Del ocio a la necesidad. La reconversión de los pisos turísticos de Sevilla en la pandemia
El empresario Rafael Carrrión ha albergado gratuitamente durante el estado de alarma a personal sanitario del Hospital Macarena en sus apartamentos
Son profesionales que venían de otras provincias o querían evitar contagios en sus hogares
Una reconversión en plena crisis. Los apartamentos turísticos han generado un largo y polémico debate los últimos años, cuando esta actividad tomó las calles de Sevilla y fue despoblando numerosos barrios de vecinos autóctonos, que fueron sustituidos por visitantes ocasionales. Este gremio no se libra de la incertidumbre que sufren actualmente hoteleros, agencias de viajes y empresas vinculadas al sector, aunque ya hay ejemplos de quienes, ante la falta de clientes, han dado un paso adelante para demostrar que, además de constituir una actividad económica, cumplen también una importante función social.
Es el caso de Rafael Carrión, que desde que se decretó el estado de alarma ha albergado gratuitamente a unas 30 personas del ámbito sanitario en sus siete apartamentos turísticos situados en la Plaza de San Gil y que llevan el nombre de Rey de Sevilla. Fue una iniciativa que surgió en el momento más delicado de la pandemia, cuando las cifras escalaban y quedaban aún bastante semanas de angustia para doblegar la trágica curva.
La ciudad se había quedado vacía de turistas. Estos apartamentos, también. No había nadie que los ocupase. Ante esta falta de actividad y al comprobar que la crisis sanitaria empeoraba, Carrión decidió prestar una asistencia social con este bloque de viviendas. Para ello, pensó en la cercanía de los inmuebles con el Hospital Virgen Macarena. Apostó por alojar, de forma altruista, a los profesionales que trabajan allí y necesitan techo y cama por diferentes razones durante la pandemia.
"Algunos habían venido a Sevilla para reforzar el servicio sanitario. Eran trabajadores puntuales. Pero otros llevaban bastante tiempo desarrollando esta labor en el Macarena y, al ser personal de riesgo, no querían vivir durante estas semanas con sus familias, por temor a contagiarlas", explica este empresario. Así fue cómo se les ofreció este alojamiento gratuito que han usado cerca de 30 personas, algunas de la cuales aún siguen viviendo allí, como es el caso de dos enfermeras.
Protocolo de protección e higiene
Para prestar este servicio, se estableció un protocolo de protección e higiene. El cambio de inquilino en los apartamentos se realizaba cuando pasaban 48 horas desde que uno de los usuarios lo abandonaba y entraba otro. Durante este tiempo se desinfectaban todas las habitaciones y accesorios, como sábanas y toallas.
Pero no sólo se ha atendido al personal sanitario, sino también a trabajadores desplazados a Sevilla -con autorización previa- para desempeñar alguna función y que no encontraban alojamiento en hoteles. "A ellos sí les he cobrado, pero una tarifa mucho más reducida que la que se aplica en esta época del año, que es temporada alta en la ciudad", afirma Carrión, quien recuerda que "una vez me sacaron de la cama a la una de la madrugada porque a una persona le habían reservado una habitación en un hotel y cuando llegó estaba cerrado, no le habían enviado ningún aviso".
Es la actividad que, por lo pronto, registran estos apartamentos turísticos que hasta hace dos meses estaban llenos de turistas cuando llegaban los fines de semana. Una situación que tardará tiempo en repetirse, al menos hasta que los desplazamientos interprovinciales se permitan y puedan reservarlos visitantes nacionales. Carrión confía en que este este tipo de negocios sean los primeros en recuperarse, ya que los costes laborales que acarrean no resultan tan elevados como los de un hotel. "En circunstancias normales, aquí trabajan dos camareras de piso durante varias horas al día, mientras que un hotel requiere de una atención constante por la multitud de servicios que ofrece y, por tanto, mucho más personal", explica el empresario.
Condiciones más duras para los hoteles
Carrión habla con conocimiento de causa, pues también es propietario de un hotel, La Alcoba del Rey de Sevilla, situado en la calle Bécquer (muy cerca de la Basílica de la Macarena). Se trata de un hotel con encanto, donde el diseño de las habitaciones y la decoración está muy cuidada, de ahí que las labores de desinfección para su apertura resulten más complicadas. Este establecimiento cuenta con 15 habitaciones. El 53% de sus clientes son extranjeros, unos visitantes que tardarán mucho tiempo en regresar, pues cuando se viaja lo que se busca, principalmente, es "seguridad". "Con las condiciones actuales muy pocos hoteleros van a reabrir sus negocios, pues no empezarán a ser rentables hasta que se permita el desplazamiento entre provincias", asevera el empresario.
A ello añade otro factor: el temor que aún tiene la población a pernoctar fuera de su casa. "Es evidente que, cuando se permitan los viajes fuera de las provincias, los primeros en salir serán los más jóvenes, que por su situación económica llenarán los apartamentos y los hostels", detalla Carrión, quien confía en que la situación comience a remontar para todos los negocios después del verano, con el inicio de una nueva temporada.
Temas relacionados
2 Comentarios