Obras de demolición en el antiguo restaurante La Raza de Sevilla
Obras
Comienzan los trabajos para recuperar el diseño original que el negocio tuvo en 1929
El establecimiento ha sido objeto de saqueos los últimos meses
Así será el nuevo restaurante de La Raza: un gran pabellón de cristal
Expolio en el restaurante La Raza en el Parque de María Luisa
Las obras de demolición en el antiguo restaurante La Raza, en la entrada del Parque de María Luisa en Sevilla, ya han comenzado. Escombros y maquinarias protagonizan la estampa que se puede contemplar estos días en dicho enclave histórico.
Los usuarios de las redes sociales se han hecho eco del inicio de estos trabajos, como demuestran las imágenes colgadas en Facebook, donde se puede comprobar el avance de dichas labores.
Las obras de demolición se están acometiendo actualmente en las zonas añadidas a lo largo del tiempo y no en las que conforman el edificio primitivo, construido para la Exposición Iberoamericana de 1929 para ser sede del Pabellón de Información de aquella muestra.
Dichos trabajos están contemplados en el proyecto de reforma del edificio, que persigue recuperar el diseño primitivo tras ser adjudicada su explotación hostelera al Grupo Abades. Los autores del proyecto son los arquitectos Gonzalo Castro Fernández-Palacios y José Ramón Guerra del Moral. Debe recordarse que Abades logró la concesión en mayo de 2022 al ganar el concurso convocado al efecto.
Por hacerse con este negocio, el grupo hostelero paga un canon anual de 610.999 euros durante un periodo de 16 años. La adjudicación puso fin a un litigio entre el Ayuntamiento y sus gestores anteriores, el Grupo La Raza. Dicho conflicto arrancó el verano de 2016 y terminó en los tribunales tras la decisión del gobierno de Juan Espadas de extinguir los contratos de arrendamiento formalizados sobre bienes con anterioridad al 9 de mayo de 1985, conforme a la disposición transitoria tercera de la Ley de Arrendamientos Urbanos.
A los pocos meses de la adjudicación y tras un largo periodo cerrado, este histórico inmueble apareció el pasado otoño destrozado, con puertas y ventanas rotas y desaparecidas, cristales fracturados en mil pedazos, cables sueltos por el suelo y escombros acumulados n el patio. Todo ello era producto de un grupo de saqueadores que buscaban piezas de metal que vender como chatarra.
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