"La gente ha perdido el miedo al virus y sólo se preocupa cuando afecta a su entorno cercano"
Coronavirus Sevilla
Testimonio de un médico de la UCI del Hospital de Valme que alerta del aumento de la presión asistencial: "Ahora conocemos el virus y podemos anticiparnos, pero las armas para combatirlo son las mismas"
La presión asistencial obliga a abrir 22 nuevas camas de UCI
"Es triste seguir viendo todavía a muchas personas que hacen caso omiso a las normas". Son palabras de un médico intensivista del Hospital de Valme que sabe lo que es sudar el uniforme en esta pandemia. En la última semana, el repunte de ingresos de pacientes en estado crítico por su infección de Covid-19 han puesto a esta unidad en situaciones límite a las que los sanitarios se enfrentan cada día con "serenidad" y "trabajo en equipo".
"Todos sabemos lo que ha ocurrido este verano. Las personas han salido y gran parte han perdido el miedo al virus. Muchos no han sido conscientes de lo que habíamos vivido de marzo a mayo en la Sanidad. Sólo cuando han sido informados de la realidad que estamos viviendo actualmente en los hospitales y centros de salud, y al ver que personas de su entorno cercano se han infectado y han tenido que ingresar, han empezado a tomar más precauciones en las medidas preventivas", lamenta el especialista en Medicina Intensiva del Valme, José Antonio Sánchez Román.
El hospital de referencia del Área de Gestión Sanitaria Sur de Sevilla, la más grande de Andalucía con una cobertura de más de 400.000 habitantes del Sur de la provincia y una de las que está soportando una de las mayores presión asistencial en esta segunda oleada, se encuentra en estos momentos en una situación "preocupante", aunque "similar" a la del resto de hospitales andaluces, según el facultativo.
La transición de un verano de tregua a la situación extrema de la actualidad se empezó a fraguar en este centro a mediados de agosto aunque, apunta el facultativo, fue en el mes de septiembre cuando se empezó a experimentar "un crecimiento exponencial" que ha llevado al hospital de Valme a convertirse en uno de los centros con mayor presión asistencial a día de hoy.
No obstante, y pese al aumento de la carga asistencial, sumado al "sobreesfuerzo" y la "incertidumbre" con los que los profesionales de la Salud se enfrentan a su trabajo a diario, para este médico intensivista "la unión y armonía" de todos los estamentos que trabajan en el servicio de Cuidados Intensivos del hospital "es la clave para hacer frente a la enfermedad" aunque sin arriesgarse a hacer una previsión de futuro.
"El hospital siempre está preparado para atender cualquier tipo de pacientes, ya sea con infección Covid o patología no Covid. Sólo puedo decir que hoy por hoy el hospital sí está preparado para hacer frente a la presión, pero a sobre qué puede ocurrir a corto plazo no sabría contestarle. Tal y como está hoy la situación es difícil hacer una previsión de lo que va a ocurrir", apunta el doctor.
El centro tiene actualmente una planta completa dedicada a pacientes con coronavirus más otras tres alas y ha alcanzado en los últimos días la disponibilidad de 36 camas de UCI tras la puesta en marcha de una nueva fase de su Plan de Contingencia (las habituales son 14). Con más de una veintena de pacientes atendidos en la unidad de críticos a día de hoy, según fuentes cercanas al centro, el facultativo habla de una situación "muy heterogénea", que permite un equilibro y un cierto "respiro". "Hay días donde hay un elevado número de ingresos y otros donde predominan las altas", afirma.
A nivel asistencial, los enfermos que cada día llegan a la UCI, ya sea desde la planta de hospitalización o las Urgencias, son pacientes con neumonía por SARS-Cov-2 con insuficiencia respiratoria que requieren oxígeno con fracción inspiratoria alta y que mayoritariamente acaban en una intubación orotraqueal y conectados a un respirador. En este punto, se lamenta el facultativo, pese a conocer más al virus y los daños que puede ocasionar tanto directamente como a nivel de daños colaterales, las armas de las que se dispone para combatirlo son las mismas que hace ocho meses. "Sabemos lo que el virus es capaz de hacer y los daños que ocasiona y eso genera que podamos anticiparnos a la evolución natural de la infección. Pero por desgracia no hemos avanzado en el tratamiento directo de la infección vírica de forma realmente eficaz, como podría ser, por ejemplo, el tratamiento del HIV. Las armas que disponemos siguen siendo las mismas y básicamente consisten en el control de la respuesta inflamatoria exacerbada, es decir, el tratamiento de la insuficiencia respiratoria que genera la neumonía grave por SARS-Cov-2 y el tratamiento de las complicaciones asociadas", describe el facultativo.
El paciente de UCI, al encontrarse en ventilación mecánica, requiere una sedación a dosis altas por lo que la mayoría de los días no es consciente de la situación en la que se encuentra. Sin embargo, es una vez que se empieza a suspender esa sedación y los enfermos son extubados cuando empiezan a ser conscientes de lo que les ha ocurrido y dónde están. "Es un momento duro cuando estos pacientes reciben por primera vez la información de su evolución y se le explica que su familia es informada diariamente de la situación en la que se encuentra", destaca el doctor, que añade que, a fin de ofrecer cercanía a la soledad de la UCI por la restricción de visitas, y "siempre que la situación lo permita", apunta el médico, se permite la realización de videollamadas "para disminuir el grado de ansiedad del enfermo y de la familia".
"Todo empieza por controlar la transmisión comunitaria y los brotes, es decir, por la concienciación de los ciudadanos respetando las normas de prevención. Sólo así podremos mantener el halo de esperanza", concluye el facultativo.
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