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Comedores y economatos de Sevilla reciben el triple de personas que necesitan ayuda

Coronavirus en Sevilla | Los efectos sociales de la segunda ola de la pandemia

Aparte de alimento, la orden de San Juan de Dios y la orden de Malta han puesto en marcha iniciativas de empleo para lograr la inserción laboral de las familias y usuarios que les llegan

Un vigilante toma la temperatura a un usuario del comedor y centro social de la Orden de San Juan de Dios, junto a las setas, mientras otros esperan. / Juan Carlos Vázquez

La segunda ola de la pandemia está golpeando con más fuerza en Sevilla. Hay familias que se han visto de la noche a la mañana sin ingresos por un despido, por el cierre de su negocio o porque el trabajo no se ha perdido pero o cobran mucho menos con el ERTE o perciben salarios de 400 o 500 euros que dan para bien poco. De la normalidad han pasado de golpe a la necesidad de pedir ayuda.

En San Juan de Dios ya tienen todo preparado para el primer taller de inserción laboral con la colaboración de la empresa de recambios Jiménez Maña

Lo han confirmado a este periódico los responsables de comedores sociales y economatos de la ciudad, algunos de los cuales han visto triplicarse la cifra de personas que demandan a diario comida caliente, con lo que reclaman donaciones para responder a esta creciente necesidad. Aparte de alimento, la orden de San Juan de Dios y la orden de Malta han puesto en marcha iniciativas de empleo para lograr la inserción laboral de las familias y usuarios que les llegan demandando ayuda. Estas organizaciones, y las entidades públicas y privadas que financian iniciativas de este tipo, son conscientes de que ayudar a buscar un empleo es la mejor forma de ofrecer soluciones eficaces para evitar cronificar la pobreza.

Junto a las setas de la Encarnación, que costaron más de 100 millones de euros, impresiona una larguísima cola de personas vulnerables que esperan ser atendidas en el centro de Servicios Sociales de San Juan de Dios que es mucho más que un comedor: ofrece además duchas y atención social de todo tipo, en la calle Misericordia. Con el aumento del paro y el cierre del comedor del Pumarejo, se ha disparado la entrega de almuerzo caliente: reciben cada día 280 personas, muy por encima de las 90 que venían antes de la pandemia y las 170 que acudían en el primer confinamiento.

Ignacio Romero, director del comedor del centro de Servicios Sociales San Juan de Dios

"La mayoría son trabajadores precarios y desempleados en un 85% de los casos y el resto personas sin hogar. Tenemos muchos repartidores de comida en bici a domicilio a los que no les llegan los 400 o 500 euros que ganan al mes, y también mujeres de Centroamérica o Sudamérica que cuidaban a personas mayores y se han quedado en paro"

"La mayoría son trabajadores precarios y desempleados en un 85% de los casos y el resto son personas sin hogar. Tenemos muchos repartidores de comida en bici a domicilio a los que no les llegan los 400 o 500 euros que ganan al mes, y también mujeres de Centroamérica o Sudamérica que cuidaban a personas mayores y se han quedado en paro", relata su director Ignacio Romero. Han tenido que ampliar el horario de apertura para la calle y contratar a una tercera cocinera. Siguen ofreciendo duchas y entrevistas de atención social en el centro, que ha recibido más de 1.500 altas de usuarios en los últimos tres meses.

Colas de usuarios en el comedor social de San Juan de Dios. / Juan Carlos Vázquez

La avalancha de demanda de atención social para material escolar, pago de facturas (alquileres, luz, agua) y pañales para los hijos se nota en todos los centros de San Juan de Dios, explica Romero, que admite que todas las donaciones son bienvenidas a través de la web o directamente en el centro.

Empleo

En San Juan de Dios ya tienen todo preparado para el primer taller de inserción laboral con la colaboración de la empresa de recambios Jiménez Maña. Son varias sesiones con orientación sobre búsqueda de empleo y alfabetización digital para usuarios del centro con 45 a 55 años con alta motivación.

"Hay que apostar por iniciativas de inserción sociolaboral de las personas que acuden a nuestros centros sociales. Es difícil, pero es la única manera de darles un proyecto de vida. Las entidades que aportan financiación están apostando en sus convocatorias autonómicas y nacionales por esta inserción sociolaboral", comenta Ignacio Romero, director del comedor y responsable también de desarrollo solidario de la orden en todo el territorio que va de Madrid a Canarias.

Voluntarios y usuarios en el comedor de Triana. / Juan Carlos Vázquez

La Orden de Malta, que gestiona el comedor de San Juan de Acre en la calle Mendigorría, ante la urgencia de un empleo está preparando iniciativas de inserción laboral para las familias en apuros y los usuarios que atienden que quieran trabajar. "Hay muchas personas que quieren trabajar", recalca Miguel Enrile, delegado en Andalucía de la Orden de Malta. La orden ayuda también a unas 70 personas de la calle con desayunos y van a reforzar el reparto de ropa a este colectivo.

15.000 euros al año en fiambreras para repartir comida caliente

El comedor social San Juan de Acre que gestiona la Orden de Malta en la calle Mendigorría, en el casco antiguo Norte junto a Torneo, casi ha triplicado también el número de personas a las que dan comida a diario y también necesita más donativos para cubrir este aumento de la demanda, al igual que las hermanas del comedor de Triana, que alertaron la semana pasada de que están desbordadas.

Miguel Enrile, delegado en Andalucía de la orden de Malta (comedor San Juan de Acre)

"Han aumentado mucho las familias que nos piden ayuda porque han perdido el trabajo o porque no les llegan los ingresos para comida después de pagar la luz y el agua. Ahora atendemos a 44 familias que suman 176 personas más"

Al comedor social San Juan de Acre acuden a diario unas 300 personas que reciben, gracias a los voluntarios, comida caliente en envases y, además, atienden las necesidades de medio centenar de familias que llevaban una vida normal hasta que se han visto sin ingresos y, al tener hijos menores, no pueden ir con ellos a pedir comida. "Han aumentado mucho las familias que nos piden ayuda porque han perdido el trabajo o porque no les llegan los ingresos para comida después de pagar la luz y el agua. Ahora atendemos a 44 familias que suman 176 personas más a las que damos una vez a la semana alimentos perecederos (frutas, verduras, carne....) y esenciales (potitos, pañales, gel, limpiasuelos) y una vez al mes artículos no perecederos", relata Enrile.

Usuarios en el exterior del comedor de la orden de Malta, en Mendigorría. / Juan Carlos Muñoz

Al igual que sucede en el comedor de Triana, al no poder dar de comer dentro se ha disparado el gasto en envases de plástico y bolsas de papel donde entregan la comida caliente. La Orden de Malta entrega al día 500 fiambreras y 300 bolsas de papel. Sólo las fiambreras suponen un gasto anual de 15.000 euros. Por eso la orden de Malta va a lanzar una campaña para pedir donaciones. Lo mismo han hecho las hermanas del comedor de Triana.

"El año que viene puede ser duro. Esa es la razón por la que la próxima semana vamos a sacar una plataforma para recaudar dinero. Hasta ahora la sociedad sevillana y andaluza está colaborando mucho y tengo que agradecer que nos sigan llegando artículos y donaciones", cuenta Enrile, quien recalca que mientras puedan van a seguir dando de comer a todo el que llegue a su puerta. Los usuarios vienen derivados, sobre todo, de Cáritas, de Cruz Roja y del Ayuntamiento de Sevilla, y disponen de una trabajadora social que hace el seguimiento.

"Estamos teniendo una demanda similar a la crisis del 2003"

En el economato de las Hermandades del Casco Antiguo de Sevilla, en la calle Narciso Bonaplata del barrio de San Vicente, la demanda de familias está superando la que se dio en la primera ola de la pandemia del coronavirus, y el perfil social del demandante ha variado: no pocos llegan porque han tenido que cerrar su negocio (bar o comercio) o se han quedado en paro. En la calle sorprenden al viandante largas colas de personas esperando a entrar en este local. Manuel Rodríguez González, secretario de la Fundación B.A. que gestiona este economato, explica que las colas se deben a que las instalaciones son reducidas y se admite el acceso con aforo limitado para prevenir contagios y cumplir las exigencias sanitarias por el covid-19.

Manuel Rodríguez González, secretario de la Fundación B.A. que gestiona el Economato de las Hermandades del Casco Antiguo

"Estamos teniendo una demanda muy superior a lo normal comparado con los primeros meses del año y muy similar a la crisis económica del año 2003. A nuestro economato llegan las familias que envían las hermandades"

La media de familias que atienden al mes es de 780, mucho más de las 550 a 600 que recibían en años anteriores, y aclara que la limitación económica de las hermandades, que son las que dan el carné para comprar aquí, impide llegar a más familias. "Estamos teniendo una demanda muy superior a lo normal comparado con los primeros meses del año y muy similar a la crisis económica del año 2003. A nuestro economato llegan las familias que envían las hermandades, que se han volcado en la acción social y de caridad pero no pueden canalizar toda la demanda que les llega por su limitación económica", señala Manuel.

Usuarios en el exterior de San Juan de Dios / Juan Carlos Vázquez

En este economato el precio de los artículos está al 25% de su costo gracias a que las hermandades pagan el 75% restante. La organización social llega a diario a las familias gracias al trabajo incesante de los voluntarios. "Me gustaría resaltar la labor del voluntariado, sin la que este economato no podría funcionar. Los voluntarios están manteniendo un comportamiento ejemplar en la atención de las familias que llegan y en la desinfección con ozono a diario de las instalaciones a pesar del riesgo de contagios que hay. Tenemos entre esos voluntarios algunos hermanos mayores que vienen cada día", relata Manuel.

La Fundación Banco de Alimentos de Sevilla se ha lanzado también a una nueva campaña de recogida de alimentos porque, en estos momentos, atiende las necesidades básicas alimentarias de 48.637 personas, a través de 291 entidades colaboradoras repartidas por toda la provincia y las necesidades siguen creciendo. La Gran Recogida de Alimentos que anualmente organiza junto con la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL) tendrá lugar desde el 16 al 22 de noviembre en toda España. Ante la imposibilidad de realizar la campaña en supermercados y grandes superficies de la forma habitual, los ciudadanos podrán donar económicamente la cantidad que deseen al pasar por caja de su tienda, añadiéndose al resguardo de su compra, y podrán hacer donaciones en la web www.granrecogidadealimentos.org.

La vida se ha hecho más complicada aún con esta pandemia que parece no tener fin.

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