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El coronavirus cumple un año en Sevilla con más de 100.000 infectados

Un empleado de banca residente en la capital protagonizó el primer caso en la provincia, hace hoy 365 días

Los médicos sospechaban la circulación del virus mucho antes, pero las pruebas se limitaban a los vínculos con China

Un sanitario traslada a un enfermo de coronavirus, en un hospital de Sevilla, el 28 de marzo del año pasado. / Juan Carlos Muñoz

Hoy se cumple un año desde que se diagnosticó el primer caso de coronavirus en la provincia. Si España detectó el primer contagio el día 31 de enero del 2020, la comunidad andaluza lo hizo el 26 de febrero, casi un mes después. Fue en Sevilla. Tras varios días rondando la ciudad con casos que finalmente resultaron negativos, el virus irrumpió finalmente en la provincia sevillana a través de un empleado de banca onubense residente en la capital, Miguel Ángel Benítez, que se convirtió aquel miércoles de hace un año en el primer contagio diagnosticado en la provincia sevillana.

España había dicho en varias ocasiones que el país estaba preparado para afrontar el Covid, sobre todo cuando se empezó a hablar sobre el coronavirus en China, pero las mascarillas, los EPI y el material sanitario para hacer frente a esta gran crisis sanitaria faltaba y seguiría faltando durante semanas. El coronavirus llenaba una parte de los informativos, pero nada que ver con lo que acabaría pasando.

El de Benítez se convirtió, además, en el primer contagio autóctono en España ya que hasta el momento todos los casos confirmados en el país guardaban algún tipo de relación con las llamadas entonces zonas de riesgo, fundamentalmente en esos momentos el norte de Italia y la ciudad china de Wuhan, o habían estado en contacto con personas extranjeras. Pero el caso de este sevillano nada tenía que ver con ello. No había salido del país ni se había relacionado con nadie de fuera por lo que todo hacía indicar que, pese a haber ingresado con una neumonía bilateral grave, por la que fue aislado en una habitación del Hospital Virgen del Rocío, la enfermedad en cuestión no era más que una neumonía típica de los meses de frío. Pero no fue así, y se acabó confirmando la peor de las noticias: el coronavirus había llegado a Sevilla.

El doctor José Miguel Cisneros formó parte del equipo de profesionales que atendió a este primer paciente Covid en el Hospital Virgen del Rocío. Desde su vasta experiencia en Enfermedades Infecciosas, unidad de la que es responsable en este centro, asegura que fue mucho antes de la confirmación de este primer caso cuando en el hospital ya se tenía la sospecha de la existencia de pacientes con infección por coronavirus que, "desafortunadamente", no se podían diagnosticar al no cumplirse los criterios epidemiológicos que marcaban los protocolos en aquel momento. "Entonces no se podía pedir una PCR si el paciente no cumplía unos criterios epidemiológicos obligatorios que pasaban fundamentalmente por tener un vínculo con China. Si el paciente en cuestión no lo tenía, pues no se podía pedir la prueba, que ahora vemos que se puede hacer en un coche y que entonces había que pedirla a Madrid, aunque hubiera capacidad para hacerla en cada hospital. Pero sí es verdad que ya habíamos empezado a sospechar que seguramente había virus circulante que no podíamos diagnosticar", afirma el facultativo del Virgen del Rocío.

José Miguel Cisneros, jefe de servicio de Infecciosos del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. / Curro Borrajeros (H.U.V.R.)

Sobre cómo afrontó el hospital el ingreso de este primer paciente que resultó positivo en Covid, Cisneros señala que, pese al paso del tiempo y la cantidad de pacientes a los q ha atendido desde entonces, recuerda "muy bien el caso". Explica que, aunque el paciente no presentaba los criterios que marcaban los protocolos, ya que no había viajado a las zonas de riesgo ni se había relacionado con personas extranjeras, "se insistió muchísimo en la necesidad de que fuera sometido a la prueba" porque, señala el médico, "presentaba un cuadro de una neumonía muy inusual". El facultativo destaca la "suma importancia" que tuvo este diagnóstico positivo ya que permitió "cambiar el rumbo" del tratamiento de esta nueva enfermedad. "No fue sólo el primer caso en Sevilla, sino el primer caso en España que no tenía vínculo epidemiológico con China y eso sirvió para cambiar el protocolo y abrir la posibilidad de hacer estudios de diagnostico de coronavirus a personas con infecciones respiratorias aunque no cumplieran ese criterio y eso nos permitió adelantar que el virus ya se había extendido por nuestro país y que, por lo tanto, ante cualquier paciente con una infección respiratoria había que sospechar coronavirus porque la transmisión se estaba produciendo en la comunidad", destaca.

Un año después, Sevilla -y el resto del mundo- sigue haciendo frente a la pandemia. Son más de 100.000 las personas que se han visto afectadas por el virus en la provincia y 1.676 las que no han podido ganarle la batalla. Pero también hay buenas noticias. En primer lugar, y según el ultimo balance de la Junta, más de 47.400 sevillanos han recibido ya las dos dosis de la vacuna. Por otra parte, la incidencia acumulada sigue bajando tras una tercera ola demoledora y se sitúa en tornos a 206 casos por cada 100.000 habitantes.

Más de 1.600 personas han fallecido por Covid en el último año y 67.820 se han recuperado

Para el doctor Cisneros es "complicado" resumir lo que ha significado este año. "Ha sido tan intenso y hemos acumulado tanta información, sentimientos, emociones, iniciativas, trabajo, etc., que parece que haya pasado mucho más tiempo", manifiesta. Pero aún así, se queda con algunos aspectos "fundamentales" de una crisis sanitaria "inimaginable y de una gravedad extraordinaria" para la que, asegura, "no estábamos preparados". En primer lugar, el profesional sanitario apunta la posibilidad de poder hacer un "análisis critico" para aprender qué es lo que no se ha hecho bien en todo este tiempo. "Se lo debemos a los pacientes, a los que han fallecido y a los que siguen sufriendo las consecuencias de esta crisis sanitaria y eso creo que no se ha hecho todavía de forma unánime", destaca.

Por otro lado, destaca como una situación "tan extraordinaria" ha sido capaz de sacar a la luz "lo mejor del ser humano". "Es muy destacable la capacidad de respuesta que hemos vivido con los pacientes viendo con admiración cómo ingresaban con una infección que tanto miedo y preocupación les suscitaba por lo que veían desde fuera y que vivían en primera persona como enfermos. El llegar a un sitio donde no pueden estar con sus familias y donde además tienen el doble de aislamiento con nosotros por las medidas de seguridad, con los trajes, las mascarillas, las pantallas, las gafas... y como lo aguantan con una entereza extraordinaria. Siempre aprendo de los pacientes, pero ahora hemos aprendido muchísimo más". En esta línea de humanidad, también pone en valor la capacidad de adaptación de los profesionales "sanitario y no sanitarios" que, sobre todo en la primera fase, donde había "mucho desconocimiento, preocupación y miedo por falta de información y siguieron atendiendo a las persona enfermas dejando a un lado la posibilidad de enfermar".

Y como no podía ser de otro modo, el doctor confía en la ciencia . "Es la que nos es la que nos va a liberar de este virus y también de una manera única hasta ahora, con un nivel de coordinación nunca visto", afirma. Cisneros subraya como se está "demostrando con datos" que la vacunas son la "solución" y advierte de que "el objetivo es que haya vacunas para todos y que la estrategia de vacunación sea la más eficiente.

Sobre cómo ve el futuro más inmediato, desde su experiencia profesional, no se muestra optimista. "Hay muchas posibilidades de una cuarta ola porque hay datos para pensar que en la medida que el virus siga con nosotros y no haya desaparecido pueda generar nuevos contactos y nuevas infecciones", manifiesta y agrega, "eso va a depender de cómo lo hagan las autoridades sanitarias y políticas desde el punto de vista de las medidas, porque ya sabemos lo que sucede cuando se relajan aceleradamente, y como también de cómo lo haga la población, porque las medidas pueden ser perfectas, pero si no se cumplen dejan de serlo y eso significa dar la ventaja al virus para que se transmita más rápidamente y genere lo que nos ha sucedido en esta tercera ola después de la Navidad donde el número de contactos ha sido tan extenso que hemos sufrido la peor ola desde el principio", concluye.

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