"El cura ha acabado con un ejemplo de integración"

Medio centenar de personas se concentraron este lunes en las puertas de la parroquia de la Blanca Paloma, en Los Pajaritos, para pedir al Arzobispado la sustitución del párroco, Manuel Talavera San Román. Los feligreses aseguran que el sacerdote ha eliminado prácticamente toda la actividad que desempeñaban en la iglesia, en cuyos salones parroquiales se impartían cursos de alfabetización, de informática, de inglés y de español para inmigrantes, entre otros. Los más afectados son los miembros de la asociación de la tercera edad, quienes disponían de un espacio para sus juegos de dominó y petanca a los que el cura ha cambiado la cerradura de la verja.

"Lo está quitando todo, ha cortado dos árboles, ha quitado los bancos, las flores, está dejando que se seque el jardín, antes celebrábamos comidas los domingos y ahora nos tenemos que ir a otra parroquia", apuntó Francisco Acuña, presidente de la asociación. "Aquí hemos tenido siete párrocos antes y con ninguno hubo problemas", añadió su esposa, Emilia Perea.

A la protesta acudieron también personas que trabajaban antes para la parroquia y, o bien han decidido no hacerlo ya, o fue el sacerdote quien los invitó a dejarlo. "Esta iglesia era un ejemplo de integración y el cura ha acabado con eso. Aquí llegaron a celebrar los musulmanes el Ramadán. Aquí, por las noches, se daban clases de graduado escolar y hay mucha gente trabajando hoy gracias a aquellos graduados. Era un templo donde el sacerdote era un miembro más de la comunidad", explicó María del Carmen Prados. Otros lamentan que cite continuamente a la muerte o al diablo en sus homilías. "Yo me fui cuando dijo que había que cortar muchas lenguas. No tengo por qué oír eso", dijo otra feligresa.

"Respaldo total" del Arzobispado al párroco

El Arzobispado expresó este lunes su "total respaldo" al párroco de la Blanca Paloma, Manuel Talavera San Román, "de cuyo buen hacer al frente de la parroquia existen sobrados argumentos". En un comunicado, la Archidiócesis de Sevilla agradeció los "esfuerzos" del sacerdote "por regularizar los usos de los locales parroquiales para los fines propios de la iglesia: la catequesis, la celebración de los sacramentos y el ejercicio de la caridad". El Arzobispado hizo un llamamiento a favor del diálogo para superar este "lamentable desencuentro, cuyas consecuencias podrían redundar en perjuicio de la vida parroquial", apunta la nota de prensa, que agradece tanto al párroco como a los feligreses que "trabajen en comunión en pro de una auténtica comunidad que testimonie el Evangelio en su entorno".