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El convento de Santa María de Jesús cumple 500 años

El cenobio de religiosa clarisas de la calle Águilas fue fundado a principios del siglo XVI por un primo de Isabel la Católica.

Será una buena ocasión para mostrar sus tesoros y restaurar parte de su patrimonio.

Un hombre contempla la imagen de San Pancracio que se venera en la iglesia del convento de Santa María de Jesús. / Antonio Pizarro

El convento de Santa María de Jesús es un remanso de paz y espiritualidad en medio del caos circulatorio de la calle Águilas. Muchos sevillanos, y también turistas, contemplan los muchos tesoros que cobija su iglesia: retablos, pinturas murales, esculturas... El Santísimo, como cada mañana, se expone en el presbiterio. Un grupo de religiosas lo adoran tras la reja. Unos metros más allá, en el acceso del obrador, algunas personas compran sus deliciosos dulces, cuya venta supone la principal fuente de ingresos del convento. En la misma puerta, las monjas reparten comida. "A veces también tienen hambre de ser escuchados, de ser comprendidos. Nosotras lo hacemos y se marchan un poco más reconfortados", explica sor María José.

Al convento de Santa María de Jesús se trasladaron las monjas que tuvieron que abandonar el monasterio de Santa Clara tras su clausura. Sólo vive una de ellas. Este convento, de unas dimensiones moderadas, no presenta graves problemas de conservación, como ocurre en otros cenobios de Sevilla, como San Leandro, Santa Inés o Madre de Dios, cuya iglesia se clausuró hace unos años y está pendiente de rehabilitación. La fundación del convento data del siglo XVI a instancias de un primo de la reina Isabel la Católica: Don Álvaro de Portugal. Adquirió unas casa en la collación de San Esteban y en 1520 ya se encontraba en funcionamiento tras ocuparlo unas monjas llegadas del convento de Santa Isabel de los Ángeles de Córdoba.

Sala en la que las monjas clarisas tienen importantes obras de arte. / Antonio Pizarro

El año próximo el convento de Santa María de Jesús cumple 500 años. Una efemérides que la comunidad quiere celebrar con gran solemnidad. Para ello, han solicitado a la Santa Sede la celebración de un año jubilar. "No tenemos constancia de que en Sevilla lo haya hecho otro convento, sí en Badajoz", señala la madre Lucía. Este jubileo abarcaría el año entero, abriéndose el 1 de enero con la festividad de la Madre de Dios.

La comunidad también estudia realizar otra serie de actos, como ciclos de conferencias sobre la vida contemplativa.

Imagen de Nazareno atribuida a Juan de Mesa. / Antonio Pizarro

Para ello, cuentan con la ayuda de personas como Joaquín Egea, presidente de Adepa, quien las ha animado a mostrar al público el excelente museo que tiene el convento en una de sus dependencias. "Es extraordinario. Tienen obras de Duque Cornejo, Montañés... es muy interesante y habría que buscar la manera de que se pudieran organizar visitas sin que afectaran a la vida de la comunidad. Así obtendrían algunos ingresos para sus necesidades y para las obras que tienen que hacer", explica Egea. La primera intención es ir con algún especialista para que catalogue todas las obras que atesora la comunidad, muchas de ellas llegadas desde otros conventos de clarisas que cerraron sus puertas.

Uno de los retablos laterales protegidos por una estructura que dificulta su visión. / Antonio Pizarro

Las religiosas reciben ayudas de muchas hermandades, gracias a las cuales han podido rehabilitar una galería. Recientemente han realizado obras en los dormitorios, aunque aún les queda una parte. Egea insiste que sería muy bueno que el convento se pudiera incluir en una visita conjunta con la Casa de Pilatos y la iglesia de San Esteban: "El templo conventual es una auténtica joya, con un retablo excelente de Cristóbal de Guadix y esculturas de Pedro Roldán y la Roldana. También hay obras de Juan de Oviedo, Juan de Mesa, pinturas que podrían ser de Lucas Valdés, cerámica de Valladares, un magnífico artesonado...".

Imagen de Cristo de la Humildad que se conserva en una de las salas del convento. / Antonio Pizarro

Aunque la iglesia se encuentra en buen estado de conservación sí que sería conveniente afrontar algunas mejoras en el futuro. Los excelentes altares laterales, que cobijan tallas de gran valor, están protegidos por unas toscas vidrieras que dificultan la contemplación. Fueron colocadas tras varios robos. Ahora se plantea sustituirlas por un sistema que haga más visibles las obras de arte. También es necesario restaurar las pinturas murales del presbiterio y el artesonado, para devolverle sus colores originales.

Vista del ático del retablo, el magnífico artesonado y las pinturas murales del presbiterio. / Antonio Pizarro

Para colaborar, la Orden de San Clemente dedicará este año su iniciativa Lugares de Paz y Oración a Santa María de Jesús, editando una carpetas con pinturas de Lola Montero y textos de Gloria Centeno.

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