"No creo que sea un psicópata"
La Audiencia de Sevilla inicia esta semana el juicio contra Antonio Gordillo Sala por el crimen de Laura Cerna · El acusado sólo reconoce que la descuartizó y arrojó el cuerpo al río, pero no que la asesinara
La Audiencia de Sevilla enjuiciará a partir del jueves a Antonio Gordillo Sala, el camarero del Tiro de Línea que se enfrenta a una condena de 25 años de cárcel por el asesinato de la profesora norteamericana Laura Cerna Baird, a la que supuestamente golpeó y apuñaló tras invitarla a su domicilio en la madrugada del 30 de agosto de 2010.
Antonio Gordillo, que está en prisión provisional desde su detención, sólo ha reconocido que descuartizó el cuerpo de la profesora de inglés y que lo introdujo en una maleta que arrojó al río, pero ha negado que fuese el autor material de las puñaladas que acabaron con la vida de Laura Cerna, que tenía 49 años. Su relato de los hechos se encuentra en una carta que escribió voluntariamente y entregó al secretario judicial el 6 de septiembre de 2010, durante un registro de su vivienda de la Plaza Alcalde Horacio Hermoso. En esa carta, escrita de su puño y letra y plagada de faltas de ortografía, Antonio Gordillo realiza un relato inverosímil en el que sostiene que, tras su negativa a mantener relaciones sexuales, Laura Cerna comenzó a golpearse y se cortó el cuello ella misma.
Dos días más tarde, el acusado, que tenía 30 años cuando ocurrieron los hechos, insistió en su declaración ante la Policía en que no es responsable de la muerte de Laura. Su negativa a reconocer el crimen contrasta con las tres puñaladas que presentaba el cuerpo de la víctima y que, según la Fiscalía, pudieron serle infligidas cuando se hallaba inconsciente, dado que no presentaba lesiones de autodefensa. En esa declaración, la Policía le pregunta si en realidad no fue el autor de las puñaladas, a lo que el joven contestó que "conscientemente no" y añade que "si hubiera hecho eso es que se ha convertido en un monstruo", un adjetivo que siempre ha utilizado Sandra Cerna para referirse al presunto asesino de su hija.
Tanto en la carta que entregó al secretario judicial como en su declaración ante la Policía, Antonio Gordillo, que hasta su arresto trabajaba como camarero, sólo asume que se deshizo del cuerpo porque le entró una "locura" después de Laura, según su versión, se autolesionara. Cuando los investigadores le preguntan por qué no contó nada a la Policía el mismo día en que ocurrieron los hechos, el imputado responde con la frialdad que sus vecinos le atribuyen. "Buena pregunta", les respondió el procesado, quien afirmó que su "primera intención fue llamar a la Policía, pero ve tanta televisión que no sabe por qué hizo lo que hizo ni cuando la gente le va a personar lo que ha hecho", porque piensa que "ya no volverá a ser persona".
El juez instructor del caso también le reprochó su "frialdad" por haber pedido un coche prestado en dos ocasiones para eliminar los vestigios del crimen: "En ningún momento avisó a la Policía de lo ocurrido, ni pidió ayuda a ningún familiar o conocido, que es lo que hubiera hecho cualquier persona normal en tales circunstancias".
Antonio Gordillo, a pesar de asumir que descuartizó el cuerpo de Laura y lo arrojó al río, no cree que sea un psicópata por haber actuado como lo hizo, aunque pide perdón por el daño que haya causado a la familia de Laura y a la suya propia. El acusado dijo había consumido seis o siete copas de ron, dos o tres cervezas, y medio gramo de cocaína, pero las pruebas de Toxicología fueron negativas en alcohol y en sustancias como la heroína, el cannabis o las anfetaminas, aunque los análisis no se pudieron realizar sobre la cocaína.
Un jurado compuesto por nueve ciudadanos tendrá que examinar ahora el testimonio del acusado y valorar las pruebas en su contra para llegar a un veredicto que haga Justicia a la muerte de Laura.
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