"La culpa no es de nadie, no nos queda otra que esperar"
La mayoría de los afectados se tomaron con "calma" la situación
Mostradores de facturación cerrados. Colas kilométricas, que avanzaban con cuentagotas, en las ventanillas de información de las compañías aéreas o en el punto de información de Aena. Cientos de personas sentadas en los bancos del aeropuerto, todos llenos. Unos leían o hacían crucigramas para que la espera le fuera más amena. Otros esperaban "desesperados" e "inquietos" sentados en el suelo. Alguno prefirió esperar en la cafetería, donde no había ni un asiento libre. Por haber había cola hasta en los cajeros automáticos. Así estaba ayer el área de salidas del aeropuerto de San Pablo. Reinaba el desconcierto, la desinformación y la desesperación. Pero la mayoría esperaba con "paciencia" y "calma". "La culpa no es de nadie, no nos queda otra que ser pacientes", señalaba Montserrat, que viajaba ayer a Palma de Mallorca, y que estaba a la espera de que le informaran con seguridad. Por ahora nos han dicho que nos queda aquí un par de días, indicó. Por contra, la parte de llegadas, estaba desierta.
Unos estaban más "indignados" que otros. Es el caso de un matrimonio canario que volvía a casa tras pasar vacaciones en Sevilla. "Nadie nos da una información correcta. Me he enterado que el vuelo estaba cancelado por la televisión y llego aquí y no saben nada, me dicen que me ponga en una cola donde tengo delante a más de 200 personas", criticó Carmen Betancourt, a quien le urgía llegar a su casa puesto que hoy tiene que trabajar. "Veo mucho pasotismo y lo que deben hacer es agilizar los trámites y ofrecernos otras opciones", demandó su marido Pedro Ortega, que al final tuvo que optar por reservar otro vuelo por su cuenta para el viernes ya que la compañía no le ofreció nada antes.
La mayoría se quejaba de la desinformación. "Aquí nadie sabe nada. Intenté cambiar el vuelo por internet, pero la página no funcionaba. He llegado a las siete y media de la mañana -su vuelo hacia Bilbao salía a las 09:30-, sabía que lo habían suspendido porque me enteré por la radio", decía Azahara Santos, que pasó más de cuatro horas en la cola de información de Vueling y consiguió que le cambien el vuelo para mañana, ya que le dijeron que hoy la situación empeoraría. "Menos mal que me puedo quedar en casa de mi amiga", advirtió. "Hay una desorganización total", decía Jessica Stivens mientras aguardaba tumbada en el suelo junto a un amigo. "Lo único que nos han dicho es que nos esperamos hasta hoy a ver si abre el aeropuerto y podemos volar", añadía.
"Ha habido un poco de todo pero la gente se está portando bien y está comprensiva", manifestó Marta desde el mostrador de información de Aena. Todos desean volver a casa lo antes posible y todos demandaron más y mejor información.
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