Los corrales de Triana se abren a Sevilla
Jornadas de puertas abiertas
Ocho patios de vecinos se podrán visitar durante dos fines de semanas de octubre
"Se llama Corral de los Corchos porque aquí vivían los trabajadores de una fábrica de corchos que había en la Cartuja". La periodista Charo Jiménez explicó el nombre de uno de ellos en la presentación de las rutas por los corrales trianeros que se desarrollará en dos fines de semana del mes de octubre: del 15 al 17 y del 22 al 24. Seis días en los que ocho tradicionales patios de vecinos abrirán sus puertas a los sevillanos. "No es un ruta turística", repitió en varias ocasiones Encarnación Aguilar, delegada del Distrito Triana. La intención es que sea una iniciativa para conocer la vida en estos lugares, que eran 400 en 1991 y la mitad tan sólo 20 años después. Ahora sobreviven como vestigios del pasado de la ciudad en populares calles como Alfarería, Castilla o Pureza.
Jiménez es una de las impulsoras del proyecto, en el que también participa Víctor Fernández, catedrático en Geografía Humana. En su intervención, explicó que "se quiere lo que se conoce". De ahí su idea de abrir las comunidades trianeras al resto de la ciudad: "Hay que reconocer esta forma de vida y protegerla". Un ejemplo de ello son Manolo y María, residentes en el Corral de los Corchos. Uno lleva viviendo en él 37 años y es el encargado de su mantenimiento; otra es una joven casi recién llegada y fue motor activo durante el pasado confinamiento. Manolo recordó aquellos días como "alegres y de reunión en la azotea". María habló con cariño de la relación con sus vecinos, de generaciones mayores a ella: "Se rompió el individualismo y se dormía con las puertas abiertas". Algo difícilmente imaginable en un bloque de pisos, donde las zonas comunes se suelen reducir al vestíbulo, los rellanos y la azotea.
A sus testimonios se unió el de Rocío, la más veterana del corral con 96 años. "Aquí se vive estupendamente", asegura esta descendiente de familia de carboneros. Por ello, luce un refregador en la puerta de su vivienda. Un testigo de la historia de este lugar, construido hacia 1940 junto a la actual Ronda de Triana. Ella recuerda perfectamente las cocinas comunes y las celebraciones en el patio: "En los bautizos y comuniones sacábamos lo que teníamos y compartíamos todo con todos". Una práctica que la pandemia hizo recuperar el pasado año y que se ha quedado. "Mi casa es una extensión del corral y somos una gran familia", cuenta María, a la que el confinamiento se le hizo "corto". Manolo confirma sus palabras y dice que "los jóvenes se han adaptado perfectamente al patio".
Este tradicional estilo no sólo afecta a quienes viven en el corral de vecinos. Desiré y Jennifer ya no viven en él, pero sí sus familias. Lo visitan casi a diario y recuerdan su infancia: "Las vecinas me han criado". Ahora es el turno de las siguientes generaciones, que toman el relevo y mantienen vivo el corral. La supervivencia de estos lugares ha sido motivo de estudio del catedrático Víctor Fernández desde hace tres décadas. "Sevilla tiene una asignatura pendiente con los corrales", opina el docente universitario, que detalla que a mediados del siglo XX "la mayor parte de los sevillanos vivían en corrales o chabolas". Hizo hincapié en su discurso en el papel de las mujeres, "sin las que no hubieran podido funcionar los corrales". Y valora positivamente esta iniciativa pública, que espera que sirva para que los sevillanos vean que "los corrales no sólo están en las sevillanas del El Pali".
Los que permitirán hacer patente las palabras de los organizadores de las aperturas son El Corral de Los Corchos (Alfarería, 138), Hotel Triana (Clara de Jesús Montero esquina con Manuel Arellano), El Corral Largo (Alfarería 83-85-87), La Cerca Hermosa (Alfarería, 32), Patio de Las Flores (Castilla, 16), Corral San Jorge (San Jorge, 19), La Casa Quemada (Pureza, 72) y Corral de la Encarnación (Pagés del Corro, 128). Estos ocho patios, además, participarán en un concurso de patios con el fin de poner su modelo de convivencia. El jurado, previa visita del 22 al 24 de octubre, estimará en su fallo todos aquellos aspectos etnológicos y tradicionales, así como el mantenimiento de las relaciones vecinales de convivencia, solidaridad, colaboración y cooperación. El primer premio estará dotado con 500 euros y placa de cerámica; el segundo, con 300 euros y diploma; y el tercero, con 200 euros y diploma. A ello se sumará una exposición gráfica del 24 al 27 de febrero en el Centro Cívico Casa de Las Columnas, así como ciclos de conferencias.
Historia de un barrio contada con sus edificios
Los corrales de vecinos de Triana son una manera efectiva de conocer este popular barrio de Sevilla. Algunos de ellos, como el de La Cerca Hermosa, de forma irregular y originario del siglo XIX; otros son Bien de Interés Cultural (BIC), como el Corral de la Encarnación. También los hay que albergan espectáculos, como el patio del Hotel Triana; o que están repletos de flora, como el Patio de las Flores, construido en 1903. En definitiva, lugares singulares que explican el paso del tiempo a través de sus nombres. Un buen ejemplo es La Casa Quemada. No se conoce así por ningún incendio, sino por su relación legendaria con el inquisidor mayor Tomás de Torquemada y su cercanía con el Castillo de San Jorge.
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