Jardines de la Buhaira: la degradación del vergel de la milla de oro
La zona verde, una de las escasas de Nervión, presenta un mal estado de conservación, con numerosas pintadas en los restos del antiguo palacio de la época almohade, entre otros problemas
Suciedad, restos de cristales de botellonas, vegetación en mal estado, losetas destrozadas, bancos rotos y, sobre todo, pintadas. Los Jardines de la Buhaira, enclavados en plena milla de oro de Sevilla, son un vergel prácticamente arrasado por el vandalismo y la falta de mantenimiento. Así lo denuncian los vecinos y la Plataforma Verde de Nervión. Un paseo por este histórico espacio verde recuperado en 1999 para la ciudad, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) conlleva enfrentarse a toda una serie de desperfectos arrastrados desde hace muchos años y a los que ninguna corporación municipal ha sabido poner freno. La peor parte, paradójicamente, se la lleva la zona monumental que conforman los restos del antiguo palacio almohade y su alberca, recuerdo más visible del jardín andalusí inspirado en la cordobesa Medina Azahara.
Los Jardines de la Buhaira presentan en general un estado de conservación muy deficiente. El principal de sus muchos problemas es que están completamente cubiertos de pintadas, un mal común en buena parte de la ciudad. Los grafitis se ceban, sobre todo, con los restos monumentales del palacio almohade (siglo XI), aunque se extienden por prácticamente todos los muros de cerramiento. "Los jardines se cierran, pero se saltan por la zona de atrás, donde está la basílica. Allí están a resguardo, ya que es muy difícil verlos", denuncia Ángel León, de la plataforma Nervión Verde. En este lugar, tras el palacio neomudéjar de Aníbal González que cobija el Centro Cívico, se realizan botellonas. Incluso a plena de luz del día es normal que haya jóvenes con litronas. Esta estampa degradada no sólo es contemplada por los vecinos que visitan la zona verde. Es lo que se encuentran los turistas que se alojan en los muchos hoteles cercanos cuando acuden a ver los restos almohades. Las pintadas, que también decoran el muro del pipicán que linda con el colegio jesuita Portaceli, salta al otro espacio de los jardines, el más próximo al barrio de San Bernardo, para cubrir casi todos sus testeros, especialmente el situado en el bosque de olivos junto a la valla de Eduardo Dato.
Además de la presencia de grafitis, la suciedad es visible en los dos extremos de los jardines, con bolsas y botellas de cerveza diseminadas por el suelo. La porquería se acumula en el agua estancada de las distintas fuentes. Son bastantes los bancos con desperfectos, que no invitan a sentarse. "Está todo muy sucio. Los juegos infantiles tuvieron que renovarse porque estaban hechos polvo. La solería también está arrasada. Hay muchas losetas rotas. Los tubos para el riego también están partidos y completamente a la vista por la falta de vegetación", añade León. Desde esta asociación denuncian que Nervión es el distrito de la ciudad que menos metros de zona verde tiene por habitante, sufriendo, además, una importante contaminación: "El barrio ha perdido el 60% de las zonas verdes. De las 15 higueras que había en el extremo de los jardines que da a Eduardo Dato quedan sólo tres. No hemos visto ninguno de los cuatro árboles que nos aseguraron que se plantarían en febrero. Los rosales que había también están prácticamente desaparecidos", incide León, quien asevera que las lluvias del invierno y el viento han conseguido mejorar algo la situación.
La falta de vigilancia es señalada también desde la asociación de vecinos Nervión Unido. Su presidente, Luis Carrero, se muestra completamente desencantado con los responsables municipales y con el estado del barrio en general y de los Jardines de la Buhaira en particular: "Están completamente dejados de la mano de Dios. De vez en cuando vienen para dar la impresión de que se hace algo. Antes había un mantenimiento general. En la parte de la alberca hay de todo".
Desde el Ayuntamiento afirmaron que durante este mandato se han realizado diversas actuaciones, como la limpieza del estanque, el pintado de todo el vallado perimetral y la limpieza de las pintadas del palacio. Con la entrada en vigor del nuevo contrato de conservación de las zonas verdes -añadieron- se ha realizado un diagnóstico de las necesidades de los jardines. Según estas conclusiones ya se habrían recolocado las papeleras, se está tramitando la reposición de todas las baldas que faltan de los bancos de madera, se van a reponer todos los parterres de corteza de pino (zona higueras y zona de acebuches), se ejecutará una reposición de las losas de barro rotas que constituyen el pavimento de este parque, se renovará la jardinería decorativa, los setos y la rosaleda dañada, y hay prevista una nueva fase para limpiar los grafitis en el muro trasero del parque. La idea del Consistorio es dar un impulso definitivo a estos trabajos en mayo y junio para que, en todo caso, estén listos antes de fin de año.
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