El desafío de la FP en Sevilla con la nueva ley del Gobierno
Educación
Todos los ciclos serán duales, lo que supone una gran implicación de las empresas
Centros como Altair llevan 40 años prestando una labor social con esta formación técnica
Los títulos relacionados con la Informática logran un 100% de empleabilidad
La FP en Sevilla muere de éxito
La FP, una enseñanza tan demandada por las familias y las empresas en la actualidad, se enfrenta el próximo curso a un auténtico desafío: adaptarse a la nueva ley del Gobierno. En el Colegio Altair son conscientes de ello. Este centro concertado, de educación diferenciada, fue uno de los primeros de Sevilla en apostar por la Formación Profesional en los años 80, cuando se consideraba una alternativa secundaria al Bachillerato y la universidad. Una vía de auxilio para quienes habían fracasado en los estudios. Cuando han pasado cuatro décadas, los ciclos que en sus instalaciones se imparten se han convertido en un referente de calidad educativa, sin olvidar la importante labor social que se realiza a través de ellos, pues la mayor parte de los alumnos que los cursan proceden de barrios deprimidos de la ciudad. Estos estudios tienen ante sí el gran reto que supone la nueva ley que los regula, impulsada por el Ejecutivo de Pedro Sánchez y que será de plena aplicación a partir de septiembre.
La oferta académica del Altair en FP la componen actualmente ocho títulos. Tres de ellos de grado medio y cinco del superior. En el primer grupo se encuentran Electromecánica de Vehículos Automóviles, Gestión Administrativa y Sistemas Microinformáticos y Redes. El segundo lo conforman Administración y Finanzas, Enseñanza y Animación Sociodeportiva, Automoción, Desarrollo de Aplicaciones Webs y Sistemas Electrotécnicos y Automatizados.
Al implantarse hace 40 años, este centro educativo ahondaba en la línea puesta en marcha en 1967, cuando fue inaugurado por la obra educativa del Opus Dei en el extrarradio de Sevilla. El fundador de esta organización católica, San José María Escrivá, llevó la enseñanza a los barios obreros que en la actualidad conforman el amplio Distrito Cerro-Amate, que los últimos años aparecen en el listado de zonas más pobres de España. Altair ya no está en el perímetro de la capital andaluza, se encuentra a pie de la SE-30, pero su función social sigue intacta. Una labor que se constata especialmente en los ciclos formativos.
Adolescentes y treinteañeros
Adrián Rodríguez tiene 16 años. Es vecino de Palmete y alumno del grado medio de Electromécanica de Vehículos. El taller del que dispone esta titulación en nada difiere del que puede encontrarse en cualquier barrio de la ciudad. Eligió este ciclo porque le gusta la mecánica. El mismo motivo que impulsó a sus compañeros -Juan Luis Barrios, de 18 años y residente de la Candelaria; y Andreu Barbeta, de Rochelambert- a decantarse por esta formación. Los tres jóvenes ya han decidido qué van a hacer una vez que acaben los estudios. Uno de ellos, cuando se titule, empezará a trabajar. Es consciente de la demanda de técnicos que existe en Sevilla. Otro seguirá formándose. Se matriculará en un grado superior. Y el tercero tampoco lo duda. Su tío cuenta con un taller y allí trabajará. La FP del Altair se convierte, de este modo, en una cantera de profesionales para el tejido productivo del entorno y en una vía segura para la inserción laboral de los jóvenes.
Esta oportunidad no se ofrece sólo para los alumnos que han acabado la educación obligatoria, a los 16 años. También para quienes han vuelto a los estudios buscando una segunda oportunidad. Es lo que le ha ocurrido a Nicolás Álvarez, que cumplidos los 30 años decidió "reciclarse" y estudiar el grado medio de Sistemas Microinformáticos. Ahora cursa el superior de Desarrollo de Aplicaciones Web. Un ejemplo de que la FP supone uno de los mejores ejemplos de formación permanente.
Alta empleabilidad
El Altair matricula cada curso a casi 400 alumnos en estos ciclos. La cifra la aporta Jesús Candau, director de FP en dicho colegio. Todos los años hay excedente de demanda para lograr plaza en las titulaciones. Las más reclamadas son las de la rama de Informática -en la que llegan a registrarse hasta 300 solicitudes de matriculación para las 30 plazas ofertadas-, la de Automoción y la de Animación Sociodeportiva. Este gran interés lo justifica la elevada inserción laboral que se logra con dichas especialidades. "En los relacionados con las TIC la empleabilidad alcanza al 100% de los titulados, mientras que en otro ciclos es menor porque buena parte del alumnado decide seguir con los estudios en un grado superior o entrar en la universidad", explica Candau.
"Un 70% de los jóvenes que estudian aquí la FP vienen de los barrios de Cerro-Amate, pero debido a que en esta enseñanza la Junta aplica el distrito único andaluz, como en el sistema universitario, existe un 30% de alumnos que proceden de provincias cercanas, como Córdoba y Cádiz, y residen en pisos compartidos con compañeros o se alojan con familiares", detalla Candau, quien manifiesta que este importante porcentaje de estudiantes que vienen de fuera de Sevilla obedece al gran prestigio que tiene Altair en Formación Profesional.
El acceso a los ciclos es distinto según el grado que se pretenda cursar. En los medios se entra desde la ESO y en los superiores, bien desde un grado medio o desde el Bachillerato, aunque en este caso resulta determinante la modalidad elegida en la enseñanza preuniversitaria. Por supuesto, la nota del expediente académico es clave para hacerse con una plaza, de ahí que muchos expertos no entiendan que la reforma educativa del Gobierno (Lomloe) permita que los jóvenes titulen con asignaturas suspensas, lo que dificulta después la entrada a la FP deseada. "Si no consigue la calificación necesaria, ese alumno quedará condenado a estudiar un ciclo que no le gusta", admite el director de FP en Altair.
Nuevas propuestas
La oferta de grado medio en Sevilla la protagonizan los centros públicos y concertados. Sin embargo, en el grado superior adquieren bastante peso los privados, de ahí la importancia de Altair, que mantiene el concierto en estas enseñanzas. "En algún momento hemos contemplado la posibilidad de impartir una FP Básica, pero las limitaciones físicas lo impiden", aclara Candau.
Lo que sí se prevé es ofertar un curso de especialización en Ciberseguridad. Se trata de un tipo de enseñanza que equivale al máster universitario y que, en el caso de la FP, acredita la formación de un estudiante en una especialidad profesional. Dicha titulación, la de Ciberseguridad, ya la imparten otros centros de la provincia, como el CEU en Bormujos o el IES Punta del Verde, en la capital. El próximo curso la desarrollará el colegio concertado de los Padres Blancos, en Los Remedios. Altair sería el cuarto. Un listado que seguirá ampliándose, debido al elevado número de empresas tecnológicas que reclaman trabajadores con este perfil, pues evitan que sus sistemas informáticos sean víctimas de un ciberataque, como ocurrió el pasado septiembre en el Ayuntamiento de Sevilla. En todo caso, se trata de una posibilidad que "se está analizando".
Todo a Dual
Este centro concertado se enfrenta al desafío de la nueva ley de FP, que empieza a aplicarse el próximo curso. "Aún faltan instrucciones para desarrollarla", añade Candau. Entre las novedades más importantes que incorpora cabe destacar el propósito de que todos estos ciclos sean duales, es decir, que la mitad se desarrolle en las aulas y la otra, en empresas. El principal problema -apuntan desde la dirección de Altair- es que el porcentaje de alumnado andaluz en esta modalidad no llega al 5%. Este tipo de formación procede de Alemania, donde la mayor parte del tejido productivo lo conforman grandes empresas y multinacionales, que cuentan con personal suficiente para hacer las veces de tutor en sus instalaciones y enseñar a los alumnos.
El grado superior de Administración y Finanzas ya es dual en Altair, "en un 40%", según apuntan sus responsables. El centro mantiene acuerdos con unas 50 empresas para que los estudiantes realicen en ellas el módulo de la FCT (Formación en Centros de Trabajo). Entre estas firmas se encuentran Deloitte, Siemens, Mapfre, auditoras y talleres de mediano y pequeño tamaño. Algunos son propiedad de antiguos alumnos, donde reciben y enseñan a las nuevas generaciones del colegio que aprenden Electromecánica y Automoción.
El papel de los antiguos alumnos
Los antiguos alumnos desempeñan una función clave en estos estudios. Así lo señala Juan José de Paiz, subdirector de Altair. La experiencia profesional de quienes fueron estudiantes del colegio supone un plus a la hora de formar a los alumnos actuales. También lo hacen antiguos profesores. "Entra dentro de la educación personalizada que promueve este centro, con un seguimiento individualizado en lo académico y personal de cada estudiante", defiende De Paz.
Un ejemplo de esto último lo proporciona José Antonio Lozada, quien comenzó a estudiar la FP en Altair en 2016. Empezó con el grado medio de técnico en Instalaciones Eléctricas y Automáticas para continuar luego con uno superior en Sistemas Electrotécnicos y Automatizados, que acabó en 2020. Durante este tiempo el propio colegio le proporcionaba ofertas de empleos temporales para las vacaciones de verano y Navidad. "Una vez que terminé los estudios me incorporé de forma a inmediata a trabajar", recuerda Lozada.
"Llevo ya una antigüedad de tres años y medio con mi empresa, Pimasa, donde desempeñamos funciones de seguridad, de protección contra incendios y nos encargamos de las instalaciones de control", detalla este antiguo alumno de Altair. Además, desde que salió del colegio ha tenido la oportunidad de trabajar en el extranjero a través de Dragados. Lo hizo en una plataforma eólica en el Mar del Norte, Alemania. "Fue una gran experiencia", afirma.
"Altair te inculca la responsabilidad, la educación, la puntualidad, el orden y la limpieza en el trabajo", subraya Lozada, que asegura que "a día de hoy tutores de Altair siguen mandado ofertas de empleo". Una prueba de que se mantiene el vínculo con un centro educativo cuya labor social resulta indiscutible en Cerro-Amate. La nueva ley de FP supondrá ahora un nuevo desafío.
Los principales cambios de la reforma educativa
La nueva ley de FP entraña importantes cambios. Uno es lograr un sistema integrado en esta enseñanza, que agrupará la FP del sistema educativo y la FP para el Empleo (incluidos los certificados de profesionalidad). Se pretende, así, lograr un modelo más flexible al articularse en cinco grados de cualificación acumulables y ascendentes (A, B, C, D y E), que irán desde las microformaciones a los títulos de especialización.
La norma contempla dos tipos de formación dual: una general en la que el 20% del aprendizaje se realice en una empresa sin vinculación contractual; así como una intensiva, donde el 30% de la formación se desarrolle en el tejido productivo y con contrato.
Esto supone la creación de figuras que colaboren y faciliten la relación centros educativos-empresas. Todo ello en provincias, como Sevilla, donde predominan las pymes. Un importante reto.
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