguiente franja, de los 35 a 39 años, con 2.167 alumbramientos, y la anterior, de los 25 a 29, con 1.226. Los tres han registrado importantes retrocesos en estos seis años. Así, en el grupo más joven hay 389 nacimientos menos; en el de 30 a 34 años la bajada se contabilizan 1.938 niños menos y en el de 35 a 39, en casi 600.
Llama la atención que, aunque se trate de un leve repunte, haya un saldo positivo en uno de los grupos de madres más longevos analizados por el INE, se trata del conformado por las sevillanas de entre 45 a 49 años. Si en el primer semestre de 2016 alcanzaron los 47 nacimientos, en la primera mitad de 2022 se ha superado esa cifra, hasta llegar a los 68. Lo que evidencia, por otro lado, que cada vez se alarga más la edad reproductiva de las sevillanas. Otro síntoma de los tiempos actuales.
Ni en la posguerra
La bajada de la natalidad en Sevilla es más acusada, incluso, que la registrada en toda España. El propio INE ha subrayado un dato curioso a este respecto. Desde 1941 el ente estatal viene registrando los nacimientos mensuales y haciendo balance cada semestre. Pues bien, en estos más de 80 años y a nivel estatal, se trata del periodo donde menos alumbramientos se han contabilizado. La provincia sevillana no escapa de este ejemplo. Si se accede a los documentos más antiguos que posee el INE a este respecto (disponibles sólo en PDF), se constata que la natalidad se encuentra por debajo de aquella dura época de la posguerra.
Así, en el apartado dedicado a "nacidos vivos por meses y provincias" (por aquel entonces se producían muchas muertes de niños al dar a luz), entre enero y junio de 1941 se contabilizaron en Sevilla 12.208 alumbramientos, cifra que supera en más de 5.000 a los nacimientos del primer semestre de este año. En toda España, en ese periodo se registraron 276.839 niños vivos. En los datos más actualizados del INE dicho indicador es de 159.705, una diferencia abismal, pues supone casi la mitad.
Esta bajada tan drástica de la natalidad ya se inició hace 14 años con la irrupción de la crisis financiera a finales de 2007. Aunque frenó su caída a mitad de la década pasada, cuando se produjo cierta recuperación, no ha recuperado los valores de principios del siglo XXI, una época marcada por la bonanza económica. Ni parece que la reversión sea posible a corto plazo. Esta coyuntura dibuja una pirámide poblacional con la base cada vez más pequeña y que tiene numerosos efectos.
Efectos en los colegios
Uno de ellos se evidencia en el ámbito educativo. La merma de niños provoca el cierre de aulas en muchos colegios y el reajuste en la oferta de escolarización. Empezando por el primer ciclo de Infantil, el de 0 a 3 años, que comenzará el curso el próximo 1 de septiembre. Cada vez son más las escuelas que prestan servicio en dicha etapa que se encuentran con serias dificultades para cubrir mínimamente las plazas disponibles.
En los colegios también la bajada de la natalidad ha sido fuente de polémicas entre la Administración educativa -en este caso la Junta de Andalucía-, que en los últimos años ha cerrado aulas por la falta de demanda, y los sindicatos y AMPA, que han pedido en reiteradas ocasiones que se aproveche este descenso para reducir la ratio (el número de alumnos por clase). La disminución de los nacimientos empieza a afectar también a los institutos.
El caso de China, del hijo único a fomentar las familias con varios
China constituye todo un precedente en cuanto a cambios demográficos. De aplicar severas medidas para reducir la natalidad durante más de 30 años a fomentar los nacimientos en la actualidad. A este último objetivo responde el plan de medidas gubernamentales puesto en marcha desde Pekín para elevar la baja tasa de nacimientos del país, que el año pasado cayó a un mínimo histórico. Aunque China permite desde mayo de 2021 tener hasta tres hijos, la nación más poblada del mundo se enfrenta a una grave crisis demográfica. De hecho, algunos expertos alertan de que experimentará un crecimiento negativo (más muertes que alumbramientos) dentro de tres años.
Cifras oficiales muestran que en 2020 la población total del país aumentó en 480.000 personas. Se trata de la tasa de crecimiento más baja en el último medio siglo. El crecimiento negativo poblacional se ha registrado ya en 11 de las 31 regiones, especialmente en el noreste, noroeste y centro de la nación.
Con el fin de revertir esta tendencia, 17 departamentos gubernamentales han redactado un documento en el que se proponen nuevas políticas preferenciales de acceso a la vivienda, mayor flexibilidad laboral o ayudas fiscales y a la educación con el objetivo de proporcionar una coyuntura que favorezca la natalidad. Entre los incentivos para aumentar los índices de natalidad se incluyen políticas de ayuda al hogar y beneficios fiscales. También se aborda el cuidado de los niños. Para ello, se fomentará la flexibilidad horaria en el entorno laboral y se ofrecerá la posibilidad de trabajar desde casa para los empleados con hijos. De igual modo, se pretende reducir el número de abortos que no se deban a una "necesidad médica".
En algunas ciudades ya se están facilitando ayudas directas a familias con más de un bebé, por lo que en un corto periodo de tiempo se ha pasado de la férrea política del Gobierno comunista que obligaba a tener un solo hijo (vigente desde 1980 a 2016) a promover la natalidad para hacer frente a una situación demográfica que entrañaría un grave problema para esta potencia mundial.
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