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Madre de Dios: la huella de Hernán Cortés y un rico patrimonio

El cenobio está fuertemente vinculado a la figura del conquistador de México, de cuya gesta se cumplen 500 años en 2021, una fecha para resaltar la importancia de este cenobio

La fantástica iglesia del convento de Madre de Dios de la Piedad. / Juan Carlos Muñoz

El lugar de enterramiento de la mujer y las hijas de Hernán Cortés, la hija de Murillo o tres bisnietas de Colón, y un convento que atesora un gran patrimonio histórico y artístico. La restauración de la iglesia de Madre de Dios, cuya segunda fase ya está en marcha, deber servir de aldabonazo para resaltar y poner en lugar que se merece tanto la historia del edifico y la comunidad de religiosas dominicas que lo habitan, así como todos los tesoros que encierra. Para ello será fundamental que cuando la rehabilitación finalice, en torno al próximo mes de julio, el templo cuente con una moderna, eficiente y cuidada iluminación que resalte todos los detalles, como su artesonado mudéjar, uno de los mejores de la ciudad.

El próximo año, concretamente el 13 de agosto, se cumplirán 500 años de la Conquista de México, una efemérides importante en la historia de España que debe servir para resaltar la gran vinculación de Madre de Dios con Hernán Cortés. Su mujer, Juana de Zúñiga, y sus hijas Catalina y Juana (que fue priora) descansan en el cenobio de la calle San José. “Madre de Dios es una especie de panteón de la familia Cortés, que está enterrado en México medio escondido”, señala Joaquín Egea, presidente de Adepa.

Los restos del conquistador se encuentran en una hornacina realizada en una de la paredes de la iglesia de Jesús Nazareno, en el centro histórico de la Ciudad de México. Egea considera que si allí no es valorado lo suficiente, la restauración de Madre de Dios es una magnífica ocasión para que España lo reclame: “Sería fundamental que fuera trasladado a la iglesia restaurada. Hernán Cortés es una de las grandes figuras de la epopeya militar. Conquistó un imperio con muy pocos medios”, indica Egea. Aunque Cortés falleció en Sevilla, sus restos mortales se enviaron a México, como era su deseo.

La zona conocida como el Palazuelo, donde se alojaba Isabel la Católica, se va a rehabilitar. / Belén Vargas

El convento de Madre de Dios fue fundado en el año 1496, según la tesis de Carmen y José Antonio Calderón, personas que más y mejor lo han estudiado. La propia reina Isabel la Católica, que se alojó en el cenobio, contribuyó a su creación con la cesión de una serie de casas incautadas a los judíos. La ayuda de fray Diego de Deza también fue fundamental. El empeño de la viuda de Cortés resultó vital para levantar, por ejemplo, todo el presbiterio y el retablo mayor, que se le encarga a Jerónimo Hernández.

Sepulcro de la mujer de Hernán Cortés. / D. S.

En la construcción también interviene una de las mayores figuras del siglo XVI, Juan de Oviedo, autor del magnífico relieve en piedra de la Virgen del Rosario entregando el rosario a Santo Domingo que hay sobre el dintel de la puerta de entrada. Oviedo, junto a otro importante artista como Miguel Adán, realiza las estatuas yacentes de la capilla mayor. Las dos estatuas orantes que Diego de Pesquera realizó para los nichos se encuentran actualmente en el monasterio de la Cartuja.

Estatuas orantes de la mujer e hija de Hernán Cortés actualmente en el monasterio de la Cartuja. / D. S.

El cambio en los gustos hizo que a principios del XVI se sustituyera el primitivo retablo mayor por un nuevo barroco obra de Francisco de Barahona. Las magníficas esculturas de Jerónimo Hernández se encuentran hoy dispersas en distintas estancias del convento. Además de los artistas ya mencionados, Madre de Dios conserva obras muy importantes de Lorenzo Mercadante de Bretaña, Villegas y Marmolejo, Pedro de Campaña, Juan del Castillo o Virgilio Mattoni, entre otros.

Imágenes del calvario del retablo mayor. / José Ángel García

La Revolución de 1868, nefasta para el patrimonio de Sevilla, hizo que la comunidad fuera expulsada y el edificio entrara en declive. Posteriormente, las dominicas consiguen regresar, pero el convento había quedado reducido a un tercio de su tamaño ya que por mediación del médico Federico Rubio, que pretendía convertir el monasterio en un mercado, gran parte de su superficie se destinó a la nueva facultad de Medicina, actual Cicus en la calle Madre de Dios.

Para que Madre de Dios luzca en todo su esplendor tras la restauración actual, ya se trabaja en dotar a la iglesia de una nueva iluminación. La semana pasada estuvo visitando el cenobio Antonio Pascual, miembro del patronato de la Fundación Endesa y presidente de Endesa Generación. “Es fundamental que se pueda iluminar bien el magnífico artesonado mudéjar, el presbiterio y altar mayor o el coro. Estamos viendo en ello actualmente. Sabemos que Endesa va a poner todo su empeño en que así sea. Así se lo agradecemos a Antonio Pascual que sabemos que lo va a intentar”, comenta Joaquín Egea.

Pintura del Santo Entierro. / José Ángel García

Sería el broche de oro a la tan esperada restauración y en un año muy especial.

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