La ventana
Luis Carlos Peris
Realidad tras unos sueños infundados
EnRedados
La risa nos protege y sana al mismo tiempo. El humor, en ocasiones, se convierte en el mejor escudo con el que resguardarnos del dolor y la desgracia. No hay mejor forma de presentar a Mario de Diego (1982).
Un madrileño afincado en Barcelona, diplomado en Educación Social y con un master en Neuropsicología. Una de esas personas que tienen un talento, capaz de convertir en risas uno de los momentos más trágicos de la historia de la humanidad.
El humor negro es un hilo demasiado fino donde solo los grandes saben caminar con la cabeza alta.
Cuando el virus de la Covid19 llamaba a la puerta de Italia, Mario decide abrir un perfil en Twitter -ácido e incisivo- con el objetivo de sacar sonrisas en la red. Un personaje digital (@CoronaVid19) que registra ya cerca del millón de seguidores. Indiscutiblemente el fenómeno más viral del siglo en las redes sociales.
“Mi avatar humano tiende a tomarse las cosas que le ocurren con cierto sentido del humor, es una buena manera de afrontar los problemas. La vida ya tiene infinidad de sinsabores, como para autoimponerse el luto”, reconoce Mario de Diego que, no sin conformarse con esta popularidad 2.0, acaba de sacar un libro ('Cómo acabar sigilosamente con la humanidad', editorial Arpa) donde revela el plan secreto de las pandemias más letales de la historia. Porque también hay un “virus” que se cura leyendo.
- Nunca había entrevistado a un virus, ¿es más de cepa, variante o mutación?
- Cambio de ‘look’ más que la Miley Cyrus. (Risas). El término cepa no es del todo correcto, a mí lo que me ocurren son mutaciones que derivan en variantes. Esas variantes nacen por mi propagación. Como en la India estoy desbocado, pues me he sacado una variante India. Tiene su punto (en la frente).
Si no os encargáis de impedir mi propagación en cualquier lugar del planeta puedo sacar una variante que inutilice las vacunas.
- Ya que ha viajado tanto, ¿qué diferencia a España de otros países en esta pandemia?
- Como en España no se come en ningún sitio, eso lo primero. (Risas). La gestión hecha sobre mí no da la sensación de que diste mucho con otros países, sobre todo en Europa que es donde tiene más sentido compararlo.
Otra cosa que me gusta mucho de España es que haya tanta polarización política. No hay nada mejor para una pandemia que no haya consensos ni acuerdos sobre cómo gestionar las medidas y los recursos.
Cada batalla entre esos elegantes y formados gobernantes la gano yo. En eso sois diferentes. Ya casi se ha conseguido que haya solo dos bandos: los comunistas y fascistas. Si no eres de uno, eres del otro, funciona por descarte.
- Por su culpa, por aquí nos hemos quedado sin Semana Santa, Feria, Carnavales o Rocío... No sabe usted lo que ha hecho.
- Habrá quien piense que soy un aguafiestas. (Risas). Con lo que le gusta a un andaluz y a un español una fiesta. Porque también me cargué Fallas, San Fermines… Ahora, habéis sido vosotros.
A mí las fiestas también me encantan. Sobre todo, esas que se desmadran y hacen que la gente se abrace, se toque y hasta beba del mismo vaso.
- Ahora en serio. Cuando el virus llega a Europa decide abrir un perfil de Twitter en clave de humor. ¿Dónde y por qué comenzó esta aventura digital?
- El virus estaba en Italia y yo en la cama. En la cama uno puede hacer infinidad de cosas, pero ya se puede uno imaginar lo bien que me lo estaría pasando para decidir que el virus podía tener redes sociales y narrar la actualidad desde su mirada.
Las decisiones a veces son impulsivas y ésta lo fue. Era imposible saber lo que venía, ni los expertos lo supieron. De hecho, no sé si se les podría llamar expertos porque estaba claro que esta experiencia no la tenían.
- Al tiempo el virus llegó a España provocando situaciones dramáticas. ¿En algún momento pensó en abandonar la cuenta?
- Sí, cuando se decretó el estado de alarma pensé en parar. Pero recibí algún mensaje que me sugirió seguir. El humor es necesario siempre, en cada momento, por duro que parezca.
Como dice Pedro Vallín, “el velorio y la risa hablan bien de la salud moral de la sociedad”. Los mensajes se centraron en aquellas cosas positivas que pudiera haber y en reforzar las medidas sanitarias. Se hacía crítica social y política sin entrar en la aflicción y el drama real. Decidí seguir, pero con mucho más cuidado.
- ¿Mario se ha infectado por Coronavirus?
- Mario no, pero tuve un susto muy grande en pleno pico de la primera ola con un familiar muy cercano. En aquel momento donde la gente se hacinaba en los pasillos de los hospitales y se hacía criba para ver quién accedía a una UCI y a un respirador. ¡Qué poca memoria tenéis los seres humanos!
- ¿Cuál fue el momento que pensó que esto se le había ido de las manos?
- Fue pronto, enseguida creció la cuenta. Cuando vi que me acercaba al medio millón de seguidores pensaba mucho los contenidos. Tenía que ir con cuidado y emitir mensajes que pudieran ser divulgativos y que no confundieran a la gente. Quería colaborar con las medidas haciendo humor.
En algún caso he consultado con algún experto la conveniencia de publicar algo, como lo que decía de las variantes y las cepas. Lo correcto es hablar de variantes.
- ¿Puede compartir con nosotros los tuits que más lejos han llegado?
- Pues mira, te dejo unos pocos:
- Muchos famosos le siguen o comparten sus publicaciones, ¿alguno que le haya sorprendido en especial?
- He hablado con alguno que obviamente no voy a decir por respeto, creo que son cosas privadas. Me hizo ilusión que me siguiera gente a la que admiro, sobre todo del mundo del humor y la música.
Andreu Buenafuente, Berto Romero, Pancho Varona… Pero bueno, es un orgullo que me siga toda esa gente que destaca en su profesión, sinceramente.
- ¿Su círculo más cercano fue consciente desde el primer momento de su gesta por la red?
- Sí, mi círculo cercano fue consciente enseguida. Al principio de todo un amigo al que se lo había dicho estaba recibiendo pantallazos de otro amigo con mis tuits.
Me ha pasado en mi entorno, a medida que se han enterado. Es muy típico: “¿Este eres tú? Me parto de risa contigo”. La verdad es que es una sensación rara, pero agradable.
- Pocas entrevistas y aún no conocemos su rostro, ¿algún motivo especial?
- Entiendo la curiosidad, vivimos en un mundo muy visual, pero para mí no tiene mucho sentido por ahora. El misterio también es algo bonito y que está bien que se preserve. Prefiero que la gente me identifique con los contenidos que publico.
- Y ahora anda en "Cómo acabar sigilosamente con la humanidad". ¿Qué podemos encontrar en este libro?
- En el libro hablo de grandes pandemias y epidemias que han azotado con fuerza a la humanidad. Os lo cuento desde su punto de vista, el de los virus. También os hablo de una pandemia propiamente humana. Su estupidez. Sois vuestro peor enemigo.
En el libro cada pandemia adopta su propia personalidad y el coronavirus nos cuenta su vida y milagro. Además, tienen un grupo de WhatsApp en el que se mandan noticias, vídeos 'chorras' y fotos de otros virus desnudos.
Es un repaso sobre las grandes pandemias de la humanidad en tono de humor y con mucha crítica social y política. El narrador es atípico. En cuanto a su venta… Va muy bien, la verdad. La gente está haciendo valoraciones muy positivas del libro. Ya estamos trabajando en la segunda edición y eso que la primera fue una buena tirada.
- ¿Qué es lo más bonito que le han dicho por la red?
- ¡Qué bien que me hagas esta pregunta! Hablar sobre lo bueno de las redes sociales. La gente me ha dicho que se ha reído mucho, que ha podido pasar este año y pico “de mierda” mejor gracias a mis contenidos.
Algunos, hartos de que no se hablara de otra cosa en los medios, me decían que se enteraban de lo que pasaba a través de mi cuenta. El otro día me escribió una persona para decirme que se había comprado mi libro. Me dijo: “Por cierto, no sé si sabes que te llevaste a mi padre”. Me emocionó.
Esa persona dice que necesitaba reírse en esos momentos tan duros, esto le sirvió, que necesitaba desdramatizar. Me pareció generoso que me lo dijera precisamente a mí, hay quien dice (creo que con otras intenciones) que me río de las víctimas.
- Piense ahora que todo ha acabado y recuperamos nuestra normalidad. ¿Qué último tuit escribiría como despedida?
- Hombre, no lo revelaría en una entrevista. Además, creo que ese último tuit está cerca de llegar. La ciencia está acabando sigilosamente conmigo. De nuevo los virus derrotados.
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