Los cuidados intensivos de la quinta planta
Salud
La atención de enfermería es muy intensa en quemados. La principal complicación son las infecciones.
Desde la arquitectura hasta el trato de los profesionales, todo diferencia a la quinta planta del Hospital de Trauma. Los que atienden a los quemados explican que son enfermos muy especiales. "Los problemas de corazón o de estómago no se ven, las quemaduras están delante de ti, y causan mucho dolor", explica Rosario Moreno, enfermera supervisora en la Unidad de Grandes Quemados, quien explica que el personal que trabaja en esta área tiene que ser vocacional o, de lo contrario no podría soportarlo. La asistencia es muy similar a la que se ofrece en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). "Para curar a un quemado la enfermera necesita al menos tres horas", añade.
Las habitaciones están aisladas y dotadas con sistemas especiales para evitar gérmenes. La principal complicación de una quemadura grave es la infección. "Las quemaduras son heridas abiertas, de modo que las infecciones son un riesgo constante". Un pasillo acristalado paralelo a las habitaciones permite a los familiares ver a sus seres queridos ingresados, que están aislados.
Esta unidad suele atender en torno a los 170 pacientes al año y cuenta con un equipo de enfermería integrado por tres enfermeras y dos auxiliares por turno. Los cuidados de enfermería son muy intensos y centran la asistencia a estos pacientes que suelen permanecer ingresados en torno a quince días, en función de la gravedad de las quemaduras. Un equipo de cirujanos plásticos coordinados por la doctora Purificación Gacto Sánchez y el doctor Alfonso Solozano son el pilar de una actividad quirúrgica orientada a evitar en la medida de lo posible las secuelas. "Las intervenciones consisten en eliminar el tejido quemado y reimplantar piel del propio paciente para cubrir la herida, normalmente la piel que se reimplanta se extrae de los muslos", precisa la doctora Gacto Sánchez.
La atención a los quemados, junto la cirugía a enfermos de cáncer, ocupa el trabajo "más médico", es decir más orientado a salvar vidas, de la Cirugía Plástica. El problema de las quemaduras de gran extensión corporal (más del 50%) radica en que los cirujanos no cuentan con piel sana en el paciente para extraer el tejido necesario para cubrir las heridas, de modo que estas quedan abiertas con un riesgo elevado de infección. Para dar respuesta a los grandes quemados, el equipo que dirige Tomás Gómez Cía está embarcado desde hace años en investigaciones para cultivar y cosechar piel. A día de hoy, para los pacientes es fundamental la donación. "La piel de personas fallecidas cuyas familias han donado se utiliza a modo de apósito para cubrir las heridas de quemaduras de gran extensión. Para ello es fundamental la solidaridad", asevera el doctor Gómez Cía.
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