Cuarto Alto: El Real Alcázar de Sevilla reabre su joya más desconocida
Desde este jueves se puede visitar de nuevo el Cuarto Alto, la residencia real en uso más antigua de Europa
Felipe VI duerme por primera vez en el Real Alcázar de Sevilla como rey
Una joya que se podrá visitar desde este jueves. El Cuarto Real Alto del Real Alcázar de Sevilla reabre tras más de 16 meses cerrado por la pandemia. Se trata la residencia oficial de los Reyes de España cuando visitan Sevilla y el palacio real en uso más antiguo de Europa. De época almohade (siglo XII), este espacio es un crisol de elementos arquitectónicos nazaríes, toledanos, califales y almohades, con representaciones y superposiciones de todas las épocas, aunque predomina la imagen mudéjar y renacentista.
El delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo, Antonio Muñoz, y la delegada de Patrimonio Nacional para los Reales Patronatos, Elvira Prado, acompañados por el alcaide del monumento, Román Fernández-Baca, la directora conservadora del mismo, Isabel Rodríguez, y la conservadora de Pintura Antigua de la institución estatal, Carmen García-Frías, han realizado este miércoles una visita por el recorrido público habilitado para las estancias del Cuarto Real Alto.
De este modo se ha oficializado la reapertura de esta joya que ocupa toda la planta alta del llamado Palacio del Rey don Pedro y que cuenta con estancias tan destacadas como la cámara oficial o de audiencias, el dormitorio del rey Don Pedro; el mirador de los Reyes Católicos; o el oratorio de los Reyes Católicos. Las visitas se han reducido a grupos de 12 personas y tiene un coste de 5,5 euros. Habrá 8 pases diarios de lunes a domingo y de 10:00 a 13:30.
Actualmente, el Cuarto Real Alto cuenta con una decoración romántica, otorgada durante el reinado de Isabel II. De hecho, la reina vivió en estas estancias cuando ya reinaba su hijo Alfonso XII. A pesar de ello, prácticamente todos los monarcas españoles desde Pedro I han dejado su sello en estas estancias, principalmente durante los siglos XVI, XVII y XIX, con ampliaciones y reformas.
"Todas estas habitaciones las ocupaban los reyes durante el invierno, ya que en verano se instalaban abajo, como era la costumbre. El Cuarto Alto data de la época de Pedro I, de la que se conserva la alcoba y la cámara oficial con su decoración prácticamente intacta, pero tiene reflejos de todos los monarcas", ha explicado Carmen García-Frías, conservadora de Patrimonio Nacional para el Cuarto Real Alto. Además de Isabel II, Felipe V aportó buena parte de las decoraciones, como los fabulosos tapices que cuelgan de muchas de las salas. No en vano, este monarca instaló aquí la Corte en el llamado Lustro Real (1729-1733).
La visita al Alcázar no será completa sino se recorre esta planta, que ofrece la posibilidad, además, de conocer espacios como el Salón de Embajadores, los patios de las Muñecas y las Doncellas, o los jardines desde unas perspectivas completamente diferentes. Las salas que componen el Cuarto Real Alto están vinculadas a numerosos episodios tanto de la historia de España como de la historia Universal, ya que en ellas se alojaron reyes pertenecientes a las dinastías españolas como el Rey Don Pedro I de Castilla, los Reyes Católicos, el emperador Carlos V, Felipe II o Felipe V.
Una obra única de azulejería
Tras acceder al vestíbulo, donde cuelgan algunos de los magníficos tapices de Felipe V, el visitante accede al llamado oratorio de Isabel la Católica. Aunque la reina nunca llegó a verlo terminado, puesto que falleció ese mismo año (1504), esta pequeña capilla es una joya de la azulejería renacentista. "Niculoso Pisano lo hace al mismo tiempo que la portada de Santa Paula. Es una obra cumbre. El motivo que se representa es la Visitación, una iconografía muy vinculada a la reina", ha señalado la conservadora.
Del oratorio se pasa al que con casi toda seguridad pudo ser el dormitorio de la reina en invierno. La sala cuenta con un magnífico artesonado en el que lucen los símbolos de los Reyes Católicos: el yugo y las flechas.
Una gran mesa presiden el llamado Comedor de Gala, una habitación reformada en el siglo XIX, cuando se sustituye el artesonado por unas luceras en el techo. Los tapices de Felipe V, de la primera etapa de la Fábrica de Santa Bárbara, y otros del XVII, vuelven a ser protagonistas.
Reformada por Alfonso XII, la Sala de Billar, presidida como su nombre indica por una gran mesa de juego, ofrece unas vistas inigualables de la zona alta del Salón de Embajadores. En esta habitación cuelgan una serie de retratos de los reyes, de Felipe IV a Fernando VII, que son continuación de los del Salón de Embajadores. Opuesta a la Sala de Billar es el Salón de Fumar, que ofrece también una visión inigualable de este espacio.
La siguiente habitación que se visita es la llamada de las infantas. Aquí lucen los retratos de las hijas de Isabel II: Pilar, Paz y Eulalia, además de otra pintura de la propia reina. El artesonado es de la época de Carlos V y, además del escudo del emperador, luce los de todos los reyes anteriores desde Pedro I. Esta gran cubierta fue restaurada recientemente por el patronato del Alcázar.
Otra sala doméstica del XIX es la de los retratos de la colección de Isabel II. Se puede ver a la reina con doce años y a su hermana Luisa Fernanda, duquesa de Montpensier. En un cuadro realizado en 1845 por Antonio María Esquivel aparecen las dos hermanas vestidas de blanco.
Durante la visita se puede contemplar el único cuadro de Murillo de la colección de Patrimonio Nacional. "Se trata de un Murillo joven que se encontraba en el claustro del Convento de San Francisco de Sevilla. Represa a San Francisco Solano, un cordobés que se fue a Perú", ha indicado Carmen García Frías.
El mirador de los Reyes Católicos ofrece una visión impactante de los jardines del Alcázar. Esta estancia conserva las pinturas murales originales.
Las estancias de Pedro I
Tras bajar unas escaleras se llega al que fue dormitorio de Pedro I (siglo XIV), una de las joyas de la visita. Conserva prácticamente inalterables toda la decoración, como los azulejos, las yeserías o el suelo. Los castillos y leones o la banda, referencia a la orden que fundó su padre, Alfonso XI, jalonan la estancia cuadrada de gran altura. En una intervención posterior, se añadieron unas calaveras en las yeserías y en el umbral de la puerta que, dice la leyenda, mandó colocar el rey tras mandar ajusticiar a cuatro jueves que habían prevaricado.
Tras recorrer parte de la galería superior del Patio de las Doncellas, se accede a la cámara oficial de Pedro I, que tiene unas vistas privilegiadas al Patio de la Montería y la Catedral y la Giralda. La decoración también es la original del siglo XIV, así como la fastuosa arquería. A un lado de esta sala puramente mudéjar, se puede ver el dormitorio de Isabel II y el despacho oficial de los reyes.
La visita concluye en la antecámara oficial, donde esperaban las visitas antes de ser recibidas por Pedro I. En esta estancia cuelgan los retratos de las amas de cría de Isabel II y, de nuevo, los tapices de Felipe V.
"Esta estancia es imprescindible para que sevillanos y turistas conozcan en su integridad la importancia histórica y la riqueza patrimonial del conjunto palaciego. Un atractivo de tremendo valor para impulsar las visitas y, por tanto, como aliciente para la reactivación del turismo en la ciudad”, ha señalado Antonio Muñoz. El delegado, asimismo, ha destacado la colaboración permanente con Patrimonio Nacional y el trabajo de sus respectivos equipos directivos y empleados para hacer posible de nuevo las visitas.
Por su parte, Elvira Prado ha resaltado que esta apertura ha sido posible además "por la buena sintonía entre la dirección del Alcázar y patrimonio Nacional, no sólo para la organización de la visita, sino también para la promoción y difusión del Alcázar". Ha hecho hincapié, asimismo, en que la visita cumple todas las exigencias de seguridad sanitaria. Prado ha realizado un llamamiento para visitar el Cuarto Real Alto, "y no sólo porque es la residencia real en uso más antigua de Europa, sino porque es una visita que complementa la visita al Alcázar, la contextualiza y ayuda a entender la significación histórica del monumento y su valor simbólico", ha añadido.
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