"Me da miedo que nos vean a todos los rusos como unos ogros"
La guerra de Ucrania
Valentina, ciudadana rusa nacida en Donetsk y residente en Sevilla desde hace tres décadas, relata cómo está viviendo el conflicto actual desde la distancia
Tiene un hermano en las filas prorrusas y los ucranianos le bombardearon su casa hace unos años
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"Estoy en contra de la guerra, que quede claro. Es algo horrible. El pueblo ruso ha sufrido muchas guerras. Estoy en shock. No pensé que fuera a haber una guerra. Me equivoqué. Pero durante ocho años nadie se ha interesado por el conflicto de las zonas del Este de Ucrania, donde el Ejército ucraniano bombardeó y destruyó mi propia casa, la que construyeron mis abuelos granito a granito".
Quien así habla es Valentina (nombre falso), de 59 años, rusa nacida en Ucrania, que lleva casi tres décadas residiendo en Sevilla. Nació en Donetsk, uno de los puntos calientes de este conflicto. Allí vivió hasta los 18 años, cuando se fue a estudiar a Moscú. "Y siempre vivimos muy bien". En la capital fue testigo del golpe de Estado. "Vi pasar los tanques. Rusia entonces era un país caótico, eran los restos de la Unión Soviética". Fue miembro del Partido Comunista y seguidora de las ideas de Lenin, aunque después se llevaría un desengaño.
"En la antigua Unión Soviética, teníamos la nacionalidad de nuestros padres. Nací en Ucrania pero soy rusa. Antes daba igual eso", explica, en una entrevista con este periódico. Prefiere no dar su nombre real ni mostrarse en fotografías. No quiere ser identificada porque teme que pueda sufrir alguna amenaza o ataque por algún exaltado, pues asiste desde hace unos días a una escalada de odio contra los rusos en las redes sociales.
"Me preocupa mucho esto. Hay grupos de jóvenes, de chicas, que son muy radicales y han proferido amenazas a los rusos. Aquí en Sevilla. Toda la gente que yo conozco me ha escrito y me ha preguntado, pero tengo miedo de que nos vean a todos los rusos como unos ogros. El pueblo ruso no es guerra, es cultura, es literatura, música, danza, arte...", cuenta.
Valentina vive el conflicto de cerca, a pesar de estar a casi cuatro mil kilómetros. Su hermano lleva tiempo luchando en las filas prorrusas en el Este de Ucrania. Un bombardeo destruyó la casa familiar y asegura que la población de la región de Donetsk lleva ocho años viviendo en condiciones de guerra. "Últimamente estaban bombardeando mucho. A veces no hay agua ni luz. Han destrozado las infraestructuras como el aeropuerto. Y allí viven rusos y ucranianos, que para mío somos hermanos. Pero el verdadero problema es el nacionalismo y la radicalización".
"Ucrania es un país hecho a pedazos, según las guerras se iban anexionando una zona u otra. La parte del oeste siempre ha sido muy nacionalista, porque ha cambiado varias veces de manos. Fue polaca durante un tiempo. Y en 1954 Jruschev le regaló a Ucrania la península de Crimea. La Ucrania original es sobre todo el centro del país", cuenta.
Dice que desde el "golpe de estado de 2014" (los ucranianos hablan de la revolución del Euromaidán) se prohibió hablar ruso en las zonas del Este, en Donetsk, con una población rusa muy numerosa. "En esa parte viven ucranianos y rusos, pero también hebreos y gente de otras nacionalidades. Están todos mezclados. Es una guerra civil y Ucrania ha estado cometiendo allí un genocidio. Los niños saben de qué calibre son las balas, identifican un proyectil u otro por el sonido. No van a colegios, pasan días y semanas en sótanos. No es normal, es una vida inhumana", expone, y busca en su teléfono móvil unos datos de Naciones Unidas sobre víctimas infantiles. "Desde el 14 de abril de 2014 al 30 de abril de 2021 han muerto allí 152 niños, y 146 resultaron heridos", apunta.
Está impactada por las noticias, que sigue a través de cadenas de televisión rusas y españolas. No entiende por qué este conflicto tiene la repercusión mundial que el anterior no tuvo. "Nadie ha dicho nada en estos ocho años. No se hablaba de ello. Fui una vez a una ONG para preguntar si recogían ayuda para las víctimas de la guerra, y me preguntaron qué guerra. Ni lo sabían. Al principio se habló un poco, pero luego dejó de interesar y ya está. Yo estaba preocupada por mi familia y nadie me preguntaba por ellos. A veces ha pasado un año entero sin saber de mi hermano. Pero ahora todos me preguntan si sé cómo puedo ayudar a Ucrania".
Cree que las sanciones a Rusia son "excesivas", porque al final se castiga al pueblo, que es el que será el gran perjudicado. "¿De qué sirve expulsar a los estudiantes, por ejemplo? Nadie está de acuerdo con la guerra".
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