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Bernardino Mingorance Santiago, el atracador de 36 años que murió la noche del viernes en un tiroteo con un policía, estuvo inspeccionando el supermercado Bonsabor de la Gran Plaza la misma tarde en la que se perpetró el asalto, en el que le acompañó otro individuo que logró darse a la fuga. El individuo realizó algunas compras en el establecimiento poco antes del atraco, una acción que entra dentro de la práctica habitual en este tipo de robos: el ladrón examina el local, las medidas de seguridad, el número de trabajadores y la mejor forma de conseguir sus propósitos antes de ejecutar el delito.
En cuanto a la forma en que se desarrolló el atraco, uno de los asaltantes se dirigió a la cajera más próxima a la puerta del supermercado y el otro se situó en el medio, en torno a la tercera caja, y comenzaron a exigir el dinero con la amenaza de las pistolas que empuñaban. Con lo que no contaban los dos delincuentes es con la presencia del comisario del distrito Sur, Jesús Gómez Palacios, vecino de la zona y que acababa de realizar unas compras en dicho establecimiento, acompañado de su esposa.
Según los testigos, uno de los atracadores -el que había penetrado más en el local- pudo llegar a colocar su pistola sobre la cabeza de la esposa del veterano policía, quien se indentificó como policía e intentó reducir a este individuo, que alertó al otro atracador al gritar "aquí hay un policía". En ese instante, el agente resultó herido de gravedad al recibir un disparo a bocajarro en el abdomen. El agente cayó al suelo y desde esa posición sacó un revólver que llevaba en el tobillo y disparó a Bernardino Mingorance, al que alcanzó en el pecho y quedó tendido en el suelo, entre la segunda y la tercera línea de cajas.
Algunas de las personas que presenciaron el robo aseguran que se oyeron entre tres y cinco detonaciones. La Policía regresó ayer al supermercado de la Gran Plaza para recoger otros dos proyectiles que no pudieron ser localizados en los primeros momentos. Una de estas balas perdidas fue a parar a los bajos de un mostrador frigorífico ubicado a unos diez metros en línea recta desde el lugar donde quedó tendido el atracador, mientras que la otra seguían buscándola en el interior del establecimiento, que ayer no abrió sus puertas.
Varios trabajadores se afanaban ayer, antes de la llegada de los agentes de la Policía Científica, en las labores para devolver la normalidad al local, donde todavía podían apreciarse los restos del tiroteo: botes de cristal rotos y productos alimenticios desparramados por las calles del supermercado. A la hora del atraco, sobre las 20:15, minutos antes del cierre, había dentro del local una treintena de clientes y unos ocho empleados, todos en la línea de cajas para acelerar el cobro a los clientes salvo la encargada de turno, que estaba en otras dependencias.
Otro encargado de Bonsabor, Carlos, explicó ayer que hace algún tiempo sufrieron un intento de robo, cuando unos individuos llamaron a una de las puertas de servicio del supermercado, con la esperanza de que algún trabajador les abriera, pero no llegaron a entrar.
Los grupos de Homicidios y de Atracos de la Policía Nacional continúan realizando intensas gestiones para tratar de localizar al atracador que huyó a pie con parte de un botín aún no cuantificado, tras abandonar a las puertas del supermercado su casco y la moto que habían utilizado los dos individuos para desplazarse hasta el súper.
Mientras tanto, el comisario Jesús Gómez Palacios continúa ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital Virgen del Rocío de Sevilla, donde evoluciona favorablemente dentro de la gravedad. El comisario Palacios, como es conocido dentro del Cuerpo, fue intervenido quirúrgicamente la noche del viernes de la herida por arma de fuego que presentaba en el abdomen, con orificio de entrada y salida. El policía está consciente y se le ha retirado la ventilación mecánica, y aunque su pronóstico sigue siendo reservado, la evolución al cierre de esta edición era favorable.
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