Los denunciados pagan la sanción incluso antes de que se les notifique

La Policía Local multa a 32 personas desde principios de año por contratar los servicios de meretrices en las calles.

Un control de la Policía Local en Sevilla Este el pasado verano, unos días antes de que entrara en vigor la ordenanza.
Un control de la Policía Local en Sevilla Este el pasado verano, unos días antes de que entrara en vigor la ordenanza.
F. Pérez Ávila / Sevilla

10 de mayo 2012 - 05:03

La mayoría de los clientes de prostitutas denunciados en Sevilla desde que entró en vigor la ordenanza, el pasado 28 de octubre, han pagado las multas sin presentar alegaciones. Algunos de los infractores se han presentado incluso en la Delegación de Familia y Asuntos Sociales para efectuar el pago antes de que las denuncias les hayan sido notificadas. De esta manera se evitaba que las sanciones llegaran a sus casas y que los miembros de su círculo familiar se enteraran del motivo de la multa. Además, gozan así de la reducción del 50% por pronto pago.

Así lo indicaron este miércoles a este periódico fuentes de la Delegación de Familia y Asuntos Sociales, que se encarga de tramitar las denuncias. En lo que va de año, la Policía Local ha denunciado a 32 personas por contratar los servicios de prostitutas en la calle. Hay que tener en cuenta que este tipo de multas son mucho más difíciles de imponer que las de tráfico o las de la botellona, de ahí que la media de expedientes que se tramitan al mes sea de 6,4.

Para denunciar a un cliente, la Policía Local tiene que sorprender a éste in fraganti bien contratando a la prostituta o en el mismo momento de la práctica sexual. Si se sorprende antes, el supuesto cliente puede alegar que no estaba en ese momento contratando ningún servicio y simplemente estaba dialogando con las mujeres mientras daba un paseo por la zona. Habría que recurrir entonces a testigos para probar que estaba realizando una actividad ilícita, que además se suele desarrollar en zonas oscuras y apartadas, por lo que difícilmente pueden encontrarse a terceras personas y que encima estén dispuestas a declarar ante la Policía.

El importe de las denuncias oscila entre los 750 y los 3.000 euros dependiendo de si las infracciones consideran leves, graves o muy graves. La gravedad de las mismas depende de varios factores, como la cercanía de zonas infantiles o centros educativos y edificios de viviendas. Pese al elevado importe de las multas, los denunciados prefieren pagarlas por la vía rápida antes que alegar.

En febrero, el Ayuntamiento anunció que acababa de cobrar las dos primeras multas a clientes de prostitución callejera denunciados por la Policía Local. En los primeros tres meses desde la entrada en vigor de la norma, a finales de octubre de 2011, el Consistorio había iniciado 46 expedientes sancionadores. De ellos, habían sido tramitados y notificados 33, mientras que los 13 restantes estaban aún pendientes de notificación.

El trabajo de la Policía Local contra la prostitución ha permitido prácticamente erradicar este fenómeno de zonas históricamente afectadas, como la calle Santo Domingo de la Calzada, en Nervión, donde en lo que va de año no se ha puesto ninguna multa. Tampoco se ha denunciado a ninguna persona en Sevilla Este, donde existía un foco perenne de prostitución callejera en la zona más alejada del barrio, en la avenida de Emilio Lemos y vías colindantes, donde acaban de entregarse varias promociones de viviendas y todavía se construyen otras.

En cambio, en Su Eminencia y las calles aledañas el problema permanece activo, a juzgar por la procedencia de las denuncias. La asociación de empresarios de los polígonos industriales de Sevilla ya alertó en su momento de que la presencia policial en los barrios y zonas residenciales había provocado una deriva de la prostitución callejera hacia los recintos industriales. El de Su Eminencia es el más afectado, pero la Policía también ha multado a clientes en otros parques industriales como el de la Carretera Amarilla, donde desde hace años ejercían la prostitución un grupo de jóvenes africanas, la mayoría de ellas procedentes de Nigeria.

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