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El cultivo de marihuana en pisos de las Tres Mil provoca apagones e incendios

drogas | proliferación de las plantaciones 'indoor'

Dos fuegos en el Polígono Sur durante el verano y uno el pasado mes de abril en Amate, en el que hubo un muerto y tres heridos, están relacionados con el tráfico ilegal de cannabis

Plantación de marihuana intervenida en un local de Sevilla. / Dgp
Fernando Pérez Ávila

04 de septiembre 2017 - 08:22

Este verano se han registrado dos incendios en pisos y numerosos apagones en las Tres Mil Viviendas. Los dos fuegos estuvieron provocados por sobrecargas en la red eléctrica. En ambos pisos había plantaciones ilegales de marihuana, que requieren un continuo suministro de luz eléctrica para acelerar el crecimiento de las plantas. Por este mismo motivo están siendo continuos los cortes de luz en el barrio a lo largo de todo el verano.

El cultivo de marihuana se ha extendido en Sevilla en los últimos años, de la mano de una fuerte demanda de esta droga, que se produce íntegramente en España y se exporta a distintos países europeos. Si antes las organizaciones que se dedican al cultivo y tráfico de esta droga tenían plantaciones en el campo, desde hace unos años han optado por lo que en el argot policial se conoce como las plantaciones indoor, es decir, ubicadas en los interiores de edificios.

Las mafias se conectan ilegalmente a la red eléctrica para ahorrar en luzLas plantaciones precisan un elevado y continuo consumo de energía eléctrica

Primero lo hicieron en locales habilitados para ello, pero desde hace un tiempo se están utilizando pisos de barriadas deprimidas de la ciudad. Las Tres Mil Viviendas es uno de esos lugares en los que las mafias optan por habilitar plantaciones de marihuana dentro de los domicilios. Lo hacen preferentemente en pisos que están vacíos, pero también se han detectado casos en los que hay personas viviendo en el interior del domicilio. De esta forma se despiertan menos sospechas ante la Policía, ya que la persona encargada del cultivo puede entrar y salir de la vivienda sin llamar la atención las veces que precise.

El primero de los dos incendios ocurrió en la calle Templo de Dios, en Las Letanías, en un piso bajo. La vivienda había sido alquilada y en el interior se había instalado una plantación de marihuana, con una toma de corriente enganchada ilegalmente a la red. Esto provocó una sobrecarga que originó un incendio. Los Bomberos del Ayuntamiento de Sevilla apagaron el fuego. No hubo ninguna persona herida, ya que en la casa no había nadie en ese momento, y sólo hubo que lamentar daños personales. La Policía Local detuvo a la persona responsable de la vivienda, que en un primer momento intentó que los agentes no accedieran a la casa para que no vieran las plantas que había en el interior. Los policías se mostraron sorprendidos por la profesionalidad con la que estaba instalada la plantación, que contaba con un sistema para el riego y para la iluminación.

El segundo incendio ocurrió el 3 de julio en otra zona del Polígono Sur. Una vivienda quedó destruida por las llamas, generadas por una subida de intensidad de la luz provocada por la existencia de una plantación de marihuana en el piso. La sobrecarga produjo un cortocircuito. Ocurrió sobre las siete de la tarde y fue necesario que varias dotaciones de los Bomberos se desplazaran al lugar de los hechos para sofocar las llamas. A su llegada, los Bomberos pudieron percibir el olor característico de la marihuana, que salía de la vivienda, y comprobaron que en el interior de la misma había numerosas plantas. Los agentes del servicio de extinción de incendios no pudieron hacer nada para que las llamas no destruyeran la casa. Lo que sí hicieron fue impedir que el fuego se propagase a otras viviendas del edificio. Los vecinos del domicilio incendiado no sufrieron daños, aunque sí fueron denunciados como presuntos autores de un delito de defraudación del consumo eléctrico con resultado de incendio y por posesión de estupefacientes.

Antes de estos dos episodios hubo otro que sí fue mortal, aunque no ocurrió en el Polígono Sur. Sucedió la noche del 17 de abril en Amate, en la calle Aguadulce, donde explotó un laboratorio casero ubicado en una casa de esta calle, próxima a la avenida de los Gavilanes. Cuatro jóvenes resultaron heridos y uno de ellos murió en el hospital al día siguiente. Los afectados podían estar cocinando aceite de marihuana y tenían numerosas botellas de gas en el interior del domicilio, que además era un punto de venta de drogas.

La proliferación de plantaciones de marihuana en barrios como el Polígono Sur, Los Pajaritos o Torreblanca no es más que un reflejo del auge de esta droga en España. El número de plantas intervenidas por las Fuerzas de Seguridad se incrementa cada año y se observa un repunte de las plantaciones indoor, según consta en un informe de la Guardia Civil sobre la operación Miller contra el cultivo de esta sustancia. De hecho, el 78% de las plantas incautadas lo fueron en el interior de edificios, cuando antes este porcentaje era del 62%.

Aunque la droga que más se trafica y se consume en España es el hachís, procedente principalmente del norte de África, la Guardia Civil ha constatado una tendencia al alza en el cultivo de cannabis en todo el territorio nacional. La marihuana sí es la droga más demandada en Europa, donde tiene 22 millones de consumidores, según los datos del Observatorio Europeo contra las Drogas y las Drogodependencias. Buena parte de la que se produce en España es exportada después a países europeos. Incluso a Holanda, país en el que está admitido el consumo pero prohibido el cultivo. Hasta el pasado mes de julio, en España la Guardia Civil se había incautado este año de 159.184 plantas y ha detenido o imputado a 570 personas.

El instituto armado alerta del fenómeno creciente de las plantaciones, tanto en naves industriales e invernaderos como en domicilios. "Se emplean técnicas de selección genética y cultivo intensivo mediante condiciones artificiales de calor y humedad, que permiten obtener hasta cinco cosechas al año con un contenido de principio activo (THC) muy superior al obtenido con técnicas de cultivo tradicional, que obtiene generalmente una sola cosecha", apunta la Guardia Civil en un informe sobre el cultivo de marihuana. "Dichas plantaciones necesitan un elevadísimo consumo de energía, por lo que las organizaciones se conectan de manera ilegal a la red eléctrica, provocando, además de un gran fraude económico, problemas de caída en el suministro al resto de usuarios".

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