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Los delitos vuelven a subir en Sevilla tras la bajada provocada por la pandemia

El tráfico de drogas es la infracción que más crece en el primer semestre del año

Los delitos contra la libertad sexual también suben en torno a un 10%

Descienden de manera notable los robos en domiciios

Dos agentes de la Policía Nacional, en la puerta de una vivienda en la que se produjo un homicidio. / José Ángel García

Los delitos vuelven a crecer en Sevilla capital, aunque lo hacen con un ritmo sostenido y todavía en niveles inferiores a los de antes de la pandemia por el covid-19. El coronavirus provocó una importante caída de la criminalidad, sobre todo en aquellos meses en los que hubo confinamientos y restricciones de la movilidad. Al haber menos personas en la calle y menos comercios abiertos, también hubo menos robos. Sin embargo, a medida que se está retomando la normalidad vuelven a crecer también las estadísticas de delincuencia, que han subido casi un 5% en el primer semestre del año 2021 en relación con el mismo periodo de 2020.

Así lo muestra el balance de criminalidad que cada tres meses hace público el Ministerio del Interior. En el correspondiente al periodo entre enero y junio, en Sevilla se aprecia una subida de unas 800 infracciones penales, lo que supuso un crecimiento del 4,7%. Si en los primeros seis meses de 2020 hubo 17.650 delitos registrados, en los de 2021 esa cifra llegó hasta los 18.476. A pesar de ello, son guarismos que siguen alejados de los de antes de la pandemia. En el primer semestre de 2019 se contabilizaron 24.969 delitos en Sevilla capital, es decir, casi 6.500 más que en 2021.

Casi todas las modalidades delictivas crecieron en los primeros seis meses de 2021. Llama la atención el repunte espectacular del tráfico de drogas, que lo hizo en un 82,6%. Se ha pasado de 92 casos a 168. Este tipo de delitos no depende tanto de las denuncias ciudadanas, sino de la mayor actividad policial. En los últimos meses, la Policía Nacional ha reorganizado la Udyco para que uno de los grupos de esta unidad, el VI, se dedique en exclusiva a la lucha contra los cultivos de marihuana, que es la droga que más se ha extendido no sólo en Sevilla, sino en toda España.

Han sido varias las operaciones contra las plantaciones de cannabis desarrolladas en barrios como el Polígono Sur, Palmete, Su Eminencia o Torreblanca, donde la actividad de estas mafias afecta también a la convivencia. Los cultivos requieren de una gran demanda energética, que se traduce en el robo de luz mediante enganches ilegales y las consiguientes sobrecargas de la red. En los días de mayores picos de consumo, las jornadas más frías del invierno y las más calurosas del verano, la instalación no puede soportar tanta carga y sufren averías, dejando zonas enteras de estos barrios sin suministro eléctrico.

Un guardia civil observa una narcolancha intervenida en Sevilla a principios de año. / Antonio Pizarro

Otra modalidad delictiva que crece con fuerza es la de los delitos contra la libertad sexual. Ya venía subiendo bastante desde mediados de la década pasada, sobre todo a raíz del caso de la Manada. Desde entonces, muchas mujeres que sufrieron abusos sexuales se animaron a denunciar, lo que se tradujo en una subida constante de este tipo de delitos en los últimos años. La pandemia del covid-19 frenó esta curva, puesto que los confinamientos y toques de queda provocaron menos contactos y relaciones personales, y por tanto también menos abusos o agresiones sexuales. Ahora, con la vuelta a la normalidad, vuelven a subir. Lo hacen en un 10,7%, pasando de los 121 casos del primer semestre de 2020 a los 134 de 2021. Los casos más graves, las violaciones, pasaron de 3 a 7. Esto supone una variación interanual del 133,3%, pero obviamente se debe a que son cifras muy bajas en las que cualquier aumento es muy abultado en porcentajes.

Es lo que le ocurre a los homicidios. Al pasar de 1 a 3, se registra una subida del 200%. Es un crecimiento irreal y que haya tres muertes violentas en seis meses en una ciudad de 700.000 habitantes no deja de ser un dato positivo, que refleja que la delincuencia que padece Sevilla no es violenta, sino más bien de baja intensidad. Los tres homicidios fueron la muerte de un hombre en San Jerónimo apuñalado durante una reyerta, la paliza mortal a un ciudadano marroquí en Madre de Dios (cuestión relacionada con el tráfico de drogas) y la muerte de una mujer discapacitada en Pino Montano a manos de su sobrino político. En los que se quedaron en grado de tentativa hubo un cierto descenso, al pasar de 19 a 16. Además, hubo menos episodios de lesiones y riña tumultuaria, es decir, reyertas con algún herido. Estas peleas pasaron de 103 a 85, en un descenso del 17,5%.

Un delito muy grave pero poco común en España es el secuestro, que registró un caso en Sevilla en el primer semestre del año. Se produjo en el barrio de Los Pajaritos. Al no haber ningún delito de este tipo el ejercicio anterior, la subida fue del 100%.

Operación de la Guardia Civil contra una tienda de artículos espía. / Antonio Pizarro

También suben en un 10% los hurtos, otro tipo de delitos que necesita del contacto personal, o al menos de que haya gente en la calle, para cometerse. Es la más extendida de todas las modalidades delictivas y durante la pandemia cayó mucho porque faltaban las principales víctimas: los turistas. En Sevilla hay bandas que se dedican a robar carteras, bolsos, teléfonos móviles, cámaras y cualquier otro objeto de valor a los visitantes extranjeros. Al frenarse el turismo, los hurtos cayeron a cifras nunca antes conocidas. En los primeros seis meses del año se registraron 5.588 casos, mientras que el año anterior fueron 5.079.

En el capítulo de los robos hay distintas evoluciones. Los que son con violencia e intimidación, es decir, aquellos en los que hay agresión física o amenaza para la víctima, crecieron en un 7,3%. Pasaron de 593 casos a 636. En parte esta subida puede deberse a que en 2021 hubo más personas en la calle que en 2020, o al menos no hubo tantos toques de queda ni restricciones de movilidad. En este apartado entran los atracos a mano armada, los robos con navaja o sirlas y los tirones, entre otros.

En cuanto a los robos con fuerza, es decir, aquellos en los que no hay una violencia ni riesgo para la víctima sino que se cometen en un inmueble vacío, bajaron de manera considerable. La evolución fue de 917 a 652, es decir, un 28,9%. Se explica esta bajada por la presión policial, que ha logrado meter entre rejas a varias bandas de aluniceros muy activas en los últimos años. La Policía también creó un grupo específico contra estos delitos, que habían subido mucho.

Más de la mitad de estos delitos son en domicilios, donde también se aprecia una bajada del 27,1% entre un año y otro. De 483 casos se pasó a 352. Muchos de estos asaltos son obra de bandas especializadas, con conocimientos de cerrajería y capaces de abrir cualquier puerta por blindada que sea. Aquí juega un especial papel la mafia georgiana. En Sevilla, la Policía ha detenido a más de cuarenta miembros de esta organización en los últimos años.

El único delito que ha permanecido igual en un año que otro es el del robo de vehículos. Sólo hubo un caso más en 2021 que en 2020. De 478 a 479 robos. La mayoría de los vehículos que se sustraen en Sevilla son motos, aunque también se han robado coches de alta gama para cometer delitos o para exportarlos fuera de España. En el caso de las motos, las Vespas son especialmente golosas y la Policía ya ha realizado dos operaciones contra los ladrones de motocicletas de esta marca.

La provincia de Sevilla registra peores datos que la capital. Con una subida del 6,1% en total, en la provincia de Sevilla se registraron 36.664 delitos en los primeros seis meses de 2021, por 34.561 del mismo periodo del año anterior. Los delitos contra la libertad sexual crecieron más que en la capital, pasando de 237 a 301, lo que supuso una subida del 27%. De esos 301 casos, 18 fueron violaciones, diez más que en 2020.

En cuanto a los robos, la tendencia es similar en la capital, con una subida importante de los hurtos y de los robos con violencia y una caída destacada de los con fuerza. Hubo cinco homicidios consumados, uno más que el año anterior, y 34 en grado de tentativa, también uno más que en 2020.

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