Julio Cortés, tras más de 100 días ingresado en el Hospital Militar: "Lo que hacen allí por ti, no tiene nombre"
Coronavirus
Este vecino de Arahal ha recibido el alta tras más de tres meses hospitalizados en los que se ha convertido en el paciente con más tiempo de ingreso en el centro
Ni siquiera le dio tiempo a pensar en lo que podía pasar antes de entrar en la UCI, pero durante los más de dos meses que estuvo peleando por sobrevivir Julio Cortés soñó la muerte de varios de sus familiares más allegados. "Fruto de la medicación", aclara. Hoy, diez días después de abandonar el hospital en el que se ha pasado más de 100 días, este vecino de Arahal, frenado por la emoción, recuerda cómo ha sido su paso desde que ingresó el pasado 2 de febrero en la UCI del Hospital Militar y cómo fue su despertar 67 días después, pero con unas secuelas que no le permiten andar "más de cinco metros".
Julio, administrativo del centro de salud de Arahal recién jubilado de 64 años, se ha convertido en el paciente que más tiempo ha estado hospitalizado en el Hospital Militar desde que el pasado 1 de febrero reabriera sus puertas rebautizado como Hospital de Emergencia Covid-19. Concretamente, su ingreso se produjo un día después, directamente en la UCI. Lo más difícil ahora es asumir que está en peores condiciones que cuando entró, y pensar que no puede "andar más de cinco metros" sin desaturar oxígeno, que tiene "los pulmones afectados" y otras secuelas a las que debe adaptarse.
Eso sí, Julio tiene la certeza de que el mejor aprendizaje es que "hay que vivir la vida de otra manera, con menos preocupaciones", y, sobre todo, la importancia de la vacunas. "Yo estoy deseando que me toque. Lo que se pasa cuando el virus te da tan fuerte es algo que no quiere uno volver a repetir bajo ningún concepto. Volver otra vez allí, es algo que no entra en mis cálculos y sólo con las vacunas podemos evitar eso", ha asegurado.
Hubo momentos críticos en su periplo por el hospital, donde tuvo que ser intubado hasta en tres ocasiones, cuando todo parecía complicarse. "Los primeros dos meses prácticamente quedan en el olvido porque la mayor parte estuve sedado. Me tuvieron que reintubar por dos veces porque tras quitarme la cánula y cerrarme la traqueotomía, recaí y vuelta otra vez a empezar", destaca el paciente.
Sin embargo, de todo eso salió y ya está en casa, insiste, gracias al trabajo y dedicación de los profesionales. "No puede caer en el olvido lo bien que se han portado conmigo. Mejor, es imposible y a ellos les debo la vida. De la manera que te hablan, el cómo hacen que te sientas a gusto, el aliviar al enfermo y sus familiares. No tiene nombre. Son grandes profesionales y bellísimas personas", destaca Julio, que dice tener pendiente agradecer por escrito esta dedicación en las hojas de sugerencias del centro.
Julio señala que fue tras acudir al centro de salud de Arahal a realizarse una PCR junto a su mujer y su hija tras presentar síntomas, el médico de guardia le indicó que se tenía que marchar "directamente al hospital". En un primer momento fue trasladado al Hospital de Valme y de allí derivado al Hospital de Emergencia Covid. "Lo último que recuerdo fue estar esperando para entrar en consulta y partir de ahí no recuerdo nada más hasta dos meses después cuando empecé a recuperar la conciencia", destaca.
El cómo se pudo contagiar es una incógnita. "Lo hemos hablado en muchas ocasiones y es algo que no se comprende. Yo no salía prácticamente de casa. Sólo voy los viernes a un grupo de teatro, pero ni nos relacionamos unos con otros ni nos quitamos las mascarillas. Por mis hijos tampoco pudo ser porque ellos dieron positivo más tarde y puede ser que yo se lo contagiara a ellos y no ellos a mí y mi mujer, siempre al lado mía, dio negativo", indica.
De ese momento crítico han pasado más de tres meses, o lo que es lo mismo 105 días, por lo que al salir del hospital a Julio lo que más le apetecía era volver a casa. Sus primeros deseos tras el alta médica que recibió el pasado día 18 entre los aplausos de todos los médicos y personal que le han acompañado en este tiempo, eran estar en su pueblo y poder disfrutar de su familia y sus amigos. "Eso es lo fundamental, pero también tenía ganas de volver a saborear la comida. Allí me han cuidado mucho, pero mí mujer me cuida más", bromea Julio.
El personal sanitario al completo que ha acompañado a Julio en los diferentes momentos de su estancia en el Hospital Militar, trasladan su alegría porque haya salido adelante y coinciden en "lo duro" que ha sido todo el proceso.
La médica responsable del equipo de internistas de la cuarta planta del hospital, donde pasan los pacientes una vez negativizan la enfermedad, Reyes Aparicio, especifica que la evolución de Julio ha sido "muy lenta" por la "elevada insuficiencia respiratoria con la que llegó" y la pérdida motora, pero al mismo tiempo "muy favorable".
"Fue un caso muy peculiar porque el miedo que suelen manifestar todos los enfermos cuando salen de la UCI tras largas estancias, en su caso llegó al punto de tener pánico a sentarse en el sillón y eso complicó los primeros días de su recuperación", sostiene.
La doctora destaca la particularidad de esta planta de hospitalización de convalecencia, como asegura ellos mismos la llaman, pionera en los centros sanitarios de la provincia, donde llegan los pacientes tras largas estancias en UCI y son atendidos por un equipo multidisciplinar con fisioterapeutas, médicos, enfermeros, neumólogos y el equipo de rehabilitación al completo, además de la implicación familiar. "La de Julio ha sido esencial en su recuperación. Las familias en esta planta no sólo son importantes por el apoyo emocional, sino que, realmente, forman parte de nuestro equipo asistencial", apunta la facultativa
Mari Paz Rivas, una de las enfermeras que coincidió con Julio en la UCI, pero también después en planta, asegura que "fue una alegría grandísima" verlo recuperarse fuera de la unidad de críticos "después de todo lo que pasó en la UCI". Como la doctora Aparicio, destaca el miedo con el que llegó el paciente "porque es en planta donde toman conciencia y se enfrentan a la realidad".
Una lucha titánica contra el virus que ahora le obligará a pasar por un proceso de rehabilitación hasta completar su recuperación que ya empezó durante su estancia en el hospital. Álvaro Romero forma parte del equipo de fisioterapeutas que ha atendido a Julio en sus más de cien días ingreso. "Prácticamente fue tratado con fisioterapia respiratoria durante toda su estancia en UCI y ya en una última etapa le incluimos la fisioterapia motora", apunta.
El profesional destaca el rol del fisioterapeuta en el proceso del destete ventilatorio o Weaning en pacientes Covid como Julio en el manejo de la vía aérea tras una traqueotomía "con la idea restaurar la función pulmonar, de prevenir y tratar la debilidad muscular o la movilización precoz" y los objetivos de "aumentar la supervivencia, disminuir la estancia hospitalaria, mejorar la sintomatología asociada, prevenir las complicaciones de la ventilación mecánica o mejorar la calidad de vida y la capacidad pulmonar", añade.
"El caso de Julio es esos de los que marcan. Le hemos cogido un cariño muy especial, quizás por ser de los primeros en llegar, y nos ha dado mucha alegría que se haya ido a casa porque, por complicaciones de su cuadro clínico, hubo que dar muchos pasos atrás. Para mí es un ejemplo a seguir, un luchador nato, con el que se ha hecho un gran trabajo", destaca el profesional.
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