La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lección de Manu Sánchez
Los cuidadores de personas mayores y las empresas de servicio doméstico son figuras profesionales que acompañan en la vida diaria, proporcionando una valiosa ayuda para la gestión de la vida privada. La movilidad va perdiéndose en el camino y es importante saber que existen personas que, a través de su plena dedicación, pueden llegar a marcar una gran diferencia en la vida de aquellos que empiezan a dejar de poder valerse por sí mismos y avivar su felicidad en esta nueva etapa de la vida.
Con esta idea nació en 2018 DediCares, una empresa sevillana dedicada al cuidado de personas mayores o con alguna discapacidad en sus propias casas a través de un grupo de enfermeros y auxiliares de Enfermería.
Antonio Solis es el alma máter de esta iniciativa. Su experiencia de vida a través del cuidado durante años de su abuela y su profesión sanitaria lo llevaron hace ya dos años a emprender en el cuidado a domicilio de este sector de población más vulnerable a la soledad y, en muchos casos, necesitado de atención.
"La idea surgió un poco de casualidad un día hablando con mis compañeros en el hospital. Llevábamos tiempo observando cómo los familiares de los mayores ingresados acudían con mucha frecuencia a pedirnos ayuda a los enfermeros para atenderlos o asearlos y nos contaban cómo, por diversas circunstancias, necesitaban también ayuda diaria en sus domicilios, tanto para estas cuestiones, como también para alimentación, estimulación o, simplemente, compañía por la cantidad de horas que se ven obligados a pasar solos", explica el empresario.
En este contexto, el objetivo fundamental perseguido por el proyecto es mejorar las condiciones de vida y permitir a las personas mayores mantenerse en su medio habitual. "Todo nuestro trabajo se enfoca en el hogar. Prácticamente podemos decir que lo que hacemos es montar un hospital en el domicilio de nuestros pacientes. Así ellos se sienten cuidados con todo lo que necesitan sin tener que desplazarse de su casa", explica.
Las necesidades de los adultos mayores son múltiples y por ello DediCares ofrece a sus clientes una cartera de servicios que van desde cuidados paliativos, a la ayuda a personas mayores, pero autónomas, a las que se les acompaña en el hogar y se les da asistencia en cuanto a limpieza, aseo personal o medicación.
Otros servicios ofrecidos van encaminados a la estimulación cognitiva y física a través de la realización de actividades orientadas a promover una vida activa e incentivar las capacidades cognitivas de los mayores; el acompañamiento a visitas médicas y realización de compras domésticas; atención sanitaria mediante la aplicación y control de tratamientos médicos prescritos e inyectables, como curas, cuidados postoperativos o paliativos; o la elaboración de menús y comidas especiales según la dieta establecida por un facultativo. Todo ello unido a una agenda de ocio que evita que los mayores se sientan solos o deprimidos.
"Nuestro servicio es 24 horas, los 365 días del año. Para ello contamos con un grupo de cuidadoras internas que hacen posible que nuestros pacientes no se sientan solos o deprimidos en ningún momento del día. Somos cuerpo y alma para ellos", manifiesta.
Solis no oculta las dificultades y las nuevas circunstancias a las que la pandemia del Covid-19 les ha obligado a adaptarse. "La verdad es que es un proyecto muy bonito y estoy muy orgulloso y satisfecho, pero hemos pasado momentos malos y ahora mismo los estamos pasando por el tema del coronavirus. Nuestros pacientes son de alto riesgo el 90% y por eso nos dedicamos en cuerpo y alma a nuestro trabajo", afirma el empresario.
La crisis sanitaria les ha obligado a cambiar algunos de sus métodos de trabajo, con muy buenos resultados. "Afortunadamente no hemos tenido ningún contagio porque lo hemos llevado muy bien. En las casas de nuestros pacientes no entraba nadie de la calle, ni familiares salvo casos urgentes de médicos. Ellos han estado totalmente atendidos por las empleadas internas que se encargaban al cien por cien de cuidar todos los detalles dentro del hogar. La alimentación y medicación se las dejábamos en la puerta para que no tuvieran que entrar en contacto con nadie. También hemos reforzado el personal y las medidas de higiene con el uso de guantes o geles hidroalcohólicos, pero, la verdad, es que ha sido muy duro, y lo sigue siendo", explica el empresario sevillano.
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