Así ha sido el desfile de Dior en Sevilla: Monumental Dior, Sevilla sublime
La 'maison' francesa presenta una colección con Andalucía metida en las entrañas de la moda, en una fiesta en la Plaza de España llena de feria, flamenco y sinfonías románticas
Desfile de Dior en Sevilla: Lina, una musa para la firma francesa
La noche iba cayendo suavemente, con la parsimonia de esta primavera perezosa y tórrida, y el anochecer ascendió por el enladrillado de la Plaza de España con la elegancia floral en rojo que acompañaba la fiesta de Dior. La Colección Crucero 2023 ha sido un acontecimiento que se venía paladeando en la ciudad a lo largo de estos días. En la noche de Corpus, algo más calmada de temperatura, las siluetas andaluzas de Maria Grazia Chiuri asombraban al casi millar de asistentes dispuestos a lo largo de la media luna de la plaza.
Esta colección resort de la excelente maison de diseño y perfume ha sido tan monumental como su entorno. Un espectáculo marcado por el zapateado que evocaba a Carmen Amaya y dos cuadros de bailarinas, como el rojo de las flores dispuestas por Fran Cisneros, que formaban olas con sus faldas al son de la orquesta en vivo. Sones sinfónicos románticos para las primeras modelos con chaquetilla, traje corto, entre bordados y transparencias. El sombrero cordobés, la seña más andaluza y flamenca, domina en una colección racial. Chiuri imagina una España de tonos de tierra, abigarrada, de barrocos bordados, en tules y en evocaciones a nuestros montones (y mantos). Dior propone en la nueva colección crucero faldas pantalón, faldas tableadas, en negro y rojo.
Un espectáculo monumental para la vista, en distintos planos. Con las modelos caminando entre las arcadas de la plaza. Junto a la orquesta también sonó Rosalía. Imprescindible, unida ya a nuestra identidad esencial. Una segunda parte del desfile con más volumen, con terciopelo, cuero e incluso el cofradiero ruán. Bolsos ubriqueños, lunares menudos y filigranas sugerentes. Una mujer española, sexy. Aires de campo y pradera y fantasías étnicas que buscan entrañarse en el Sur. En este Mediterráneo, que en Sevilla adquiere el carácter americano, del que ha bebido el equipo de Chiuri.
Una fantasía española a sones de violín, con gabardinas, abrigos, camisas que sueñan con ser capas. Trajes de noche con volantes dorados, sensuales vestidos malvas de transparencias y escotes negros. Andalucía, taurina, en los tonos azafrán, sangre y albero, con imprimaciones desbordante.
Sevilla se marchó de fiesta tras el pase conjunto, una antología de asombro. Al compás de jaleo, las bailarinas, músicos, modelos y más de un espontáneo contagiado por el ambiente culminaron una puesta en escena que habrá enamorado a quienes hayan seguido el desfile por las redes. Y lo que se seguirá viendo en programas e informativos.
Dior se ha envuelto en la Andalucía más femenina y señorial, una tierra que acoge y reposa, una nueva muestra de un lugar que sabe ser anfitrión, como ha sido siempre. Dior se ha gustado mucho. Con una Sevilla feriante se ha gustado del todo.
Qué mejor Plaza de España en la que Dior se enseñorea y muestra a todo el mundo que el Sur tiene forma de renacimiento continuo. Sevilla resucita en cada primavera y Andalucía le sienta muy bien a la inspiración y a la moda.
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