El coronavirus deja Sevilla vacía, sólo turistas y una boda

Sevilla

Los visitantes que están de viaje llenan los pocos bares que permanecen abiertos y los sevillanos dejan vacías las calles y sólo salen para comprar en supermercados

Las mascarillas de protección sólo las usan algunos extranjeros

Las calles de Sevilla con menos gente por el Coronavirus

Sevilla, sólo para turistas / Juan Carlos Muñoz

Sólo turistas. Las calles del centro de la ciudad, ahora sí, se han reducido a un escenario donde sólo pasean los visitantes a quienes les ha pillado de viaje el estado de alarma decretado por el coronavirus. La mayoría de los comercios están cerrados. En los bares la situación es muy similar. El tranvía circula casi vacío. Con su fluidez habitual. Los pocos sevillanos que se encuentran en la calle vienen de realizar alguna compra. De supermercados, principalmente.

El gris del cielo con el que ha comenzado esta jornada añade aún más tristeza a una ciudad donde todo se ha paralizado. La Catedral y el Salvador, cerrados. El Alcázar, también. Las franquicias de moda tienen las persianas bajadas.

Por la mañana, a primera hora, hay deportistas corriendo por el Paseo Juan Carlos I y Marqués del Contadero. Muchos menos que otros días. En la estación de autobuses de Plaza de Armas los pasajeros se han reducido. Apenas nadie espera en las escaleras. Las obras de reforma en la fachada están paralizadas. El Bar los Cosarios registra un lleno habitual: varios veladores ocupados y clientes de siempre en la barra. Las canciones del hilo musical se escuchen más nítidas que nunca. A ello ayuda la escasez de tráfico en el puente del Cristo de la Expiración, algo extraño un sábado por la mañana.

La calle Gonzalo Bilbao, que conecta con la estación de trenes Santa Justa, sin tráfico.
La calle Gonzalo Bilbao, que conecta con la estación de trenes Santa Justa, sin tráfico. / Juan Carlos Vázquez

Esa sensación de extrañeza se incrementa conforme se está más cerca del centro de la ciudad. No hay veladores en zonas habituales. Algún que otro vecino pasea a su perro, con bolsa acompañada para recoger el excremento. El azahar está esparcido en el suelo. Hoy no huele tanto como días anteriores. O será la sensación de que todo está paralizado. Incluso aquellos elementos que pregonizan la primavera que llegará la próxima semana, cuando Sevilla lleve una semana recluida en casa. O lo intente.

En Tetuán y Velázquez hay algunas tiendas abiertas. Muy pocas. La mayoría sin clientes. Las medidas de seguridad para no aproximarse a las cajas de compra están colocadas en muchas de ellas. A partir de ahí todo son turistas. Principalmente, de países nórdicos. Su habla, rasgos y pieles blanquecinas, los delatan. La Plaza de Triunfo es el enclave en el que más personas se concitan. Grupos y parejas de turistas se saltan aquí toda medida de precaución: juntos, sin guardar distancia de seguridad alguna. Sólo dos parejas llevan mascarillas. Una está formada por dos jóvenes y otra por un matrimonio mayor.

'Guiris' al sol

En la Cuesta del Bacalao las terrazas de bares y restaurantes continúan abiertas, como un día cualquiera. Están repletas de turistas, algunos en ropa de verano, y ello pese a que el termómetro ha protagonizado una importante bajada. Comen y beben cerveza como si nada pasase. Muchos se toman la situación como una especie de aventura y hacen fotos de la Avenida de la Constitución en la que el único trasiego de personas lo protagonizan ellos mismos y una pareja de novios que acababa de casarse en el Ayuntamiento. Ella, luce un generoso escote y entre sus manos porta un ramo con flores azules. Le acompaña un grupo de fotógrafos y operador de cámara que graban un reportaje para dejar constancia de las circunstancias del enlace: casarse en una ciudad vacía.

Al fondo se ve venir al arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo. Viene de la reunión, celebrada en el Ayuntamiento, en la que se han suspendido las procesiones de Semana Santa. El prelado, al ver al fotógrafo, se para ante los palcos –a medio montar– de la Plaza de San Francisco, que este año no conocerán su conclusión. Mantiene la distancia de seguridad. La decisión tomada es dolorosa. E histórica. A poco más de 20 días de que lleguen los días de la Pasión, la ciudad se quedará sin cofradías.

Los cocheros de la Plaza de la Virgen de los Reyes comentan la noticia. Se han enterado por los móviles. “Esto va a ser una ruina”, lamenta uno de ellos. “Cuando se vayan estos –en referencia a los turistas que llenan el entorno– a ver qué hacemos”, refiere otro.

Uno de los guiris hace una foto a través de la verja de la Puerta del Príncipe de la Catedral, donde un cartel advierte del cierre del templo metropolitano por la situación alerta sanitaria. Como días atrás, no hay colas para el Alcázar. Los turistas pasean y adelantan su ya de por sí temprana hora del almuerzo. A las 12:30 hay quienes ya comen paella precocinada en Alemanes.

Terrazas de la Cuesta del Bacalao repletas de turistas.
Terrazas de la Cuesta del Bacalao repletas de turistas. / Juan Carlos Vázquez

En la Plaza del Salvador los bares están cerrados. Un camarero lo explica: “Si abriésemos, seríamos unos irresponsables”. Trabajan con guantes. Lo tienen todo apilado bajo los soportales: mesas, sillas y otro mobiliario. El cese de la actividad se atisba largo. Muy largo. “A ver cómo nos encontramos esto dentro de un mes o más”, advierte uno de los empleados.

Tras el almuerzo, la ciudad se queda totalmente desierta. Sólo la ribera del río y ciertas cafeterías se mantienen abiertas. De nuevo, los turistas ocupan sus veladores, aprovechando el sol que salió a media mañana y el tiempo de esta primavera que, sin llegar, parece ya haberse acabado.

Verja de la Puerta del Príncipe de la Catedral, cerrada a las visitas.
Verja de la Puerta del Príncipe de la Catedral, cerrada a las visitas. / Juan Carlos Vázquez

Los periodistas y cámaras de televisión son también algunos de los pocos profesionales que están este sábado en la calle. Hacen directos en plazas y avenidas. El vacío es noticia en la ciudad de las bullas.

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